Hombres y mujeres están llamados a entenderse dentro de un mundo globalizado igual para todos. Dado que no puede haber dos mundos por separado, uno para mujeres y otro para hombres, va a ser de todo punto necesario aprender a convivir, sabiendo conjugar las cualidades de ambos sexos, como sucede en las buenas familias, donde la rectitud del padre tiene que estar atemperada por el afecto de la madre. El padre está ahí para animar al hijo a asumir el riesgo de escalar la montaña, mientras la madre no dejará de advertirle afectuosamente a cada paso que tiene que tener cuidado de no tropezar y hacerse daño. La virilidad del hombre y la feminidad de la mujer se necesitan mutuamente como contrapeso. Un mundo al que le falte el polo femenino, no dejará de ser un mundo desequilibrado y empobrecido, en cambio un mundo bipolarizado resulta, sin duda, mucho más acogedor y sobre todo más equitativo, teniendo en cuenta que la mitad de las personas que lo habitan son mujeres y ellas tienen el mismo derecho a gobernarle porque también les pertenece
Si esto es así ¿por qué el Universo ha de aparecer siempre sostenido por los forzudos brazos de un hombre y nunca animado por el soplo mágico de una mujer? Dando por cierto que existen fuerzas ocultas interesadas en que el mundo siga siendo lo que siempre ha sido, conviene decir no obstante, que alguna culpa de lo que está pasando también lo tienen aquellas mujeres transgresoras de la feminidad, que intoxicadas por la ideología de género están creando problemas a la mujer, al identificar lo viril con valioso y la feminidad con lo débil e inferior, conformándose tan solo por llegar a convertirse en esa superwoman importándoles muy poco o nada, si el mundo en que viven está masculinizado o no, porque su obsesión es el éxito personal, es triunfar en la vida a cualquier precio como si esto lo fuera todo.
A lo
largo de los tiempos la mujer ha venido demostrando que es capaz de todo y que
puede sorprendernos en cualquier momento, pues en su alma anidan secretos
profundos, como queda reflejado en este poema anónimo, que pone de manifiesto
la fuerza de su interioridad. “Nada más
contradictorio que ser mujer...Mujer que piensa con el corazón, actúa por la
emoción y vence por el amor...Que vive un millón de emociones en un sólo día, y
transmite cada una de ellas con una sola mirada...Que vive buscando la
perfección, que vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos
a quienes ama...Que hospeda en el vientre otras almas, las da a luz
y después queda ciega, delante de la belleza de los hijos que
engendró...Que da las alas y enseña a volar,
pero no quiere ver partir a los pájaros, aun sabiendo que no le
pertenecen. Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba
más esos detalles. Que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los
dolores que siente en el alma, sólo para que nadie lo note...Y aún tiene
fuerzas, para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro...¡Feliz
del hombre que tan solo por un día sepa entender el alma de la mujer!”. Ese
mundo mejor del que tanto se habla y que todos anhelamos, seguirá siendo una
promesa mientras mantengamos viva la esperanza en el poder de la feminidad y en
el hechizo de la inocencia de los niños.
Lo peor
que podía sucedernos es que la mujer perdiera su identidad y la viéramos
convertida en un sujeto masculinizado, que en nombre de una libertad mal
entendida se conformara con poder imitar
aquellos comportamientos denigrantes que la están poniendo a la altura de unos seres
humanos degradados. Da vergüenza escuchar de boca de feministas radicales, que
entre las aspiraciones de las mujeres de hoy están las de poder emborracharse y
volver a casa a las horas que les apetezca, hacer sus necesidades en medio de
la calle, o en los portales que les pillen a mano, eructar donde y cuando les
apetezca, proferir blasfemias y tacos al más puro estilo chocarrero, olvidarse
del más elemental decoro para dar rienda suelta a cualquier tipo de grosería y
chabacanada. Si esto lo hacen los hombres, apostillan ¿Porque no van a poder hacerlo las mujeres? Si existen
en nuestra sociedad jóvenes
gamberros ¿ por que no jóvenes gamberras? No se dan cuenta que en cuestión de
formas y maneras y por lo que se refiere a dignidad, recato,
compostura, urbanidad y buenos modales, las
mujeres han estado siempre tres o cuatro escalones por encima de los hombres y
de ello eran conscientes los caballeros quienes rendidos se inclinaban ante las
damas quitándose el sombrero.