2022-04-26

173.- El futuro ya está aquí

 




Lo que desde hace tiempo viene sucediendo en Francia es motivo de una reflexión seria que nos pone en guardia de lo que se avecina. Francia, la cuna de la democracia liberal, artífice del orden racional de la modernidad, está dando signos de querer rearmarse contra un globalismo dictatorial, promotor de un Nuevo Orden mundial.   El bipolarismo sobre el que va a gravitar el futuro de la Humanidad es cada vez más patente. Por una parte, tenemos el globalismo, que trata de instaurar en el mundo un transhumanismo inspirado en la cibernética y de otra parte, tenemos un antiglobalismo que trata de permanecer fiel al naturalismo de la condición humana.   Este enfrentamiento se ha visto agudizado por dos acontecimientos recientes, que han venido a frenar un proceso que ya estaba en marcha, porque El Nuevo Orden Mundial no es algo que se fuera a construir, sino que ya se estaba construyendo y tenía marcada su hoja de ruta en la más que sospechosa agenda de 2030.  Sucede no obstante, que después de la pandemia del coronavirus, las cosas han cambiado y ya nada va a volver a ser lo mismo, lo que quiere decir que los amos del mundo se  van a ver obligados a encontrar nuevos acomodos a sus planes.   No solo esto, sino que después de la guerra de Ucrania, en la que algunos quieren ver la tercera guerra mundial, la “Pax americana” ha saltado por los aires  y los EE. UU, seguramente no van a poder seguir ejerciendo el papel de policía del mundo, al menos como lo han venido representando hasta ahora.

En esta encrucijada histórica en la que nos encontramos, fácil es adivinar que las estructuras político económicas mundialistas, en las que se ha venido  trabajado hasta ahora, van a quedar  aparcadas por el momento y los nuevos gurús, los  tecnócratas transhumanistas disfrazados de demócratas, lo van a tener bastante más difícil,  pero la cuestión se complica aún más,  si se analiza cuidadosamente lo que está sucediendo en el seno de la mismísima Europa Occidental, donde comienza a haber signos inequívocos de que el bipolarismo es ya una realidad y  la conciencia ciudadana,  en algunos sectores de la población, comienza a  salir del sopor inducido,  para romper con el gregarismo deshumanizador. Si algo ha quedado claro después de las  recientes elecciones francesas, es que nuestro país vecino tan relevante  dentro del contexto europeo está dividido. 

Una lectura desinteresada de lo sucedido en las recientes elecciones francesas pudiera ser un buen ejemplo de ello.  Todo parece indicar que la conciencia ciudadana, en algunos sectores de la población, comienza a despertar para emprender otro rumbo, aunque todavía no haya llegado el momento del cambio y haya que esperar un poco más. En nuestro país vecino, que siempre ha demostrado ser elevado exponente de la cultura europea y nodriza de los regímenes políticos occidentales, comienzan   a vislumbrarse un nuevo escenario político que se hace visible a nuestros ojos.  Ante tanta desafección familiar y nacional, ante tanto discurso globalista vacuo, frente a la amenaza de un transhumanismo distópico y desnaturalizado, que pone en peligro la especie humana  la gente entiende que es obligado reaccionar.   Por muchas razones es  de todo punto urgente volver al sentido común, tratando de recuperar lo que un día se  perdió, eso que con tanto sudor y lágrimas conquistaron nuestros antecesores, dejándonos en herencia  una reserva material  y un patrimonio  espiritual  cultural que la liberal y social democracia han dilapidado sin piedad.  No se puede olvidar que en Francia existe un sentimiento generalizado de nostalgia y que un 74% de sus habitantes fundamentan su vida en los valores del pasado. Quizás sea el momento de recordar la frase de Aldous Huxley, que un día se expresaba en estos términos:  «Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros, de la que los presos ni siquiera soñarían con escapar»,

