2024-01-06

212.- Pedro Sánchez, volvió a salirse con la suya




Mira que las ha hecho gordas este señor de la Moncloa y nunca pasó nada. En esta ocasión en cambio, parecía como que sus pretensiones rebasaban todos los límites imaginables, proponiéndose ir demasiado lejos y todo hacía pensar que alguien tenía que verse obligado a pararle los pies. Fue por eso, por lo que se comenzó a hablar, de que había llegado el momento en que el rey tenía que intervenir, ya que lo que intentaba hacer este ciudadano sin escrúpulos, era, poco menos, que dar un golpe de estado y ello naturalmente quedaba fuera de la Constitución, a la que el propio monarca está obligado, no solo a cumplir sino también a proteger. De aquí que se publicaran algunos artículos en el sentido de que esta vez sí que Felipe VI iba a tener que mojarse. En mucha gente comenzó a renacer la esperanza, hasta cierto punto lógica de que, para enderezar la situación, algo debiera hacer el Jefe del Estado, quien sin duda, era consciente, como nadie, de la gravedad del momento presente. Para salvar su dignidad personal, cuando menos, en sus manos siempre iba a estar la posibilidad de abdicar, en el caso de que no pudiera hacer otra cosa   

Se pensó en los jueces, incluso en los de Luxemburgo y hasta no pocos llegaron a creer que esta batalla era suya y que desde el principio la tenían ganada, porque el supuesto usurpador se había apropiado de una parcela que no le correspondía. El problema siempre ha estado en saber si los jueces son tan independientes como fuera de desear y hasta dónde estarían dispuestos a llegar.  En cuanto a las diversas plataformas de las fuerzas armadas e instituciones militares,  bien están las manifestaciones de su malestar por la amnistía,  considerada como una  traición a España,  e incluso no estaría mal que buscaran apoyo  en sus compañeros  y todos unidos tratar de disuadir  al “Amnistiador” , bien está todo esto, digo, pero debiera ir acompañado de algún gesto, aunque ello trajera consigo jugársela y exponerse a una sanción, si  preciso fuera, porque su deber prioritario es defender con honor a su patria, tal  como lo tienen jurado solemnemente.  Todo esto entraba dentro de la lógica y hasta cierto punto era presumible que fuera a suceder.  ¿Y el pueblo? qué podía esperarse del pueblo?  Pues también alguna esperanza había, no de un levantamiento popular, por supuesto; pero sí algún tipo de reacción, cuando menos por el agravio comparativo que supone el que a unos ciudadanos, por el hecho de ser políticos.  se les amnistiara de penas gravísimas, se les condonara la descomunal deuda de 15000 millones de euros, a costa, naturalmente, del contribuyente y se les tratara de forma diferente que al resto de los ciudadanos de a pie, después de habernos hecho creer que en democracia todos somos iguales ante la ley.

 Con respecto a los periodistas y partidos políticos mayoritarios con capacidad decisoria, como son el PSOE o el PP, poco cabía esperar, al ser ellos parte del problema y por fin de la Iglesia, sobre todo de la Iglesia Catalana, mejor no hablar.  El hecho es, que después de tanta expectativa en torno al desenlace final de este culebrón, del que se viene hablando y escribiendo desde el 23 de julio, al final, nada de nada, mucho ruido y pocas nueces, o como diría Cervantes: “Caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”. Todo lo que al día de hoy podemos decir, es que Pedro Sánchez ya es, legalmente, presidente de la nación, por mucho que se haya dicho  y escrito en contra de su  ilegítimo proceder.

Y a partir de ahora ¿qué? pues a seguir trabajando para que lo anormal aparezca ante la galería como lo más normal del mundo y a celebrar lo rubricado en el Parlamento, como un nuevo triunfo de la sacrosanta democracia. Seguramente dentro de unas semanas todo estará olvidado y ya nadie se preguntará qué preció tuvimos que pagar los españoles por esta ignominia y cuáles van a ser sus consecuencias.

