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Asistimos a la
radicalización laicista de los partidos políticos y otras asociaciones
satélites de los mismos, que quieren negar el derecho a la
educación según las convicciones de los padres, a quienes corresponde la
responsabilidad de la formación de sus hijos. |
La guerra de los catecismos
continua. Cualquier acontecimiento, pongamos por caso, la
convocatoria electoral, es aprovechada para despertar la vieja polémica
sobre la Religión en las escuelas. De vez en cuando las arremetidas
del laicismo intransigente hacen su presencia, para animar el cotarro. No debiéramos
olvidar que los autodenominados agnósticos tolerantes de hoy, son los
herederos directos del ateísmo beligerante de ayer, sólo que por oportunismo
han abandonado los viejos modos y han suavizado sus expresiones, aún con todo
no acaban de entender lo que es la libertad religiosa. Ya lo vemos más claro.
En el fondo siguen tras del mismo objetivo, que no es otro que una
general descristianización que debiera de comenzar por las escuelas para
extenderse después por las familias y por la sociedad. Estamos asistiendo a
escenificaciones, que nos recuerdan tiempos pasados. En nombre de la
tolerancia se ha conseguido prohibir los símbolos religiosos en las escuelas,
el empleo de la hiyad o velo islámico pasa por los peores omentos y a este
paso pudiéramos ver prohibidas las sotanas, los hábitos de frailes o dee
monjas, pues claro está, estas formas de vestir son atuendos
discriminatoriosy signo de un oscurantismo que no van bien con la cultura de
los tiempos, por lo que es preciso desterrarlos cuanto antes. ¡Ojo!, el
Estado de Méjico ya conoce este tipo de prohibiciones; pero hay que ser
optimistas, en las calles de España seguiremos viendo curas , monjas y
religiosos con sus atuendos característicos, por lo menos, hasta que pase la
moda de los crucifijos adornando los cuellos y las orejas de los más
liberales. EEn realidad lo que el laicismo
radical pretende de forma inmediata es impedir qque se imparta la asignatura
de Religión en los Centros Educativos. Aquí puede ppasar de todo. Ya lo han
dicho y el que avisa..... No van a parar hasta liberara lllos escolares de la
peligrosa clase de Religión, en nombre de la tolerancia, naturalmente. Estos
serían sus argumentos: La religión es un elemento disgregador que contribuye
a mantener diferencias entre los alumnos. La instrucción religiosa es
cuestión del ámbito privado, algo que no compete a la escuela pública. La fe
no es evaluable y por tanto debe quedar fuera de las asignaturas
curriculares. Argumentos curiosos sin duda, pero lo es más este otro que el
laicismo intolerante se saca de la manga: Hay que acabar con la
irracionalidad en las escuelas, dicen, y una variante de la misma, lo
representa la religión. Se va diciendo por ahí que hay que expulsar a Dios de
las escuelas, así, como suena, a pesar de que el ochenta por ciento de los
padres españoles estén a favor de que se enseñe religión en las escuelas. No
importa, hay que ayudar a estas pobres gentes equivocadas y sacarlas cuanto
antes del error. Yo no sé si a estas alturas
de la película y ante estos argumentos se puede seguir tomando en serio a un
laicismo tan irrespetuoso con las creencias de los demás. De lo que sí que
estoy seguro es de que yo nunca me fiaría de quienes en nombre de la tolerancia
quieren expulsar a Dios de las escuelas. Aún con todo habrá que estar
apercibidos, porque seguro de que estas gentes seguirán haciendo uso de su
propaganda vergonzante. Para poder tratar con rigor
el tema de la religión en la escuela convendría tener presentes dos cosas:
Primero, que la escuela pública es una institución que debiera estar al
servicio de la sociedad y de las familias; de modo que, por ejemplo, si una
mayoría de familias españolas están conformes con la clase de Religión, esta
opción debe ser respetada y no se hable más de la cuestión. Ya es hora de que
los radicalismos de izquierda se olviden de una educación estatalizada y
piensen un poco más en las familias y en sus preferencias educativas. Otro de los extremos que hay que
tener presente en este asunto es que cuando hablamos de la religión en la
escuela estamos hablando de una propuesta y no de una imposición. No se
pretende convertir a la religión en una asignatura obligatoria a toda la población
estudiantil, tan solo es una asignatura que se propone como una alternativa
para que quien lo desee pueda elegirla; sin obligar a nadie a hacer tal
elección. No se trata de imponer unas creencias a los demás como se dice por
ahí. Hecha esta aclaración carece de toda lógica interpretar la pla
Religión en las escuelas, como una forma de primar determinadas
creencias religiosas. Se trata simplemente de que al igual que se respeta la
increencia de unos, se respete también la creencia de los otros. Serían muchas
las razones por las que las familias españolas optan por la asignatura de
religión. No las voy a enumerar, si acaso voy a referirme a una de ellas que
escuché en repetidas ocasiones y que se puede seguir escuchando incluso de
bocas de gentes poco creyentes. Hemos elegido la clase de religión para
nuestros hijos, porque estamos seguros que allí no van a aprender nada malo y
están en lo cierto. En la clase de Religión a parte del respeto a los demás,
los alumnos pueden aprender lo que significan hermosas palabras como el Amor
y el Perdón, podrán aprender como llegar a la Libertad con
mayúscula, podrán en fin conocer los motivos que los hombres tenemos para
afrontar la vida con esperanza y esto en los tiempos que corren no sólo no
son cosa malas, sino que hasta cierto punto resultan imprescindibles. Nadie sabe como acabará esta
guerra de los catecismos, que se viene debatiendo entre la intransigencia de
unos y el complejo de los otros, lo que puedo decir es, que nada me gustaría
que un día tuviéramos que lamentarnos del analfabetismo religioso fruto de la
supresión de la asignatura de la Religión. Pocas cosas tan
escandalosas académicamente hablando como la constatación de que un
universitario ignore quien es la Virgen María y esto es algo que
sucede. Una vez reconocido que la presencia de la Religión en las
escuelas responde a unos mínimos exigibles, hay que reconocer
también que la clase de Religión por sí rresulta insuficiente para satisfacer
el derecho que asiste a los padres católicos, a elegir la educación que
crean conveniente para sus hijos A mi esto de la clase de
Religión me ha parecido y me sigue pareciendo una fórmula de compromiso a
mitad de camino entre la intransigencia de unos y los complejos de los otros.