Nuestro futuro nos lo estamos jugando en estos momentos de la historia y muchos de los franceses están decididos a salvar a su nación de la hecatombe, sabedores de que, solo siendo fieles a la identidad nacional, pueden salvar una civilización milenaria. Que esto suceda en el seno de Europa es motivo de seria preocupación para la Alianza Atlántica, como no podía ser por menos.  La sola posibilidad de que en un tiempo no muy lejano pudiera producirse un  “Frexit” es motivo más que suficiente para  que aparezca el pánico en Bruselas, porque en las circunstancias actuales una U. E. sin Francia viene a ser poco menos que un cuchillo sin hoja de cortar.  Sin duda la espada de Damocles pende  de un hilo sobre las cabezas de los burócratas mundialistas y no lo digo solamente porque el partido conservador de Marine Le Pen se haya quedado a las puertas de ganar las elecciones de 2022, sino por el hecho cierto de que la abstención ha  resultado ser elevadísima, alcanzando más del 28%. ¿Qué pude significar esto en un país cultural y políticamente tan adelantado como es Francia?  Pues quiere decir que los inconformistas son un colectivo tan numeroso como pueda serlo el partido más votado, aunque la voz de estos ciudadanos no  haga oir  en el parlamento por carecer de representante.  Quiere decir también que los ciudadanos están dejando de creer en los políticos y en la política. Si nos ponemos a reflexionar en el alcance de este elevado abstencionismo, llegaremos a la conclusión de que, a poco que el ejemplo de los franceses cunda en Occidente, pronto habremos de ver en la calle a gente políticamente desencantada que protesta y se siente incómoda por haber sido mil veces engañada, traicionada e instrumentalizada. La Francia abstencionista, sin duda, coloca en difícil situación a las élites globalistas, pues si se quedan sin clientelismo político ¿Cómo van a poder llevar a cabo su proyecto globalista basado en una ideología desnaturalizada?  Los años que vienen no serán tranquilos, pero sí históricos” Son las palabras que el Sr. Macrón ha pronunciado al saberse vencedor. Lo que no está claro es quienes habrán de escribir esa historia del futuro inmediato que nos espera y ojalá que el protagonista de la misma siga siendo el ser humano y no un “ciborg” a mitad de camino entre la inteligencia artificial y la conciencia personal.  

Todavía estamos a tiempo de  impedir que  un transhumanismo antropocéntrico y desnaturalizado acabe con nuestra civilización, todavía estamos a tiempo de volvernos a encontrar con Dios, fundamento de nuestra dignidad como personas, llamadas a traspasar la barreras del puro inmanentismo.   

 

2022-04-08

172 .- Una inmensa cruz pesa sobre el mundo

 



Los hombres y mujeres vamos hoy tristes por el mundo, después de ver como la pandemia y la guerra nos flagelan sin piedad. Se nota por las calles que las gentes andan preocupadas y que, al menos parcialmente, hemos perdido la alegría de vivir. Como todos los años por estas fechas saldremos al encuentro del Nazareno, para decirle que estamos dispuestos a compartir su cruz y a compadecernos con Él, pero que nos sentimos confusos, agobiados, desesperanzados, e incluso también un poco cansados por lo que nos está pasando. Nuestro espíritu, atribulado y fatigado de tanto bregar, necesita refugiarse en el desierto de la soledad y el silencio para recobrar la calma perdida. Necesitamos vencer nuestros miedos, reposar en lugares tranquilos, pero no disponemos de espacios reservados, bonancibles e incontaminados, en los que podamos asentar nuestra morada. Hemos dejado pasar la cuaresma, ocasión propicia para adentrarnos en la interioridad del espíritu, donde encuentran aposento las ultimidades del ser, desperdiciamos este tiempo de gracia que debiera haber servido para fortalecer nuestro ánimo frente a las adversidades, pero se nos ha ido sin pena ni gloria y no nos hemos renovado por dentro.

 

Siempre se ha dicho que estas fechas de la Semana Santa son días de reflexión y recogimiento, tiempo propicio para poner en orden nuestro santuario interior y poder encontrarnos cara a cara con el Dios de la misericordia y el perdón, pero andamos tan volcados al exterior y tan dispersos, que no logramos concentrarnos en nosotros mismos, siendo incapaces de interpretar los signos, que en forma de desgracias nos han ido llegando, sin que hayamos sabido desvelar su significado. ¿Nos querrá decir Dios algo con estas calamidades que nos han sobrevenido en tan poco tiempo? ¿No será ésta una advertencia de que necesitamos convertirnos y volver a Dios, después de habernos olvidado de Él? En momentos tan dramáticos como los que nos están tocando vivir, necesitamos más que nunca tomar como modelo al divino Nazareno y como Él aceptar nuestra cruz, con infinito amor y esperanza, para poder decir con Unamuno: “De ti aprendimos divino Maestro de dolordolores que surten esperanzas”.     

