2022-02-16

79.- La amenaza de una pedagogía iconoclasta

 

       

 

 


En muchos órdenes de la vida estamos sufriendo las consecuencias  de un progresismo irresponsable. Por lo que a  educación respecta, la perniciosa influencia de la Pedagogía Negativa se ha dejado sentir con fuerza en los ámbitos académicos y también en la familia, hasta llegar a comprometer la misma educación y poner en entredicho el ejercicio de autoridad, condición indispensable para que la educación pueda llevarse a cabo.

Alguien durante estos últimos lustros ha intentado convencer a los padres, que la mejor educación es la que no existe.  Me gustaría decir que ya pasaron aquellos tiempos  en los que se creía que había que dejar al niño a su suerte, para que se desarrollara autónomamente , sin ningún tipo de intervención; pero no es así, en el fondo se siguen pensando cosas parecidas.  En todo esto ha tenido mucho que ver la izquierda progre que ha dominado prácticamente toda la pedagogía del pasado siglo,  acabando por arruinar la escuela con sus despropósitos. No han faltado quienes a la luz de los resultado tan nefastos que estamos padeciendo, han comenzado a dar marcha atrás; aunque el mal está ya hecho y habrá de pasar mucho tiempo para enmendar tanto desaguisado. Quienes todavía parece, no haberse enterado  son los propios padres, a juzgar por la dejación de que vienen haciendo gala en su deberes educativos. Tal vez continúen creyéndose las patrañas de estos pedagogos iconoclastas y como ellos sigan pensando que hay  que ser omnitolerantes y omnipermisivos, dejando que sea el niño quien se eduque a sí mismo

No creo revelar ningún secreto si digo,  que es el principio de autoridad el que está fallando en las escuelas y en las familias; allí por que no dejan hacer uso de él y aquí porque  hay miedo a ejercerle. Todo menos pasar por padre autoritario, a lo más amigo o hermano mayor. La crisis de autoridad en la familia es alarmante,  ella es un tipo de responsabilidad que nadie parece dispuesto a asumir. El hijo que se ha dado cuenta de la situación, se ha dicho. Muy bien. ¿ Nadie quiere mandar? Lo haré yo. Y ahí tenemos a la criaturita convertida en pequeño déspota inmisericorde con padres y profesores. Porque vamos a ver ¿ Quienes son los que mandan  hoy en las escuelas y en las familias?  Ésta entre otras es la triste consecuencia de la “Pedagogía Negativa” que predica el no intervencionismo, que aconseja dejar al niño que se desarrolle espontáneamente. Nada  de imposiciones , nada de disciplina. Dejémosle sin dirección para  que crezca  sin complejos y sin prejuicios. Dejémosle que sea el salvaje perfecto. Lo malo es, que lo del salvaje perfecto es una utopía, como lo es la pretendida autosuficiencia del niño.

La realidad es bien distinta y no es otra, que la que nos hace ver lo necesaria  que es la educación , sobre todo en las edades más tempranas.

La experiencia nos demuestra cada día que hemos nacido para ser educados, a menos que renunciemos a ser hombres. Es un hecho, el que la educación va ligada a nuestra condición humana,  que es tanto como decir que es una tarea del hombre y para el hombre.

 Tal como están las cosas, los padres debieran ser los primeros de quitarse la venda de sus ojos y cuanto antes lo hagan mejor para todos . No pueden seguir por más tiempo confundiendo autoridad con autoritarismo, disciplina con coerción , comprensión con claudicación, tolerancia con omnipermisividad, el uso de la libertad con el abuso de la misma. Los padres han de comenzar a comprender que se les ha tratado de meter gato por liebre. Han de saber que no es cierto que reprender al niño crea en ellos frustraciones y complejos, sino más bien lo contrario, que son las correcciones oportunas las que hacen de barreras protectoras, dando seguridad a su inestable personalidad, al tiempo que le ponen a salvo de muchos peligros que el niño no puede prever. Más aún, es el propio niño quien se siente decepcionado cuando no recibe  la corrección que él espera, por parte de quien debiera hacerlo. Algún día estos niño consentidos y caprichosos nos echarán en cara con toda la razón del mundo , que les hemos dejado crecer sin los valores y exigencias para afrontar una vida llena de riesgos y compromisos. Los padres han de decidirse de una vez por todas a afrontar sin miedos la difícil tarea de educar a sus hijos, conscientes que la influencia que ellos no ejerzan, otros con menos garantías la ejercerán.

Nadie pone en duda las dificultades que entraña hoy ser educador o simplemente ser padre, en una cultura desprovista de seguridades y de referencias. Son los tiempos en los que no existe un claro modelo educativo; por supuesto que los padres han dejado de ser  espejo donde los hijos quieren mirarse, más bien  es a la inversa . Son los mayores los que tratan de imitar y parecer ser joven, en un mundo donde quien no es joven no es nadie.   

Sucede que en los tiempos que vivimos, no se tienen muy claros los ideales ni siquiera si merece la pena tenerlos, no se está seguro que la educación de hoy  pueda ser la que se necesitará mañana. No se está seguro de nada , porque los tiempos que nos están tocando vivir vienen marcados por la decepción y el relativismo, por el pensamiento débil y la falta de seguridades en todos los órdenes. Tiempos en los que cada cual trata de apañárselas como puede. No, no es fácil ser educador y padre. De lo que sí estamos seguros es de que los padres seguimos queriendo a nuestros hijos y para ellos queremos lo mejor. Lo cual no es poco. Ahora nos hace falta el coraje suficiente, para afrontar una tarea difícil, pero que nadie puede hacer por nosotros.

244.-Tenemos la obligación de defender nuestra civilización cristiana.

  Si en algo estamos todos de acuerdo es que la fe y los valores cristianos son la base de la civilización occidental. Renunciar a ellos ser...