Son
muchos los hombres y mujeres que no están a gusto consigo mismos, les gustaría
haber sido más guapos, más fuertes, más
inteligentes . Quien más y quien menos
siente una secreta admiración por su ídolo al que quisieran parecerse. Si
llegara el día en que pudiera elegirse
el personaje que cada cual quisiera ser, ese día nos quedaríamos sin mundo y
los seis mil quinientos millones de
humanos que pueblan la tierra, quedarían reducidos a unos cuantos
centenares, repetidos millones de veces , todos astros fulgurantes, estrellas
de la canción , el deporte , los negocios, el arte u otras actividades reconocidas
y remunerada. ¡Que aburrido, un mundo así y que pobre también! Afortunadamente
hoy por hoy, sólo se puede elegir el sexo, el color de los ojos y poco más,
aunque ya es mucho.
Cada
cual es como es y todos necesarios. Un
mundo en que faltara alguien quedaría
empobrecido y ya no sería el mismo. Si
alguien desaparece de la escena nadie tapará el hueco dejado, nadie llegar a ser el
que tú eres. Podrá ser más listo, más fuerte , más alto, más guapo; pero ése quien eres, sólo lo puedes ser tú.
Cuando
estemos convencidos de que somos tan importantes que nadie es capaz de
sustituirnos, la consecuencia inmediata es la propia autoestima que hará que nos
sintamos a gusto con nosotros mismos. El
aprecio a nuestra propia identidad es paso previo para hacer realidad nuestro proyecto de vida,
nuestra vocación personal. Ortega dejó escrito que: “sólo se vive a si mismo”.
Palabras que a mí me gustaría interpretar
diciendo: que hay que comenzar a sentirse y quererse a sí mismo, para
poder vivir la propia vocación a la que estamos llamados.
A
la meta se llega por los caminos propios de cada cual. Pocos son los imitadores
que han logrado ser alguien importante en la vida, cada cual tiene su propio
estilo y ha de tratar de ser fiel a si
mismo, cultivando las cualidades específicas y ocultas que no son pocas. El
conocimiento de nuestros propios talentos
nos anima y estimula a realizar interesantes proyectos porque la verdad
es que todos tenemos la posibilidad de ser excelentes a nuestra manera.
La autoestima
es un sentimiento común a los hombres y mujeres si bien en éstas tiene sus peculiaridades y características
especiales que conviene poner de relieve. La mujer a lo largo de la historia ha sido víctima de
sometimientos y subordinación, de exigencias e imposiciones injustas e
injustificables, ha tenido que sufrir discriminación y humillaciones , como
todos sabemos. Las mujeres han estado
marginadas por la cultura y las legislaciones machistas. A pesar de todo
supieron ser señoras de cuerpo entero en tiempos difíciles y estuvieron por
encima de la circunstancias salvando su
dignidad,. Hoy desde la distancia de los años, su actitud nos parece decorosa y moralmente bastante por encima de la de los
varones que las subyugaban seguramente porque su autoestima fue grande los
hombres se sentían obligados a abrirles la puerta cuando iban a pasar, a retirarles la silla cuando iban a sentarse o
se quitaban el sombrero cuando les saludaban, inclinándose ante ellas,
rindiéndoles pleitesía. Yo no creo que en cuestiones de autoestima tuvieran que
recibir lecciones de nadie.
A pesar de todos los inconvenientes, las
mujeres de antes, creían tener la suficiente riqueza interior como para
sentirse realizadas y estar satisfechas de sí mismas, trataron de ser felices
con lo que tenían y muchas de ellas lo consiguieron. Pudieron perder la
paciencia; pero no la perdieron, pudieron desesperarse y renegar de ser mujer ;
pero no lo hicieron, ahí siguieron sin
perder la paz interior, ni tan siquiera lamentarse de su estado, como
corresponde a los espíritus fuertes.
En medio de tanta adversidad tuvieron en alta
estima su condición de ser mujer. Su autoestima no dependía de los demás , sino
de sí mismas y en contra de lo que pudieran pensara los demás, ellas estaban
convencidas de que ser mujer era un privilegio, por el que había que estar
agradecidas a Dios. Tan convencidas estaban de que no eran inferiores, sino iguales
a los hombres, que no tenían ninguna necesidad de demostrárselo a nadie, les bastaba su certeza y para nada
precisaban del visto bueno masculino . ¡ Que seguridad la suya!....
Naturalmente a una mujer actual le resultaría
difícil entender, que se pueda estar satisfecha de sí misma, sin tener las libertades que ahora se tienen,
sin disfrutar de la independencia y
autonomía de que hoy se disfruta
o que pueda hablarse de autoestima femenina cuando la mujer estaba tan
discriminada . Lo que no está nada claro es que la exquisitez en el trato de la
mujer de hoy sea el mismo que el de las damas de ayer. Cuando menos la galantería de antes nada tiene que ver con
lo que se lleva ahora.
La
mujer de ayer se daba a respetar, su
cotización en las relaciones amorosas era infinitamente más elevado que el de
ahora, se sentía orgullosa de ser mujer y
de ser diferente a los hombres, se hacía valer y no era nada fácil su conquista, todo lo cual se traducía en
autoestima personal y también en una
elevada valoración por parte de los hombres. Las más sinceras, hoy día,
reconocen que con demasiada frecuencia son tratadas como objetos ornamentales y
de disfrute, que afectivamente en ocasiones son explotadas e instrumentalizas y
que ellas mismas están contribuyendo a ello, poniéndoselo fácil a quienes sólo
buscan la satisfacción de unos impulsos
egoístas
A la hora de hablar de autoestima no nos podemos olvidar de que
la mujer posee su propia personalidad, distinta de la del varón, su
“humanitas” que tiene unas
características singulares, también su ethos
adornado con valores específicos. Los motivos que alimentan la
autoestima de la mujer son también diferentes
a los del hombre . Los de aquella son interiores y van asociados a la afectividad, los de éste son exteriores y están vinculados
a los éxitos profesionales.
Las mujeres a pesar de estar curtidas durante siglos por un
trato discriminado tienen también su lado vulnerable. El amor es a la vez su
fortaleza y su debilidad. Siente la necesidad de amar y ser amada. Su
autoestima crece cuando descubre en su corazón
el amor que alguien ha puesto en ella, esto es un motivo de seguridad y
autosuficiencia; pero también puede
suceder lo contrario
Sin entrar en consideraciones personales, me limitaré a decir que
la psicología cree suficientemente probado
que una mujer satisfecha emocionalmente se muestra más segura de sí
misma. Los conceptos de autoestima,
afectividad, feminidad en la vida de una
mujer se conjugan de forma conjunta.
Las mujeres actuales con
más independencia y libertad que vivieron sus abuelas, con más capacidad
de autodeterminación, debieran
preguntarse si se sienten igual de orgullosas
de ser mujer o a lo que aspiran es a ser imitadoras de los hombres
porque si así fuera estaríamos frente a
un obstáculo poco menos que insalvable para seguir manteniendo intacto el
sentimiento de autoestima, por otra parte difícilmente la mujer va a ser
respetada y valorada por los demás, si
ella misma no comienza a tener en gran
aprecio todo lo que es y todo lo que posee como mujer.