2023-12-26

206 ¿Sabe alguien qué es el hombre?

 

  


Una de las grandes aspiraciones del ser humano ha sido conocerse así mismo, por algo es el único ser de la creación dotado de conciencia, que le permite proyectar la mirada hacia su interior.  Ningún ser vivo puede preguntarse por sí mismo, solo el hombre puede hacerlo. Privilegio es éste de un ser privilegiado.

Hubo un momento histórico en que se llegó al convencimiento de que el hombre podía llegar a conocerse así mismo, pero todo quedó al final, en aguas de borrajas. Hemos pasado por el optimismo racionalista, el historicismo, el vitalismo, el existencialismo, el estructuralismo, el cientificismo, etc. corrientes todas ellas que nos han dejado valiosas aportaciones, aun así el hombre sigue ahí como el gran desconocido, envuelto en una espesa bruma, como un sujeto que se resiste a ser medidor y medido a la vez. Después de muchos siglos seguimos preguntándonos qué sea el hombre ¿lo sabe alguien? Pero ya es mucho que podamos interrogarnos por nosotros mismos, a través de un ejercicio sorprendente de autorreflexión, porque si maravilloso es que los humanos razonemos, amemos, anhelemos, nos emocionemos, lo es mucho más que tengamos conciencia de ello y si llega el caso, podamos cuestionarnos nuestros mismos pensamientos, amores, deseos y emociones.

 Es así, como hemo llegado al siglo XXI, haciendo buenas las palabras del fundador de la antropología Max Scheler cuando escribía: ” En ninguna época  han sido las opiniones sobre la esencia y el origen del hombre más inciertas imprecisas y múltiples que en nuestro tiempo. Muchos años de estudio profundo consagrado al estudio del hombre dan al autor el derecho a hacer esta afirmación. Al cabo de diez mil años de historia es nuestra época la primera que el hombre se ha hecho plena e íntegramente problemático”.  Nunca como actualmente se ha acumulado tanto conocimiento sobre el hombre y nunca como ahora el ser humano se nos está mostrando tan desconcertante .

Del hombre se ha dicho que es, “animal racional”, “débil caña pensante”, “existencia repleta de carencias”, “espíritu encarnado”, “un ser para la trascendencia”, “un sujeto relacional”, “un ser esencialmente afectivo”, “la última soledad del ser”, “un ser de lejanías”…Podríamos continuar y no nos sería fácil agotar el repertorio. Lo curioso es que ninguna de estas fórmulas, por separado, ni tampoco en su conjunto, nos dejan satisfechos. No diré por ello que sean falsas, pero sí insuficientes para abarcar al hombre en su complejidad y es que el hombre no se resigna a que se le defina de una o de otra forma. Al final siempre resulta que los hombres y mujeres son un algo más de lo que  se dice de ellos.. ¿Por qué será?

 Puede que los miembros de la familia humana no seamos otra cosa que un proyecto inacabado, siempre en proceso, para llegar a ser algo distinto de lo que en cada momento somos, como diría Agustín de Hipona: “el hombre es un ser siendo”. Un ser  huidizo, que nunca acaba de ser lo que es, que se rebela contra todo intento de convertirse en una esencia estática, enclaustrada y protegida por toda clase de seguros.

 Puede  ser que lo que nos caracteriza a los humanos no es tanto lo que somos, cuanto lo que podemos llegara a ser , en tal sentido, el cualificado antropólogo García Bacca pudo decir: que nuestra esencia como humanos resulta problemática, del mismo modo que nuestra existencia no deja de ser una aventura,  sin duda maravillosa y apasionante. 

 

Detrás del hombre se esconde un ser enigmático hecho de luz y de sombras, que ha quedado indefectiblemente unido al misterio de Dios. Cuando nos preguntamos por el hombre, todo nuestro ser tiembla y queda sobrecogido y asombrado.   No sé si algún día podremos llegar a despejar  esta incógnita; de lo que  sí estoy seguro es que no podemos renunciar nunca a saber quienes somos.  Conocernos más y mejor ha de ser la tarea de por vida. “No corras,  nos dirá J. Ramón Jiménez, vete despacio, que a donde tienes que llegar es a ti mismo” (J. R. Jiménez).   La moderna antropología nos ha hecho ver que existir siempre es un riesgo, una aventura impredecible. Hubiera resultado más cómodo estar simplemente ahí, siempre igual, siempre lo mismo, en permanente identidad, pero entonces ya no seríamos humanos. La naturaleza no nos lo da todo hecho. Nacemos hombres o mujeres, pero tenemos que ir haciéndonos a fuego lento;  tenemos que  ir humanizándonos si queremos llegar a la plenitud humana. Lo más triste  del caso,  es que nuestro mundo vive ajeno a  toda esta problemática. El drama del momento presente está en que el hombre actual vive perdido entre ruidos y bullicio, no siente la necesidad de interiorizar su vida, lo que siente es miedo de descender a los arcanos de su ser y quedarse a solas consigo mismo en medio de la soledad y el silencio. 

Aparte del misterio que envuelve al ser humano en general está el otro misterio que encierra cada individuo en particular. Cada uno de nosotros albergamos en nuestro interior un ángel y un demonio. Somos capaces en un momento dado de lo mejor y de lo peor  ¿Quien puede decir que se conoce a sí mismo y sabe lo que  puede llegar a hacer en un momento determinado? Además de misterioso, cada hombre y cada mujer es único e irrepetible, dotado de su propia personalidad, que le hace ser único e insustituible, por ello cuando cualquier ser humano muere, se produce una pérdida irreparable y el mundo entero queda empobrecido.    

230.-Conclusiones extraíbles de la catástrofe en Valencia.

  La Dana ya se alejó, dejando a su paso un reguero de muerte y desolación. Fue una larga noche de tinieblas, en que la realidad superó con ...