 Como en otras ocasiones, el aparato del estado ha demostrado tener capacidad para desactivar los posibles frentes de oposición, poniendo en práctica los corta-fuegos a su alcance, incluso los intimidatorios y represivos. Se esfumaron todas nuestras expectativas de ver hacer las maletas al huésped de la Moncloa.  Ya solo nos queda confiar en Dios como única esperanza y también en ese puñado, que todavía queda, de patriotas, que hoy son pocos, pero que mañana pueden ser muchos más, porque en política nada es para siempre; por eso hay que seguir soñando en recuperar nuestra dignidad como pueblo y como nación. De este triste y deplorable acontecimiento, cuando menos, nos quedará el recuerdo de unos españoles y españolas valientes, que poniendo en riesgo su integridad física salieron a la calle a defender a su patria, nos quedará el buen ejemplo de esos españoles y españolas decentes, que desafiando la burla y mofa de los intolerantes e intransigentes, salieron de la sacristía para hacer pública su protesta, armados con un rosario entre las manos.   

2024-01-05

211 “Los niños víctimas inocentes de ayer y de hoy”

 





 

El 28 de diciembre se conmemora el día de los Santos Inocentes, que hemos convertido en un motivo más de jolgorio, para alegrar las fiestas navideñas con bromas e inocentadas que nos hacen reír, pero cuando uno repara en qué es lo que hay detrás de esta celebración, la cosa ya no tiene tanta gracia. Lo que en esta fecha se trata de conmemorar es el cruel infanticidio, perpetrado por Herodes, quién por miedo a perder su reino, sin reparo alguno, pasó a cuchillo a unos niñitos menores de dos años que pacíficamente dormían, jugaban o estaban en brazos de sus madres, quienes nada pudieron hacer para evitar la masacre. Espectáculo triste y desconsolador donde los haya y aterrorizados nos preguntamos hoy cómo pudo suceder semejante salvajada, sin reparar siquiera que, en nuestro mundo super civilizado de los Derechos Humanos, regulado democráticamente por seductoras leyes progresistas, ahora, en este mismo momento, miles de niñitos inocentes están muriendo de hambre o esos otros a quienes bruscamente se les despierta de su sueño feliz, para ser arrojados violentamente del seno materno. Niñitos inocentes dejarán de sonreír, ya no soñarán más y sus ojitos se cerrarán para siempre antes de haber conocido la luz, se habrán ido antes de experimentar a qué sabe una caricia materna. Todas las fechas del año se necesitarían y aun se quedarían cortas, para resaltar en rojo el día de estos niños sin rostro, que se fueron para siempre rebosantes de inocencia, antes de haber nacido.

 

Los niños no nacidos a causa del aborto consentido son la lacra de nuestra sociedad, que pasará a la historia como un monstruoso genocidio y que Monseñor Jesús Sanz Montes ha definido como una versión macabra de los Santos Inocentes. Yo no escribo este artículo para condenar a sus madres, no es esa mi intención. ¿Quién soy yo para juzgarlas? Diré más, se me antoja que ellas son también víctimas de una sociedad deshumanizada que las coloca entre la espada y la pared. ¿Qué madre estaría dispuesta a abortar si dispusiera de los medios suficientes para llevar su embarazo a feliz término? El aborto no es ninguna perita en dulce, sino una de las experiencias más tristes y traumáticas en la vida de una mujer. Lo es antes, en el momento de las angustiosas deliberaciones, donde confluyen sentimientos enfrentados, lo es durante, en que la paciente  tiene que someterse a una intervención dolorosa física y psíquicamente, pero sobre todo especialmente traumáticas son las secuelas de después, que la dejarán marcada para toda la vida, algo que tan  certeramente supo expresar  R. M. Rilke en estos  profundos versos: “Madres que no pueden cerrarse porque aquella tiniebla echada fuera con el parto, quiere volver y empujar para entrar.”

 

 Por si alguien pudiera pensar que todo esto es puro sentimentalismo, voy a descender al frío lenguaje de las estadísticas, que nos muestran a las claras que las madres que deciden abortar lo hacen porque se encuentran en situación desesperada, fruto de una cierta coerción social. El informe que nos ofrece la Organización Social Privada REDMADRE, que se dedica a ayudar a las mujeres embarazadas, asegura que el 80% decide continuar con su embarazo. Cuando ven un poco de luz en el túnel oscuro en que se encuentran. Un dato revelador es que 92,71% de mujeres embarazadas desistieron de abortar cuando recibieron el apoyo necesario y se cree que si el resto no lo hace es porque se siente coaccionada por su entorno y personas próximas.         

