Los tiempos presentes ya nos están anunciando, nuevas formas de cultura y nuevas exigencias pedagógicas que hay que saber interpretar sin dar la espalda al pasado, pero sí tratar de mejorarlo. Métodos, técnicas de aprendizaje, formas, actitudes, comportamientos, recursos técnicos y un sinfín de procedimientos pedagógicos han ido quedando obsoletos y es preciso renovar de acuerdo con las nuevas exigencias de los tiempos |
Correcciones oportunas La escuela
tradicional había estado preocupada por la posesión de saberes. Sus
pretensiones eran adquirir y acumular datos. En la enseñanza del futuro lo
que preocupa es "aprender a aprender", estar capacitado para
manejar las máquinas y dispuesto a utilizar los medios técnicos, que van a ser
los que proporcionen los conocimientos necesarios. En el futuro, nuestros
conocimientos irán quedando antiguos y será preciso irlos actualizando
constantemente. Por eso, importantes serán, no sólo los contenidos, sino la
forma de saber obtenerlos en el momento oportuno. Así las cosas, la
creatividad va a ser un rasgo característico de la nueva enseñanza. Teniendo
en cuenta que la educación habrá de ser global y permanente, se prevé que la
formación polivalente cumplirá mejor su papel que la formación especializada;
incluso se nos dice que: el reto de la escuela, en los próximos años, no va a
estar en educar para ser un buen empleado, sino para ser un buen empleador.
En cualquier caso junto a las ventajas de una esmerada formación técnica,
hemos de saber ver también sus limitaciones. Las conquistas en el campo de la
técnica pueden representar un enriquecimiento; pero también una amenaza para
la libertad del hombre. Entre
esperanzas y recelos se avistan artefactos dotados de memoria e inteligencia
artificial. Se podrán utilizar lenguajes informatizados para acceder a las
terminales, donde se encuentra procesados un arsenal de datos, archivos y
resultados, maquinas de enseñar etc. que comprometen y ponen en situación
delicada la figura del profesor y enseñante en este escenario tan singular.
Hay motivos suficientes para pensar que la labor del profesor va a ir
cambiando; pero no creo que vaya a desaparecer, su presencia va a seguir
siendo insustituible Los
tiempos presentes ya nos están anunciando, nuevas formas de cultura y nuevas
exigencias pedagógicas que hay que saber interpretar sin dar la espalda al
pasado. La revolución que está ya en puertas, si es que no ha comenzado ya,
viene definida por el desarrollo tecnológico y la informática. Los grandes
cambios que se esperan en el sistema de comunicaciones va a afectar
seriamente a la vida del planeta en general y al campo de la educación de
manera particular . Los avances de la Bilogía, Medicina, Psicología están
influyendo ya de forma importante en el campo de la educación y se piensa que
van a seguir haciéndolo todavía más, hasta el punto de que malformaciones
congénitas, aptitudes y comportamientos pueden verse modificadas por
intervenciones realizadas desde el exterior. Enorme va a ser el campo de
posibilidades abiertas para el hombre, que deberán ser compaginadas con las
exigencias éticas inmutables, que están ahí desde hace mucho tiempo. A las
puertas de una tercera revolución social, la educación además de hacer frente
a los previsibles cambios en el mundo de la informática, ha de estar
preparada para asumir el intercambio comunicativo a nivel mundial, que nos
hace pensar en una "paideia " con ribetes de universalidad, en el
marco de una cultura deslogizada y mundialista, toda vez que a las ideologías
se las da como desaparecidas o en proceso de desaparición En tal
situación, un problema educativo de gran calado, según se preve, habrá de ser
el drástico descenso de la natalidad en Occidente, que va a afectar
seriamente a la población escolar con un descenso del 40% si bien, se verá
compensado con la presencia de escolares procedentes de culturas diferentes,
los cuales tendrán que integrarse en una misma escuela. A esto hay que añadir
la alteración de las relaciones entre familia y escuela, que hasta ahora
venían funcionando de forma conjunta, sabiendo cada una cuales eran sus
cometidos específicos y que ahora ya no es así. La escuela tendrá que ir
asumiendo funciones que tradicionalmente correspondían a la familia, al
tiempo que ha de tratar de convivir y competir con otros magisterios
paralelos provenientes de los medios de comunicación. Los nuevos
tiempos apuntan también a una nueva configuración de los saberes y a una
mayor homogeneidad cultural entre los pueblos, producto de una amplia red de
comunicación e información, lo que va a permitir una mayor y más íntima
capacidad de interrelación entre las personas y los pueblos, dando lugar a
una cierta educación mundialista, que ¡ójalá! puediera ser aprovechada, para
estrechar los lazos de convivencia y entendimiento mutuo, a favor de la paz y
la solidaridad. Todo discurre a una velocidad vertiginosa y la educación, si
no quiere quedar anquilosada, ha de acomodarse al ritmo de los tiempos, para
hacer frente a las nuevas necesidades que se preven con carácter de urgencia
. Una