 

Interiorizar la Semana Santa es adentrarse en el corazón de Cristo doliente y estar dispuesto a unir nuestra cruz a la suya, para recorrer juntos la vía dolorosa con la alegría de saber que Dios siempre nos tendrá de su mano en medio de la tormenta. La gente sigue preguntando ¿Dónde está Dios en medio de la devastadora pandemia del Covid 19 y la cruel guerra de Ucrania, que amenaza con extenderse al mundo entero? ¿Por qué calla? Y la respuesta no puede ser otra que ésta: Dios está siempre al lado mismo de las víctimas. A Dios hay que ir a buscarle al Gólgota, en aquella tarde oscura del primer Viernes Santo, sufriendo con los que sufren, llorando con los que lloran, muriendo con los que mueren.  Después de haber visto al Justo recorrer la Vía Dolorosa cargando con el madero, ya no nos puede resultar tan abrumadora la inmensa cruz que pesa sobre el mundo, pues sabemos que tenemos a Cristo como nuestro modelo y valedor. 


    Quienes desde niños aprendimos a rezar a los pies del Crucificado, tenemos el convencimiento de que nuestro verdadero gozo está en     ayudarle a llevar su cruz y a pesar de nuestras debilidades no                  dejaremos de decirle que aceptamos de buen grado sufrir por Él, con   Él y junto a Él.

 

 


 

 

2022-04-03

171.-Sin filosofía en las aulas es más fácil acabar con todo.

 



Desde la desaparición de la le Ley General de Educación del 1970 promovida, por el ministro de Franco D. José Luis Villar Palasí, la educación en España no ha hecho más que ir de tumbo en tumbo. Nada más llegar al poder el PSOE, lo primero que hizo fue imponer su sistema educativo (la LODE), conscientes sus dirigentes de que quien se hace con la escuela es dueño también de la sociedad del futuro. Desde el 3 de julio de 1985, en que fue aprobada esta ley, hemos venido asistiendo a un desvarío educativo, que progresivamente ha ido acabando con el saber de humanidades, sin que el PP, todo hay que decirlo, apenas haya hecho nada para evitarlo, sino más bien todo lo contrario.

Hace unos días nos llegaba la noticia de  que, en el Consejo de Ministros del 29 de marzo de 2022, se aprobaba el proyecto de Real Decreto sobre un nuevo “curriculum”   obligatorio en la  ESO, que afecta a los alumnos de entre 12 y 16 años y que ha creado cierta alarma en la comunidad docente y en otros ámbitos de la sociedad porque, a pesar de lo que diga el Gobierno de la Nación, se piensa que puede  suponer un paso más en orden a la desaparición de la enseñanza de la filosofía, al no considerar  a esta asignatura a partir de ahora  como opcional obligatoria en Secundaria,  lo que  supone condenar al 30 % de los jóvenes al analfabetismo filosófico de por vida.

Estaríamos pues más cerca de lo que ya hace años se veía venir, la muerte lenta de una disciplina fundamental para la formación integral humana, algo que seguramente no preocupa demasiado al actual gobierno presidido por Pedro Sánchez, porque al socialismo lo que le importa es implantar su propia ideología y eso de preparar a los alumnos a pensar por sí mismos y desarrollar la conciencia crítica, no lo ven como un negocio rentable. De aquí que haya que remover de la educación todo aquello que pueda suponer un obstáculo o comprometa de alguna manera sus siniestras intenciones de crear una sociedad a su imagen y semejanza. Expulsemos a Dios de la escuela y quedémonos sin religión, porque así será más fácil imponer el pensamiento único en la línea de lo políticamente correcto, aunque ello suponga contravenir el derecho sagrado de los padres a elegir la educación que crean más conveniente para sus hijos.  Neutralicemos la filosofía en la ESO, debilitémosla hasta hacerla desaparecer, porque de esta forma no se desarrollará convenientemente el sano inconformismo de los alumnos, que están despertando intelectualmente y así tendremos ciudadanos dóciles y obedientes, a los que se les puede manipular y engañar fácilmente.