 

Preciso es saber cuáles son esos obstáculos que se interponen para que las mujeres puedan seguir con su embarazo: Los estudios nos revelan que pueden ser de diversa naturaleza. Unos son de tipo económico, se trata de embarazadas que viven en situación de extrema pobreza y carecen de todo recurso para hacerse cargo de esa situación. Otros impedimentos son de índole laboral; trátase de mujeres trabajadoras que se ven en la tesitura de ser despedidas si continúan con el embarazo, quedando en la calle en el más absoluto desamparo. Los hay por graves problemas de salud. Se puede dar incluso la presión por parte de los familiares más próximos que les obligan a abortar o también el caso contrario, un miedo reverencial a los padres, tanto que para que éstos no se enteren de su embarazo se ven obligadas a abortar. Los obstáculos a los que se enfrentan muchas mujeres embarazadas pueden ser muchos y variados, si bien ninguno de ellos resultaría inamovible, si contaran con la ayuda que a su debido tiempo se les puede dispensar. La pregunta ahora es. ¿Hay voluntad política de acabar con los abortos? ¿A quiénes apoyan los Estados, a los mercaderes de la muerte o a esas angustiadas embarazadas y a los niños que tienen derecho a nacer?

 Para no aburrir con cifras interminables, me limitaré a dar algunos datos y que cada cual, en conciencia, saque las conclusiones pertinentes.  La ONU niega al no nacido el derecho a la vida. En España de cada 10 euros del dinero público 9 se destinan a pagar abortos y 1 solo a ayudar a salir adelante a las mujeres embarazadas. A quienes acuden a las clínicas abortivas no se les informa debidamente de lo que supone un aborto, ni de sus funestas consecuencias, ni de sus posibles soluciones. Ante semejante situación, se me ocurre decir a quienes tienen la facultad de decidir sobre este trascendental asunto, que si ellos  no son capaces de encontrar una alternativa más justa y humana al aborto, al menos que no entorpezcan la labor de quienes han dado con la solución y se les permita trabajar con toda libertad, pues las noticias que nos llegan son francamente desalentadoras al respecto. La ley castigará penalmente a quienes se acerquen a las clínicas abortivas a rezar el rosario y  ofrezcan ayuda humana, moral y económica a quienes se encuentran en situación desesperada. No intentan lavar el cerebro a nadie, solo tratan de echarles una mano.  Se resisten a participar del silencio cómplice, eso es todo, y aunque la sociedad entera tenga asumida la legalidad abortiva, ellos no se rinden y seguirán luchando a favor de la cultura de la vida.  Si alguien pone en duda lo que estoy diciendo que se dé una vuelta por ejemplo por la Clínica Dator de Madrid. Calle Hermano Gárate, 4el 28 de diciembre o un primer viernes de cada mes

Quisiera dirigirme a esas madres que están atravesando por un momento difícil, para decirles que traten de penetrar en los sentimientos de ese pequeño ser que llevan dentro, que una madre como ellas, Francisca Abad, ha puesto voz a un niño que está en el vientre de su madre, en un bello poema que termina así:

“Deja que nazca para poder amarte,

 protégeme ahora que estoy tan desvalido,

que yo sabré también a ti cuidarte

cuando estés débil tú y yo crecido”

Y ¿cómo no? También quisiera dirigirme a vosotros, pequeños míos, a quienes una sociedad cruel e injusta os impidió nacer.  Tengo la esperanza cierta que en algún lugar del cielo Alguien os esperaba con infinito cariño, para recompensaros y llenar vuestro corazón en ciernes de esa ternura que nosotros fuimos incapaces de daros. Una cosa quiero pediros, solo una, que sepáis perdonar nuestro vergonzoso crimen, porque si no lo hacéis, va a ser muy difícil que la Humanidad entera pueda un día reconciliarse consigo misma.     

 


.-210 El Informe Pisa hace enrojecer de vergüenza a los españoles.

 



El Informe Pisa ha puesto de manifiesto que en España la educación es un verdadero desastre y que anda por los suelos, pero lo sorprendente del caso es que la noticia haya producido tanto revuelo social, cuando se trata de una realidad cantada y para lo único que ha servido dicho informe ha sido para confirmar lo que ya se sabía. Aún disponiendo de recursos económicos suficientes, España, desde hace años, viene registrando los mayores índices de fracaso escolar, figurando sistemáticamente a la cola de la OCDE

Sí, la escuela española hace tiempo que está en ruinas y, se mire por donde se mire, es una vergüenza, como lo es en general toda la nación. Puestos a buscar causas de tal situación, podíamos encontrar muchas, pero vamos a poner el foco en el sistema educativo que venimos padeciendo, desde la LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación) de 1985, de factura netamente socialista, inspirada en el universal igualitarismo. Una mala ley de Educación  hecha por políticos y no por pedagogos, en la que, renunciando  a las exigencias de un elevado nivel cultural, olvidándose también de los valores  como el sacrificio, el esfuerzo y el afán de superación, queda todo subordinado a la consecución de un ramplón propósito de igualar a todos por abajo y  llenarse la boca de que todos los niños  y adolescentes españoles habían quedado escolarizados, sin reparar siquiera que una cosa es la escolarización y otra cosa es la instrucción y el aprendizaje, sin que una cosa lleve consigo la otra.    