pedagogía ajustada a las necesidades de la nueva sociedad Para poder
hablar con fundamento de la pedagogía del futuro, necesitamos saber cómo va a
ser la sociedad del mañana. Según se augura, la celeridad de los nuevos
tiempos va a ir en aumento y las jóvenes generaciones madurarán más
rápidamente. Se espera que las modas tengan breve duración y que las imágenes
del mundo, sean dinámicas. El tiempo habrá de ser un factor más diferenciador
que el espacio. Se vivirá con un cierto desarraigo. No habrá continuidad en
la relación del hombre con las cosas. Ni tampoco serán duraderas las
relaciones interpersonales. Algo que ya ha comenzado a hacerse notar, por
ejemplo en las uniones temporales de la pareja. El carácter de transitoriedad
será la nota dominante en la vida del hombre, en la que se apreciará gran
diversidad y pluralismo de valores e intereses. Se dispondrá de mayor tiempo
para el ocio y se alcanzará un mayor nivel de vida. En lógica consecuencia
disminuirán las ocupaciones de nivel primario y secundario y aumentarán las
del nivel terciario. A Las máquinas corresponderá el trabajo físico y las
tareas rutinarias y el hombre se ocupará de la toma de decisiones. El mundo
tecnificado de mañana va a necesitar, no de hombres receptivos, que reciben
órdenes, sino de hombres activos con criterios propios . Se
alargará el tiempo de vida y se retrasará la vejez con nuevas técnicas de
rejuvenecimiento. Se podrá producir una masiva fabricación a bajo coste de
artefactos técnicos que tendrán su incidencia en el campo de la educación y
que harán posible el aprendizaje desde el propio hogar, sirviéndose de
métodos rápidos de enseñanza y de aprendizaje programado. Se podrá hacer uso
de nuevas y eficaces técnicas educativas que podrán influir en la conducta
humana. Habrán de
producirse nuevos descubrimientos con aplicaciones prácticas, que a su vez
tendrán sus correspondientes repercusiones en el campo de la educación, como
puede ser la utilización de la electrónica, o la estimulación cerebral por
procedimientos químicos que afecten a la memoria y a la capacidad de
descubrir. Se podrán adquirir fármacos eficaces para controlar diversos
estados psicológicos, que incluso pueden influir en la personalidad y otros
muchos descubrimientos que ahora mismo ni siquiera podemos imaginar. Los
sabios del mundo hablan de proyectos en vía de realización que nos sobrecogen
cuando creíamos ya agotada nuestra capacidad de asombro. En el
campo de la Biología se preve que el cerebro será mejor comprendido, hasta el
punto de que el Siglo XXI comienza a ser considerado ya como el siglo de la
inteligencia. Se espera que en los próximos 20 años se conozcan los
mecanismos esenciales del sistema nervioso. Se sabe ya que no nacemos con
todas las neuronas, sino que se seguirán fabricando nuevas células nerviosas
durante toda la vida, lo que sin duda va a tener mucho que ver con el
aprendizaje. Hay quienes piensan ya que la inteligencia y la memoria se
podrán potenciar con la ayuda de determinados genes y sustancias cerebrales. En el
campo laboral se podrá hablar de teletrabajo, que modificará radicalmente
nuestros hábitos laborales. Las generaciones venideras educadas en la nueva
cultura hipermedia y condicionadas por ella, podrán diseñar la sociedad que
deseen, bastante distinta a la nuestra por cierto y lo harán utilizando para
ello mentes cableadas. En esta cultura internet triunfarán, según nos dicen
los sabios, aquellos profesionales versátiles, con excelentes conocimientos
de informática y con capacidad para ocuparse de varios proyectos al mismo tiempo.
Los líderes mundiales han llegado a la conclusión de que, el mundo digital va
a ser la clave de la educación del futuro. Para bien o para mal el destino de
la humanidad está en juego y en ello no poco van a tener que ver la
decisiones de los hombres. Esta es la
sociedad que ya tenemos a las puertas y en la que habrá de operar la Nueva
Pedagogía. En referencia a este futuro ya próximo, la educación tendrá que
ser plurivalente y en constante ejercicio, por ello va a ser importante
aprender a pensar, para ir afrontando las diferentes situaciones que se vayan
presentando. Una de las
misiones de la escuela va a ser, la de capacitar a los alumnos para aprender
por sí mismos y de facilitarles el bagaje técnico, bibliográfico e
informativo de acuerdo con sus necesidades y expectativas. En esta nueva
perspectiva el papel magisterial irá cediendo a favor del papel tutorial. La
imagen del profesor, como transmisor de conocimientos, va a perder
importancia, por cuanto que los alumnos podrán conseguir dichos conocimientos
por sí mismos, su papel habrá de ser el de consultor, consejero, orientador,
etc., agente que participa activamente en la formación de la personalidad de
los alumnos, para lo cual, lógicamente, deberá estar dotado de diversas
cualidades humanas, sobre todo de bondad y espíritu de servicio. Suchodolski
nos hace un perfil de la educación del futuro en estos términos: "Los
educandos precisarán de una inteligencia crítica y aguzada, que les permita
revisar todos los aspectos rutinarios y estereotipados de su labor.
