2021-09-24

24.-La sinrazón de la ideología de género

 

  




 Las huelgas internacionales de la mujer ponen de manifiesto que a medida que va pasando el tiempo la ideología feminazi va ganando terreno y hasta  la derecha acomplejada va rindiéndose a sus encantos o cuando menos no ofrece la resistencia que fuera de desear por aquello de lo políticamente correcto. El peligro que se cierne sobre nuestra sociedad es evidente y es hora ya de ir  desenmascarado los embustes de esta absurda bufonada. Lo califico así porque no deja de ser un disparate descomunal defender que las diferencias entre el hombre y la mujer no tienen su origen en la naturaleza, sino que son producto de la cultura, de los hábitos o costumbres y que todo depende de una cuestión personal. Sólo desde la más supina ignorancia se puede pensar así. 


Los recientes estudios neurofisiológicos nos ofrecen pruebas contundentes de la diferencia entre los sexos. Los análisis morfológicos llevados a cabo detectan ya desde el nacimiento diferencias orgánicas de musculatura, incluso estructuras cerebrales distintas tal como sostiene la famosa neurocientífica Sandra Witteson quien afirma sin ambages que el cerebro tiene sexo, ello hace que los hombres y mujeres nazcan ya con tendencias innatas , con inclinaciones y dotes naturales propias. Recientemente se acaba de descubrir que el componente cerebral responsable de la estimulación erótica es más sensible en el hombre que en la mujer. Desde el punto de vista anatómico cabe decir en general y sin entrar en más detalles que frente a la contextura flexible, delicada y blanda de la mujer , aparece la anatomía musculosa del hombre vigoroso y fuerte

Las diferencias genitales desde el punto de vista biológico y funcional vuelven a hablarnos de claras demarcaciones entre los sexos. No hace falta ser un cualificado ginecólogo para darse cuenta que los órganos masculinos y femeninos se complementan entre sí . Diríase que los unos están hechos para los otros, manifestándose una vez más el carácter de complementariedad entre ambos.

Los rasgos psicológicos del hombre y la mujer son también muy diferentes, nada más nacer, siendo ellos en definitiva los que explican muchos comportamientos, actitudes, formas de pensar y de sentir diferenciadosDesde siempre la psicología diferencial ha venido considerando a la mujer adornada de ciertas dotes y valores como pueden ser la paciencia , la abnegación, la ternura, la fina sensibilidad, mientras que al hombre le veía como un sujeto egocéntrico, independiente con capacidad de ejercer autoridad y mando. Las mujeres tradicionalmente han sido representadas por Venus y los hombres por Marte.

Todo esto y muchas cosas más suceden antes de que nadie les enseñe nada los niños y las niñas, ellos y ellas tienen sus preferencias lúdicas, y sus formas de entender la vida. Resulta oportuno traer aquí las palabras del escritor argentino Ernesto Sábato cuando dice : «Habrá siempre un hombre tal, que aunque su casa se derrumbe estará preocupado por el universo y habrá siempre una mujer tal, que aunque el mundo se derrumbe estará preocupada por su casa». En la diferencia de sensibilidades, no hay discusión posible.

.Por lo que respecta a las facultades superiores cabe decir que el entendimiento del hombre es calculador , frío y matemático en cambio el de la mujer se manifiesta en forma de presentimiento o intuición. La mujer para llegar a la comprensión de las cosas no necesita razonar , es como si se adelantara a la realidad de los acontecimientos y los viera antes de suceder, poseen una especie de radar capaz de captar objetos en medio de la oscuridad. En el campo de la afectividad las diferencias son, si cabe, aún más claras. En definitiva que hay sobradas razones para pensar que la diferencia entre los sexos es real, sin que con ello queramos decir que uno sea superior al otro. Simplemente son diferentes , son complementarios

Siendo las cosas así y no parece que puedan ser de otra manera, las consecuencias que se desprenden de ello son obligadas. No resulta difícil comprender que la familia necesita de un padre y de una madre, que el matrimonio necesita de un esposo y de una esposa, que la sociedad tiene necesidad de las aportaciones de los hombres y de las mujeres. ¡Qué mundo tan aburrido si los hombres fueran iguales que las mujeres! En una palabra que no tiene sentido pretender que las mujeres se conviertan en hombres y los hombres en mujeres. Si esto un día sucediera se rompería con equilibrio establecido por la propia naturaleza

Cuando se dice «que el hombre y la mujer no nacen sino que se hacen» no se está expresando una realidad lo que se está haciendo es defender los intereses a veces inconfesables de algunos colectivos minoritarios, aunque eso sí con mucha fuerza en nuestra sociedad, a los que no solamente se les respeta, sino que se les teme; porque su capacidad de influencia es enorme.

  Ha de quedar muy claro que estar  en contra de la ideología de género no quiere decir estar a favor de la discriminación de la mujer  en cualquiera de sus manifestaciones y para nada  impide defender  su igualdad en dignidad con respecto al hombre y sobre todo lo que ello significa  es ponerse de parte de todas aquellas mujeres que no quieren renunciar a su propia identidad negándose a sí mismas sino que quieren seguir siendo mujeres y no malas imitadores de hombre. Por igualdad bien entendida, esa que no desprestigia a la mujer, sino que la dignifica estamos todos.  Bienvenida sea la igualdad política, social, familiar, laboral, jurídica, empresarial, administrativa etc. que por derecho propio corresponde a la mujer. Bienvenida la igualdad de oportunidades , salarial, de derechos y deberes, bien están estas igualdades, pero sin que  ello implique la unificación de sexos sino su complementariedad. Hacer de la mujer un segundo varón es envilecerla. Menospreciar su legítima vocación a la maternidad, que es lo más excelso que posee el ser humano es un atentado contra su dignidad. Detrás de la cultura de genero o generismo,  se ocultan unas pretensiones oscuras que ponen en peligro la familia que siempre se ha visto como una institución necesaria que afecta esencialmente a la relación y convivencia social. La toxicidad de este tipo de ideología no deja de ser una amenaza para el género humano. No es extraño que muchas mujeres se sientan horrorizadas y piensen con Mª . Giovanna que la ideología de género es un suicidio para la mujer. Más aún la ideología de género, actualmente de moda, es la expresión de un cierto humanismo totalitario asociado a una oscura y siniestra interpretación de la sexualidad humana. Conviene reparar, eso sí,  que la ideología de genero no representa a todas las mujeres, sino solo a  las feminazis que son las que más gritan.

 

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