 A partir de aquí, los centros educativos en general fueron dejando de ser un lugar de encuentro con la cultura, para convertirse en aparcamientos de niños y adolescentes, sin ninguna motivación cultural. Venían a la escuela porque se les obligaba y se les obligaba para camuflar el paro juvenil y evitar que estuvieran en la calle ociosos, tirando piedras a las farolas, con el consiguiente riesgo social.  Recuerdo que, hablando confidencialmente con uno de mis alumnos de filosofía, le solté a bocajarro la pregunta de por qué venía a clase y simplemente se limito a decirme; pues mire, “Profe”, porque aquí se está muy calentito.   Ciertamente, en guarderías de niños y adolescentes es en lo que han quedado convertido los Centros de Enseñanza en España, donde prácticamente se disfruta del aprobado general y no tener que repetir curso. De aquellos barros estos lodos.

Con el tiempo la cosa ha ido empeorando, sobre todo por lo que al aspecto formación de la persona se refiere, que es otra de las dimensiones educativas que hay que tener  en cuenta. En este sentido no disponemos de Informe Pisa, pero mucho me temo que si conociéramos la realidad educativa española en el aspecto formativo, nos llevaríamos las manos a la cabeza.

Por si fuera poco, con la LODE del Sr.  J. María Maravall, por aquel entonces ministro de Educación, vino a rematar la faena el Sr. Rodríguez Zapatero, con la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006, sacándose de la manga la famosa asignatura “Educación para la Ciudadanía”, que no viene a ser otra cosa sino un arma del Estado para llevar a cabo su adoctrinamiento ideológico, por más que se empeñen los políticos en vendérnosla como una asignatura pensada para la maduración de la persona. Detengámonos un momento en analizarla y saldremos de dudas.  Desde el laicismo se trata de imponer un concepto de familia, se fijan los criterios para valorar la homosexualidad, se dogmatiza sobre la ideología de género, se exclusiviza a la democracia como forma moralmente viable de la convivencia política, se identifica desigualdad con discriminación ¿Es esto formar o adoctrinar?   Por mucho que alguien, desde el Ministerio de Educación, haya  soltado el enorme disparate de que los hijos no pertenecen a los padres, seguirá siendo injustificable de todo punto de vista que, a los niñitos y niñitas que están despertando a la vida, se les sexualice y se les inicie en prácticas peligrosas, sin que los padres tengan noticia de ello.

Mientras a los escolares se los adoctrina   a los profesores se les amordaza poniendo en cuestión la libertad de catedra.  La ley de memoria histórica del Sr. Zapatero y posteriormente la ley de memoria democrática de Pedro Sánchez  deja a los profesores a las patas de los callados, viéndose obligados a  tener que repetir al dictado, la historia de España escrita desde el Boletín Oficial del Estado, a la cual hay que atenerse por imperativo legal, si no quieres verte metido en un lío.   De unos centros educativos tan politizados, lógicamente no cabía esperar otros resultados que no fueran los que se desprende del Informe Pisa.  

 

209.- El valor del tiempo.


 Cuando se aproxima el relevo del nuevo calendario, me recorre por dentro algo así como un escalofrío. Siento nostalgia de los días y los meses que se fueron para siempre y que no tendrán ya vuelta atrás. Volverán nuevas auroras y atardeceres, pero los que ya pasaron, no regresarán jamás, perdidos quedarán para siempre. Podré abrir otros surcos, pero aquellos que por pereza no roturé, en barbecho quedaron. No es ya solo la añoranza del tiempo desaprovechado, es también la incertidumbre del futuro preñado de esperanzas y de miedos, lo que me desasosiega. Siempre me he sentido fascinado por los misterios del tiempo en los que de alguna manera anda enredado nuestro proceloso existir, seguramente por ello, yo me tomo muy en serio todo lo relacionado con el tiempo, de modo que cuando llegan las fechas de final y comienzo de Año me gusta hacer balance, quedarme a solas y reflexionar sobre las deudas que tengo que saldar conmigo mismo.