La asignatura de Religión por sí sola no garantiza una sólida formación
religiosa, que es lo que desearían muchos padres. Lo prueba el hecho de que
las numerosas generaciones de jóvenes que recibieron este tipo de
instrucción, muestran signos inequívocos de cierta descristianización. Si queremos ser realistas
tendremos que reconocer que la clase de Religión en un contexto hostil, como
el que se vive en muchos centros públicos, acaba representando bien poco. Aún
poniéndonos en el caso de que los temarios que se imparten en esta asignatura
fueran los más indicados y los profesores que los desarrollan los más
idóneos, lo cual es mucho suponer, haría falta, todavía, muchas toneladas de
optimismo, para pensar que un par de horas semanales son suficientes para
contrarresta una atmósfera de indiferentismo, incluso de aversión religiosa
que se respira en las aulas, en los pasillos y despachos de muchos Centros
públicos de Enseñanza. Poco representan dos horas de Religión, si en el resto
de la jornada escolar lo que se viven son unos valores, se ponen en práctica
unos comportamientos, que nada tiene que ver con las exigencias religiosas. Con frecuencia se recurre al
tópico de que la Escuela pública garantiza la neutralidad. Esto
está muy bien en teoría, pero en la práctica no es así. No hay escuelas
neutrales, esto en la práctica es imposible. O se es religioso o no se es.
Bajo el lema de escuela laica se esconde una confesionalidad encubierta y
cuando esto es así de poco sirve lo demás. Por ello la cuestión no debiera
plantearse en términos de clase de Religión sí o clase de Religión no, en las
escuelas. La cuestión es esta otra: Escuelas confesionales sí o Escuelas
confesionales no. Para dar respuesta a tan
interesante cuestión debiéramos comenzar preguntándonos si los padres tienen
derecho a elegir el tipo de escuela que desean para sus hijos. Pues bien no
hay duda de que tal derecho les asiste. Así lo reconocen tanto la
Carta de Derechos Humanos como la Constitución Española en el
apartado 3 del art. 27, donde se nos dice que los poderes públicos habrán de
garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la
formación religiosa y moral que estén de acuerdo con sus propias
convicciones. No podía ser de otra manera, toda vez que la educación está en
funnción de la familia y no al servicio del Estado. ¿Por qué entonces no se
tiene en cuenta el derecho de los padres católicos a dar a sus hijos una
formación específicamente confesional que vaya más allá de la clase de
Religión?. Se podrá decir que ya
existen en España escuelas privadas confesionales, con sus idearios,
regímenes etc para satisfacer las aspiraciones de estas familias. El
problema está en que estos Centros cuestan un dinerito y quien los quiera,
tiene que pagar dos veces la educación y lo más grave del caso es que quien
no disponga de ese dinerito, no podrá satisfacer su deseo de elegir la
educación de sus hijos, con lo que se les está negando un derecho que les
pertenece. Una vez más las familias pobres son las víctimas. Una vez más el
principio de igualdad de oportunidades en educación queda en entredicho. Hoy cuando en España de lo
que se está discutiendo es de incluir o no la asignatura de Religión en las
escuelas, a algunos les debe resultar escandaloso que se plantee siquiera la
posibilidad de la escuela confesional, publica y gratuita como lo es la
escuela laica y pocas cosas tan de acuerdo a derecho como ésta. Porque vamos
a ver. ¿No es cierto que vivimos en una sociedad plural? ¿Por qué no ha
de haber una escuela también plural que satisfaga lass aspiraciones de
creyentes y no creyentes.? No hacerlo así compromete laa verdadera libertad
de enseñanza. Que no se diga que esta pretensión ess económicamente inviable,
cuando lo que está haciendo falta es el coraje y la a voluntad política de
llevarla a cabo, con la correspondiente aprobación de una Ley General de
Financiación de la Enseñanza. Este modelo de escuela plural
jurídicamente exigible es posible y en algún paíss lo ha hecho realidad. ¿Por
qué en España no? Juzguen vds. si no se será por la intransigencia de unos y
el complejo de los otros. |