Los políticos han de
saber que la escuela es de la sociedad,
no del Estado y que la misión de éste, es meramente subsidiaria, siendo
los padres los poseedores legítimos del
derecho a la educación, ellos y no otros
son los que tienen que decidir cómo ha de
se la educación que van a recibir sus hijos. Así lo reconoce la Carta de los Derechos
Humanos y en consonancia con la misma la Constitución Española
en su artículo 27. ¿ o no?
Decir
que el sistema educativo ha de estar presidido por una sana antropología
resulta ser una obviedad que de vez en cuando conviene recordar a los políticos.
Los valores cívicos y constitucionales no lo son todo. Cuando educamos hay que
hacerlo teniendo en cuenta al hombre entero en toda su integridad. Cualquier
reforma educativa que se haga hoy en
España debiera tener esto muy presente. No podemos contentarnos con
profesionales competentes y ciudadanos respetables, hay que enseñar también a
ser personas integras y esto no se consigue simplemente con cambiar la
asignatura de Educación de la ciudadanía por la de Educación Cívica y
Constitucional , para de esta forma
seguir adoctrinando al ciudadano en los valores característicos del sistema
político vigente. Esto, en el orden
práctico, significa olvidarse de la esencialidad del ser humano y dejar
desasistida a la persona en sus
aspiraciones más profundas. Más allá de las provisionalidades del sistema
político vigente, sea el que sea, hay que tener en cuenta esa Antropología
avalada por la mejor tradición pedagógica, que apunta a lo intemporal y situa
al ser humano en un plano superior,
desde donde se pueden vislumbrar
horizontes de trascendencia.
Los diferentes planes de educación habidos en
España durante los últimos años, deberían haber tenido en cuenta las
aspiraciones de las familias que mayoritariamente se han manifestado una y otra
vez a favor de una formación religiosa. Así lo exige una educación libre. Yo
comprendo que a los ciudadanos no creyentes, en razón de la libertad religiosa,
se les dé la opción de tener una educación laica ; pero por la misma razón a
los ciudadanos creyentes se les debería dar
también una opción a una educación confesional, porque tienen todo el derecho a ello; aunque decir esto
levanta ampollas en algunos sectores de nuestra sociedad y cuando digo esto no
me estoy refiriendo a que se les permita tener a la semana, una o dos horas de
clase de religión ; pues los profesores que conocemos lo que se guisa por
dentro, sabemos que ello significa muy poco, dada la atmósfera general que se
respira en los centros, por ello yo no me voy a
centrar en el tratamiento que a esta asignatura le da el Sr. Wert en su
anteproyecto reformista, a todas luces mejorable. Yo quiero ir más lejos, voy a
llevar la cuestión a otro plano y lo voy a hacer con la autoridad que me
confiere el haber estado trabajando en la escuela toda mi vida, hasta mi
jubilación, también por haber leído y
escrito mucho sobre educación. Supongo
que tengo derecho a expresar mi opinión
al igual que lo hacen los demás
En
estas últimas décadas, se ha venido manejando un sofisma generalizado que
consiste en identificar escuela laica
con escuela neutra y esto es una engañifa. La gente debe saber que la escuela
laica, la única posible en nuestro sistema publico de enseñanza, es monolítica,
discriminativa y excluyente: En los centros educativos, a unos se les permite
la blasfemia en sus múltiples manifestaciones y a otros se les prohíbe
exteriorizar sus sentimientos religiosos
¿Es esto neutralidad? En materia
de educación, el trato que están recibiendo las familias católicas, es
diferente al que reciben las familias laicas. Aquella no tienen la escuela que quieren tener ,
éstas sí.
¿ Por
qué las familias católicas que son mayoría en España, no pueden llevar a sus
hijos a una escuela pública confesional, de acuerdo con sus convicciones,
como sucede en otros países?. ¿ No sería
más justo que en una sociedad plural como la nuestra debiera existir también una
escuela plural? La escuela para que sea
libretiene que estar abierta tanto al
creyente como al no creyente. Llegados a
este punto, yo quisiera hacer esta pregunta al Sr. Wert ¿ Como pretende Vd. que
una escuela que no es libre pueda ser de calidad? Nadie se opone a que haya escuelas
laicas, que tanto gustan a los no
creyentes; pero eso sí , para quien las quiera.
Tal y como está la cosa, sé que esta solicitud puede parecer utópica y
disparatada, debido a que existe un estúpido prejuicio por el que la confesionalidad va asociada a la
intolerancia, siendo considerado incluso incompatible con la libertad religiosa
y nada más lejos de la realidad
Yo
parto del convencimiento de que la religiosidad, es una de la dimensiones
esenciales en el desarrollo de la personalidad humana y por lo tanto a las
familias católicas , mayoritarias en nuestro País, se les debiera dar la
posibilidad de educar a sus hijos de acuerdo con sus creencias religiosas. Lo
que sucede es que en consonancia con el espíritu secularizado de los tiempos,
lo relevante en la política educativa es, sacar alumnos preparados para competir
en el difícil mercado laboral y aquí se acaban todas las aspiraciones; por ello no me sorprende que el Sr. Wert influenciado por este espíritu y
también, pienso yo, porque no quiere problemas, trate de poner en marcha un
nuevo plan de reforma educativa en el
que algo se cambia para que esencialmente todo siga igual; olvidándose de las justas reivindicaciones religiosas. Lo
entiendo; pero no lo comparto. ¿ Para esto hemos estado esperando a que
gobernara el PP obtuviera con mayoría absoluta? Ante semejante situación,
convendría refrescar la memoria del Sr.
Ministro de Educación y recordarle, no sólo que él y su partido son
depositarios en gran medida de los votos de los católicos, siendo ellos los que
les han llevado a donde están, sino
también que la justicia distributiva
demanda que sean tenidos en cuenta los derechos de estas familias
A lo mejor no solo los gobiernos, también los
mismos católicos nos hemos olvidado de nuestras responsabilidades en materia de
educación. Seguramente por parte de unos
y de otros ha habido mucha dejación y nos hemos ido conformando con una
educación meramente competitiva y técnica. No es ya sólo que la escuela pública española esté en
crisis , también lo están muchas de las escuelas católicas privadas, que se han
ido distanciando de las directrices de un sólido y bien fundamentado humanismo
cristiano que venía siendo su seña de identidad.
¿ Cómo
si no puede explicarse el hecho de que entre las jóvenes generaciones abunde el
analfabetismo e indiferentismo religiosos?
Tal vez la crisis educativa que
actualmente padecemos tenga su origen en una crisis generalizada de fe.