Se trata de una terapia que desde tiempos inmemoriales vienen recomendado filósofos y maestros de todas las culturas, aunque hoy lo que se lleva es disfrutar del momento presente y dejarse de más historias. El pretérito pasado queda, es agua que ya no mueve molinos y el futuro es algo que todavía no ha llagado y puede que nunca llegue para mí; por tanto lo mejor es vivir despreocupados y desentendernos tanto del pasado como del futuro. Sutil falacia, sin duda, como lo era aquella argucia ideada por Epicuro para demostrar que la muerte no nos afecta para nada, ya que mientras estemos vivos ella no estará y cuando ella esté, nosotros ya nos habremos ido. La gente podrá pensar lo que quiera, pero el pasado está ahí, es la obra que vamos dejando hecha, en cierta manera es el que nos define lo que somos y el mañana  es un presente en forma proyecto que ya hemos comenzado a preparar y darle forma.  Diríamos que la distinción de pasado, presente y futuro está impregnada de subjetividad.  A eso parece conducirnos la teoría de la relatividad,  según  la cual, lo que para mí es presente es pasado para otro observador y habrá alguien para quien todavía no haya sucedido; todo dependería de las velocidades con las que cada observador se mueva. Como sucede en los coches conviene que nos sirvamos de un retrovisor para saber lo que tenemos  detrás, igual que  necesitamos la luna delantera para prevenir lo que nos espera.

El tiempo, sin duda es algo más que “el presentismo” al que nuestra cultura posmoderna pretende reducirlo. No reparamos en que el instante actual, lejos de ser algo estático, se resuelve en  puro dinamismo fugaz que, desde el momento que comienza a ser, ya es ido; por  consiguiente refractario  a la razón estática y paralizante, de aquí, que en opinión común entre los filósofos, el presente  no viene a ser otra cosa más que la suma de lo inmediatamente anterior y  lo posterior. En su trascendental obra “Ser y  tiempo” el famoso filósofo alemán Heidegger no pudo ser más explicito: La temporalidad, nos  viene a decir, es una unidad en la cual el pasado, el presente y el futuro no son momentos diferentes, sino que se encuentran como determinaciones esencialmente entrelazados. Así de fugitivo es el tiempo que no se deja atrapar por  nada ni por nadie, mucho más en la época  que nos ha tocado vivir  caracterizada por la velocidad y por las prisas. Todo trascurre raudo y veloz como un relámpago. Pasan las horas, pasan los días, pasan los meses, pasan los años y cuando nos hemos hecho mayores, echamos la vista atrás y nos vemos jugando en la calle a las canicas con los amigos de la infancia; de esto han pasado sesenta, setenta años y nos parce que fue ayer . Que razón tenían los cásicos al decir: “Tempus  fugit, tempus inexorabile volat”, aunque nosotros no seamos  plenamente conscientes de esta realidad

Cuando en estos días nos dispongamos a actualizar nuestras agendas, nos encontraremos  con que muchos de nuestros contactos ya no están con nosotros y con enorme tristeza nos vemos obligados a  descatalogarlos. Ya no podremos quedar con ellos para darnos un abrazo, ni volver a tomar un café juntos, ni comunicarnos con ellos podremos a través del  teléfono  o el correo, ni hacernos presentes a través del whatsapp,  ese tiempo ya pasó y tal vez nos lamentemos de que en su  momento no les dedicáramos alguna de las muchas horas desperdiciadas o no les reserváramos una centésima parte de nuestro tiempo malgastado.

 La cultura del ocio tan en boga hoy día, está dando lugar a malos entendidos.  Una cosa es hacer lo que se quiere hacer, sin imposiciones de ninguna clase y otra muy distinta es instalarse en la modorra y dedicarse a no hacer nada. Hay personas cuya máxima aspiración   es jubilarse para estar ociosos e ir dejando pasar el tiempo sin pena ni gloria, sumidos en un insoportable aburrimiento, ajenos a que están dilapidando el más preciado tesoro que un ser humano pueda poseer. Siempre que tengo ocasión, saco a colación lo bueno que sería que la administración se tomara en serio, educar a los trabajadores para cuando llegue el momento de la jubilación se sintieran útiles e igualmente resultaría recomendable enseñar a envejecer a las personas mayores. Es de todo punto necesario ayudar a unos y a otros a tomar conciencia de que el tiempo es mucho más valioso que el oro fino, su valor es tan elevado que no hay dinero en el mundo para alargar ni siquiera un minuto la vida que haya tocado a su fin. Bien podemos decir que cuando se acaba el tiempo todo lo demás nos sobra, por eso la práctica de “matar el tiempo”  a mi me parece una transgresión desnaturalizada, merecedora de estar incluida en la lista de los pecados capitales junto con la  envidia o la pereza.