Necesitarán pues, de una dedicación y un interés más elevados, merced a los
cuales sabrán emprender los nuevos pasos que los pongan a la altura de los
constantes adelantos de la ciencia, la técnica y la vida social. Precisarán
de la capacidad imprescindible para superar las dificultades objetivas de su
labor, de la sensibilidad y la imaginación que les permitirán contemplar la
realidad en todas sus magnitudes, descubriendo así todas las posibilidades de
invención y creatividad. Finalmente, precisarán de la capacidad de convivir y
cooperar con los individuos" La
educación ha de seguir siendo una actividad humana y no robotizada Se ha
hablado mucho de la posibilidad de que la maquinaria acabe desplazando a los
educadores como ha sucedido en otros ámbitos. Si así fuera la educación
habría perdido una de sus características esenciales, cual es el ser una
tarea hecha por hombres y para hombres. En mi opinión, el educador seguirá
siendo necesario, aunque tenga que haber algunos reajustes. Posiblemente tenga
que dejar de ser especialistas en la transmisión de conocimientos, para
convertirse en maestro, con todo lo que ello implica.. En el
ámbito educativo, yo sigo pensando que, las variantes debieran ser más de
escenario que de actores. Por mucho que cambien las cosas, lo que parece
claro es que, el hombre va a seguir necesitando lo que siempre ha necesitado
y que no es otra cosa que lo exigido por su propia condición de hombre. Para
no perderse por caminos que no conducen a ninguna parte, el hombre necesita
encontrar un sentido a su vida y tener una razón profunda por la que vivir y
morir; por ello tarde o temprano sentirá la necesidad de reencontrarse
consigo mismo, haciendo valer su dimensión humana renovada. El nuevo
humanismo en el que debe inscribirse el modelo de hombre futuro habrá de
estar al servicio de la persona y no de una tecnología deshumanizante. El
hombre no puede renunciar a su condición de humano para convertirse en
marioneta de la técnica. Cualquier proyecto educativo para el siglo XXI comienza
a ser esperanzador desde el momento que se toma en cuenta la dignidad del
hombre. De la
educación del mañana, que viene cargada de expectativas, cabe esperar o
cuando menos desear, que ayude al hombre a tomar conciencia de su identidad y
dignidad humanas y que no haga dejación de su función humanizadora. Los
países tienen puestos sus ojos en el desarrollo material y no está mal que se
interprete la educación como fuente de progreso material, siempre que sea
para ponerlo al servicio de un mejor desarrollo humano y social. Me gusta ser
optimistas y pensar que con la ayuda de padres y educadores, las jóvenes
generaciones podrán descubrir el tesoro de la integridad, donde el desarrollo
material tiene su culminación en el desarrollo humano. Si en el horizonte
educativo no existe esta pretensión humanizadora de poco va a servir todo lo
demás. Por muy
civilizado que esté el hombre, si deja de ser hombre, habrá perdido la
batalla del futuro. Como bien dice Olegario Cardedal "Cuando nos
preguntamos quién está amenazado hoy, si el oriental o el occidental...hay
que responder que todos. Está amenazado el hombre, en cuanto hombre, en la
libertad de ser hombre, de mirar como hombre, de pensar como hombre, de amar
como hombre y la primera tarea consiste por consiguiente en cualificar a cada
uno, para que descubra este abismo en que dejará de tener alma y rostro
...para que descubra la gloria de ser hombre, para que recupere el gozo de
existir " . En los
años venideros no va a ser suficiente el progreso científico y técnico, lo
sabemos porque ya hemos comenzado a percibir que las satisfacciones que
puedan producirnos las conquistas materiales, no sacian las aspiraciones del
espíritu ni nos hacen más felices. La educación en los próximos años ha de
tratar de recuperar una interioridad que se ha perdido y que habremos de
buscar por aquellos caminos que nos lleven a sentir la profunda satisfacción
de ser hombres. En el futuro, las nuevas generaciones han de aprender a dar
preeminencia al sujeto sobre el objeto, a lo esencial sobre lo accidental, a
lo intemporal sobre lo temporal. Las aspiraciones de una pedagogía sustancial
no pueden limitarse a lo externo; han de penetrar en lo más profundo de la
persona, hasta llegar a su razón última, donde tienen sus raíces los amores, los
impulsos, los gozos y las tristezas; donde tienen su origen el vivir y el
obrar de la existencia propiamente humana. La dignidad de ser hombre no puede
ser suplantada por ninguna tecnología. |