Quitemos importancia a la Ética Filosófica, arraigada en los sólidos principios de la cultura greco-cristiana, avalada por la opinión de las más eminentes autoridades del pensamiento universal  y  en su lugar pongamos una asignatura politizada, de reciente creación, llamada  desde los tiempos del Sr. Zapatero “ Educación para la ciudadanía”, donde  a los alumnos se les adoctrina sobre "memoria  histórica", "homosexualidad",  “excelencias de la ideología de género”, "derechos  e inviolabilidad de LGTBIQ+", “educación afectivo-sexual, sin especificar si habrá de incluir  clases prácticas o no ”,  “  adiestramiento a las mujeres a mear de pie, como un paso más hacia la igual de género”, así como otros temas que representan el “santo y seña” de la bandería socialista.  

La política en Platón y en Aristóteles iba de la mano de la filosofía y ambas se completaban mutuamente, no sucedía lo mismo con los dirigentes sofistas de su tiempo, que acabaron con la vida del gran Sócrates, solo por defender la filosofía en su sentido originario. Sí,  sin duda, la filosofía es vista como enemiga por todos aquellos políticos de ayer y de hoy que anteponen el bien útil al bien honesto, por los políticos trileros que no están dispuestos a admitir que existe la Verdad y el Bien objetivos o por aquellos políticos relativistas, que están convencidos de que “el hombre es la medida de todas las cosas.”   

Todo lo que está pasando en España en materia de educación es fácilmente explicable. si partimos del hecho de que la escuela está politizada y se la utiliza como instrumento al servicio de unos intereses partidistas, entonces resulta completamente coherente que los políticos traten de remover todo aquello que pueda suponerles un obstáculo para llevar a cabo sus planes. La escuela está para fomentar la obediencia y el cumplimiento de un ordenamiento jurídico emanado del parlamento. Es decir, eduquemos al alumno en el gregarismo homogéneo y disciplinado, para que se deje conducir por quienes ostentan el poder, que les otorgó el pueblo igualmente dócil y carente de conciencia crítica. En la medida en que la filosofía no responde a este esquema prestablecido, ha de resultarles necesariamente molesta y ciertamente que la filosofía no puede ajustarse a esas pretensiones si quiere seguir llamándose tal.  

Simplificando mucho las cosas, digamos que la filosofía debe estar presente en el ámbito educativo para cubrir básicamente dos funciones: una puramente formal y la otra de contenido. En cuanto a la primera, de la filosofía como disciplina curricular cabe esperar que enseñe a los alumnos a pensar por sí mismos, tener criterio propio y disponer de una autonomía intelectual personal para no dejarse manipular. Naturalmente, un sujeto de estas características no solo resulta incómodo para las instancias políticas, sino que también es visto como peligroso, porque en cualquier momento puede convertirse en un rebelde con causa y crear problemas al orden establecido. En cuanto a la segunda función que debe cumplir la filosofía está la de suministrar al alumno un bagaje intelectual, que le sirva para orientarse en la vida, le ponga salvo del relativismo pernicioso y le libere de cualquier tipo de esclavitud interna, por aquello de que es la verdad la que en última instancia hace libre a las personas. La filosofía nos enseña que, en orden gnoseológico existen unos primeros principios universales, necesarios e irrefutables, como es el principio de identidad o el principio de no contradicción, que ponen en cuestión la versatilidad de los políticos, que hoy dicen una cosa y mañana su contraria, que en un lugar dicen blanco y otro dicen negro, referido a la misma cosa. Lo mismo sucede en el orden ético donde podemos encontrar esos primeros principios reguladores del orden moral y de los valores preexistentes, que en manera alguna son creaciones del hombre como se piensa en el ámbito de la política.

Todo lo que llevamos dicho podría resumirse brevemente en cuatro palabras. La educación politizada está basada en criterios de utilidad, en cambio la filosofía nos ofrece una visión bien distinta de la misma, basada en la honestidad. Después de saber esto  ¿puede haber alguien en su sano juicio que no otorgue a la filosofía un papel preminente en la educación.?   

 

127.- Unos días de convivencia con los monjes trapenses de la abadía de Sta. Mª de Viaceli

  El día 1 de septiembre, celebrábamos el 57 aniversario de nuestra boda. Cuántos recuerdos agolpados, cuántas vivencias compartidas; un sin...