Una vez que llegamos a la conclusión  de que el tiempo es un elemento indispensable en nuestra vida y que  sin él, todo lo demás sobra,  es cuando estamos en disposición de entender a aquellos hombres y mujeres, cuya aspiración máxima fue disponer del tiempo suficiente para rematar su obra. Qué no hubiera dado  Mozart por un mes más de vida para acabar su “Requiem”  o  Gaudí para dejar totalmente delineado su proyecto de la Sagrada Familia.  Esta pasión por el tiempo fue la que mantuvo en vilo al prodigioso novelista, Nikos Kazantzakis,  un avaro del tiempo, quien siendo ya mayor  se debatía en la angustia de pensar que su final podía llegar antes de rematar su obra  y se expresaba de esta manera:   "El Tiempo ha llegado a ser para mi el bien supremo. Cuando veo a los hombres pasearse, vagar o malgastar el tiempo en discusiones vanas, me dan deseos  de ira una esquina a tender la mano como un mendigo: Dadme una limosna, buenas personas, dadme un poco de tiempo que perdéis, una hora , dos horas, lo que podáis."   Avaro del tiempo fue también Gregorio Marañón a quien le gustaba llamarse “trapero del tiempo” aconsejando encarecidamente a los demás,  que lo fueran también,  para que ni un minuto siquiera fuera a parar a esa gigantesca montaña  de tiempo  desperdiciado  por los humanos, El doctor Marañón estaba convencido de que era de todo punto necesario aprender a  estirar  cada hora del día y ser  cuidadosamente celosos para no dejar escapar ningún girón de nuestro tiempo. “El día no tiene horas tiene minutos, decía. “Es preciso aprovechar las piltrafas del tiempo, con las cuales se pueden llenar mil necesidades”. Acertadísimo  y oportuno es el consejo de este eminente doctor, porque en ello está la clave para lograr una vida plenamente satisfecha, de  modo que al final, cuando todo haya pasado y a la espera de que baje el telón, cada cual pueda decir con Paul Claudel:  “ ¡Acabé mi jornada! He sembrado el trigo y lo he recogido y de este pan que he hecho han comulgado mis hijos o mis amigos. Ahora he acabado. ¡ Vivo en el quicio de la muerte y una alegría inexplicable me embriaga!”         



2024-01-02

208.- ¿ Que hemos hecho con la Navidad?



Las cosas ocurren y no por casualidad, detrás de cada acontecimiento hay siempre una razón o causa que las explica y esto es exactamente lo que nos gustaría saber en torno al  cambio de signo de las Navidades.  Es un hecho que a nivel de calle el significado profundo  de la Navidad se ha perdido, han desaparecido  las tradiciones navideñas, se han perdido, los iconos religiosos, Jesús, María y José, para ser sustituidos por fetiches,  dando entrada al personaje grotesco de Papá Noel, que no es más que un mito o  colocando en lugar preferente al pino, cargado de simbolismo pagano que alude al regreso de la vegetación, tomando como punto de partida el solsticio de invierno,  tal como sucede también con las luces de neón con las que se iluminan los  espacios públicos de los pueblos y ciudades y que vienen a representar el triunfo del sol naciente, característico de las  festividades paganas saturnales.

 Todo lo hemos cambiado y la Navidad ha quedado reducida a un mero nombre vacío de contenido trascendente. Triste es decirlo, pero en el supuesto caso de que un marciano decidiera visitarnos y recorrer nuestros pueblos y ciudades durante estos días, no le sería fácil descubrir que nuestro planeta tierra había sido escenario hace dos mil años del más trascendental acontecimiento de los siglos, ante el cual todo palidece. No merece dedicar una palabra más, para corroborar un hecho que se nos muestra de forma tan evidente.   Lo que sí procede es preguntarse ¿por qué esto ha tenido que ser así?

