2022-02-13

41.- EL hombre de la posmodernidad

 





El devenir histórico es una de esas realidades en la que estamos atrapados y de la que no podemos escapar. Todo cambia nada permanece. El curso de la historia es implacable  y a su paso todo se trasforma y  cambiay en los tiempos que corren esto sucede  una velocidad de vértigo.    que como diría Nietzsche no deja de burlarse del instante presente. Los que contamos los años por décadas no salimos de nuestro asombro al comparar el ayer con el hoy y nos preguntamos  ¿ Cómo es posible que en tan poco tiempo las cosas hayan cambiado tanto?  y  sobre todo ¿ Cómo las personas podamos sufrir metamorfosis tan profundas en nuestra forma de ser y de actuar en el marco de una existencia tan corta? Eso de genio  “Genio y figura hasta la sepultura”  está muy bien , en cuanto  expresión del componente  genético –somático, pero la  humanización y  la personalización es otra cosa. Nacemos hombres pero el proceso de humanización  es  cuestión de cada cual en  que el escenario donde nos movemos y la atmosfera que respiramos juegan un papel importante.   Con razón se ha dicho que cada individuo  es hijo de su época y de la sociedad en la que le ha tocado vivir. Lo que quiere decir que el entorno que nos rodea puede ser definitivo a  la hora de ir configurando nuestra propia personalidad.  Esto nadie lo pone en duda.

Innecesario es decir que  el modelo humanístico de Egipto, la antigua Grecia  o Roma  fue bastante distinto al del Medioevo y éste a su vez  diferente al encarnado por los hombres del Renacimiento y  aún más por  los de la Ilustración. A pesar de todo se podía seguir hablando de unas referencias universales,  suceptibles de ser convalidas por unos y por otros, permaneciendo en pie las reglas de juego, sin necesidad de romper la baraja. Es decir el paso de una época a otra se producía dentro de un cierto continuismo  pero ahora ya no se puede decir lo mismo. La posmodernidad ha supuesto un ruptura con la modernidad en toda regla   en un tiempo record que aún lo es mucho más si nos referimos a España donde de la noche a la mañana hemos podido ver como todo daba un vuelco , hasta el punto de que una misma persona,  no voy a decir viejo sino de avanzada edad tiene la impresión de haber vivido dos vidas muy distintas que en poco se parecen la una a la otra y también  de haber conocido a personas que con el paso del tiempo han  ido cambiando de perfil.

Después de 30 o 40  años te vuelves ha encontrar con  aquellos amigos o personas con las que habías tenido un trato intenso y te resultan totalmente  irreconoscibles por dentro.   Pedro, aquel compañero universitario riguroso en sus razonamientos empeñado en la búsqueda de la verdad porque creía que ésta existía y era posible encontrarla, ahora se ha vuelto escéptico y todo lo cuestiona. Mari Carmen , aquella muchacha recatada y pudorosa que se mostraba femenina hasta en la forma de andar , se ha vuelto desvergonzada y descarada, habla como un carretero, defiende el amor libre  y se ha convertido en abanderada de la ideología de género.  Santiago el asiduo asistente a los Cursillos de Cristiandad que decía tener más fe que S. Pablo  ha acabado por crearse un tipo de religión a su medida sincrética y tan disparatada  que ni el mismo sabe por donde cogerla. Juanjo el antiguo camarada del  Frente de Juventudes que sentía  hasta los tuétanos la pasión por España  hasta llegar a hacer  del patriotismo la razón de su vida, ahora no le hables de comprometerse y mover un dedo por su patria que pasa por sus horas bajas.  Goyo con madera de líder  a quien todos respetaban por su rectitud moral y sentido de la responsabilidad,  se ha vuelto groseramente pragmático y no deja de repetir que lo importante en la vida de cada cual es  encontrarse en el lugar adecuado en el momento justo. Ahora la duda que me  queda es si los demás puedan decir de mi lo mismo que yo pienso de ellos.