La argumentación a la que frecuentemente se recurre para justificar este cambio, está basada en que dentro de una sociedad pluralista no caben celebraciones con connotaciones religiosas, para evitar cualquier tipo de discriminación y así todos puedan celebrarla por igual. De modo que las festividades navideñas tan arraigadas, para  que puedan ser patrimonio de todos,  hay que dotarlas de  un cierto carácter de neutralidad, o dicho con otras palabras, hay que hacer de la Navidad una fiesta de todos y para todos, para que nadie se sienta excluido y  ello solo es posible expurgándola de toda alusión religiosa.

Acabemos pues con las representaciones religiosas, que no se escuchen ya más villancicos  y que desaparezca cualquier resquicio que nos lleve a recordar aquella Noche Santa en que Dios, abandonando su Cielo, se hizo uno de los nuestros y quiso probar la aventura de vivir en nuestro mundo. Nada que nos haga recordar el inefable ministerio de la humanización de Dios, que dignifica y enaltece al hombre.  En su lugar promocionemos el esparcimiento, el consumismo y las comilonas, porque todo el mundo tiene derecho a darse una tregua en su rutinario vivir, con la obligación de estar alegres por unos días, sin saber por qué y tratar de divertirse como buenamente pueda, sin olvidarnos de las enternecedoras reuniones familiares, que a veces acaban como el rosario de la aurora. Todo tan lógico y natural, se nos dice, que parece mentira que haya alguien que no lo entienda. Hay más, para no herir sensibilidades, La Unión Europea recomienda sustituir la expresión FELIZ NAVIDAD por FELICES FIESTAS. Como se ve a La Liga de los Estados Árabes se les da ya todo hecho y no necesitan para nada pensar en la guerra santa.

 

En realidad, la estrategia para acabar con las Navidades no es diferente a la seguida para instaurar un Estado sin Dios. Primero se invoca el neutralismo para hacer posible la gobernabilidad de una sociedad pluralista y luego se recurre a la identificación entre neutralismo y laicismo, cuando todos sabemos que el laicismo de neutralismo tiene bien poco y si por algo se caracteriza es por su fanatismo intransigente. El laicismo negará tajantemente todo lo que le interese negar, sin aportar prueba alguna y silenciará aquellos documentos serios, avalados por la tradición y por la historia, que nos hablan de que la Navidad de Jesús sucedió en un tiempo preciso de nuestro calendario y en un espacio localizado geográficamente, como es Belén, un pueblecito palestino de la Cisjordania, que en estos momentos está sufriendo los rigores de una guerra.   

 

Semejante forma de argumentación laicista, no deja de ser una grosera argucia, bastante más disparatada que tratar de hacer una tortilla sin huevos. El Papa lo ha dicho claramente: “Jesús, solo Él, es la verdadera Navidad.” Aun con todo, la argumentación  contra la Navidad Cristiana se nos presenta con un envoltorio atractivo, colocando como señuelos los sentimientos humanitarios de solidaridad, de altruismo y  de confraternización universal, cuando en realidad  de lo que se trata es de descristianizar a Europa.

Se nos dirá que, si a la Navidad se la ha despojado de todo componente religioso, ha sido para no herir sensibilidades y yo me pregunto ¿Alguien puede sentirse ofendido por la presencia de un Niño, que nos habla con ternura y nos trae un mensaje de paz y de amor? ¿A quién puede molestar que Dios, para estar más cerca de nosotros, haya puesto un pie en nuestra tierra?  O ¿es que nos estamos volviendo locos los hombres? Se nos dirá que, el cambio de signo de la Navidad responde a una exigencia del bien general de la sociedad. Todo, pura milonga. No nos engañemos, estas fuerzas oscuras que están moviendo los hilos de todo lo que está pasado, no tienen otro móvil sino es el “Odium Dei”, hay que decirlo claramente y contra esto hay que rebelarse, tratando de recuperar el sentido genuino de la Navidad.  La solución no está en convertir la Navidad en una carnavalada, sino en la reconversión del corazón humano. El hombre ha perdido la inocencia, se ha vuelto soberbio y prepotente y si quiere volver a vivir la Navidad, tiene que recuperar la mirada limpia de ese niño que todos llevamos dentro, pues como decía Martín Descalzo: "La Navidad es un misterio de infancia” y solo haciéndonos como niños podremos acercarnos a Él”.