El vendaval de la posmodernidad ha  levando una enorme tolvanera y el polvo del camino ha ido impregnando nuestro ser.  Una y mil veces tendremos que seguir preguntándonos ¿ Cómo ha sucedido todo esto y por qué ha tenido que ser así? Para empezar hay que decir que no ha habido violencia ni opresión, las cosas han ido sucediendo de forma espontanea y natural en el marco de un ambiente desenfada que nos remite a Mayo del 68 en que los estudiantes de la Soborna fueron los protagonistas de un movimiento contracultural de dificil identificación con un claro componente subversivo axiológico que sin tener gran repercusión política se ha  convertido en el mito simbólico de una época que representa la última gran  revolución romántica de gran calado en el ámbito socio – cultural.

En realidad el proyecto de la modernidad había tocado fondo en la primera mitad del siglo XX y daba muestras de agotamiento . Una crisis generalizada en todos los órdenes lo ponía de manifiesto. La sospecha había abierto una gran brecha en la racionalidad , la moral y la religión que eran los  grandes pilares  en los que sostenía Occidente. Hoy día  esto lo podemos apreciar con claridad meridiana. Efectivamente  se había llegado a una excesiva racionalización  que alimentaban  expectativas  desproporcionadas que con el paso del tiempo  acabarían en una estrepitosa decepción. El optimismo racionalista sin límites había hecho creer que todo el campo era orégano  y que de la  razón se podía esperar todo, hasta que la cruda realidad sobre todo tras la experiencia de la segunda guerra mundial despertó a los hombres y mujeres de su sueño romántico y pudieron  comprobar que ni todo lo racional es real, ni todo lo real es racional. No deja de ser un gran acierto por parte del hombre de la posmodernidad el darse de un racionalismo tan radicalizado y tratar de reivindicar el afecto frente a  la pura racionalidad ; pero  cometió la torpeza de tratar de corregir los excesos racionalistas con otros excesos aín peores aplicando la ley pendular  y este fue el error que tuvo como consecuencia  convertir a la diosa r en una vieja embustera cuando en realidad lo deseable hubiera sido  dejar las cosas  en  un término medio  

Huerfanos ya de la razón solo quedaba Dios  como último garante de las aspiraciones humanas pero también sobre Él pesaba la sospecha de deshumanización que le convertían en un rival  y peligroso enemigo del hombre que comprometía  su libertad y  ansias de felicidad humana.  El hombre de la posmodernidad siempre tuvo muy claro   que era necesario remover los cimientos en que se sustentaba la verdad y el bien  para así  tener las manos libres y poder pensar y actuar a su antojo.

Se dio prisa en desconectar los potentes focos capaces de iluminar hasta los últimos rincones de la realidad  la que nos gusta y la que deja de gustarnos y en su lugar  comenzó a hacer uso de una  linterna mágica  que le permitiera alumbrar selectivamente  algunos  sectores de la realidad dejando en penumbra todo lo demás.  Desde el primer momento fue consciente de que sólo se vive una vez volcándose a tope en el instante dejando fuera de pantalla el pasado y el futuro. Nada de compromisos, nada de temores que pudieran perturbar el disfrute del instante fugaz

 En la época de los  Whats app  en que  estamos instalados las noticias e informaciones tienen una fecha de caducidad muy breve . Cada día tenemos que vaciar los archivos de nuestro movil porque todo pasa muy de prisa y lo de ayer ya no nos sirve . Nos falta tiempo para la reflexión tranquila y serena y cada vez nos cuesta mas el cálido encuentro con nosotros mismos y con los demás.  Triste es supeditarlo todo a las satisfacciones de un día, pero más triste es si cabe que no se pueda argumentar en contra de este inmenso disparate porque previamente han quedada desactivadas todos los mecanismos de persuasión por via racional ya que todo incluso el absurdo  y lo irracional es completamente defendible después de que se haya borrado la line de demarcación que separa la verdad del error.      

 

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