 Para finalizar diré que a mí personalmente no me parece nada mal, sino todo lo contrario,
que la Sra. Meloni , Primera Ministra de Italia, haya presentado un proyecto de ley  bajo el título “Respeto y protección de las tradiciones religiosas italianas”, con el fin de proteger las festividades religiosas cristianas. De lo que se trata es de recuperar la identidad de las fiestas Navideñas, después del invento del laicismo de instaurar las “Fiestas de invierno” en su lugar. 

207 .- Solo ella del pecado de Adán se libró

 

Maravilloso misterio el de la Inmaculada Concepción que solo puede entenderse desde el misterio de la divinidad de Cristo. Hermoso sueño divino, poema bellísimo de la Santísima Trinidad que tuvo como protagonista a una doncella de Nazaret. Fue el pueblo cristiano quien lo intuyó. Ya en el siglo VIII tenemos noticia de que esta festividad se celebraba en Oriente siendo declarado dogma de fe  en la bula Ineffabilis Deus  por  Pío IX , el  8 de diciembre de 1857 con estas memorables palabras: “Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles.” 

Tres años después tuvieron lugar en Lourdes varias apariciones de una misteriosa Señora vestida  de blanco a  una  sencilla niña de 14 años y ante la insistencia de la cual para que le revelara su nombre, la misteriosa Señora le dijo “ Yo soy la  Inmaculada Concepción”

 Esta misma fecha del 8 de diciembre   habría de ser la señalada  para la celebrar la festividad de la  Inmaculada Concepción que es la que corresponde después de retrceder 9 meses a parir del 8 de septiembre que es el día  en que venia celebrándose su nacimiento. 

El misterio de la Inmaculada desde tiempos lejanos  no solamente  estuvo presente en el sentimiento piadoso del pueblo llano sino. que  también atrajo la atención de los teólogos que no lograron ponerse de acuerdo. Sto. Tomás y el tomismo en general no lo tuvieron nada claro, en tanto que Duns Scoto  y sus seguidores parecían convencidos que así tenia que ser basándose  en este contundente  argumento : Convenía que se hiciera , Dios podía hacerlo, luego se hizo. También los teólogos jesuitas se sumarían a la tesis scotistas. Sigue habiendo, no obstante, teólogos “progres” que han trastocado el misterio de la Inmaculada Concepción partiendo del falso supuesto de que los hombres no hemos recibido en herencia el pecado de Origen, con lo cual, todos nacemos inmaculados y de este modo María  dejaría de ser esa mujer privilegiada, que todo cristiano piadoso  celebra  cada 8 de diciembre.    

 Afortunadamente podemos decir que el pueblo llano alejado de este tipo de disquisiciones, sigue manteniéndose fiel a esta devoción mariana que viene desde antiguo, siendo España uno de los lugares donde más arraigada está esta festividad.   La Católica  España se enfrentó a quienes negaron el inmaculismo de María, produciéndose en la guerra de los Ochenta Años un hecho prodigioso conocido como el milagro de Empel . El hecho sucedió de la siguiente manera: Encontrándose el Tercio Español en situación desesperada un 7 de diciembre de 1585. Al verse cercado por los holandeses,  quienes al abrir los diques de los  canales consiguieron inundara el campamento de los soldados españoles , que  no tuvieron  otro remedio huir al montecillo de Empel. En esto que uno de los soldados que estaba cavando una trinchera, encontró la imagen pintada de la Inmaculada  en una tabla flamenca,  lo que fue interpretado  como una señal de lo alto.  Pues bien, aquella precisa noche bajaron las temperaturas hasta el punto que se helaron las aguas y al amanecer del 8 de diciembre los soldados españoles pudieron caminar por el  hielo sorprendiendo  al enemigo y de este modo  conseguir una inesperada victoria.  Aquel mismo día la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los tercios españoles y desde entonces todo el pueblo español, ha llevado muy dentro de su corazón    a María Inmaculada siendo declarada, a partir del 1644,  fiesta de guardar en todo en todo el Imperio Español, 

Años más tarde en 1760  Clemente XIII a solicitud de Carlos III proclamaba a la Inmaculada patrona de los Reinos de España allende los mares  y en 1892 la Infantería Española se sentiría honrada al ser puesta bajo su patronazgo  y aunque este patronazgo fuera abolido por el gobierno de la II República, ello no serviría de nada, por cuanto que  esta disposición fue anula por Franco, hasta nuestros días en que la festividad de la Inmaculada Concepción es considerada fiesta de precepto en todo el territorio español.

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