Los retos de
nuestro tiempo son muchos y de mucho
calado, pero los más importantes son los que hacen referencia directa al
hombre; por ello necesariamente hemos de situarnos en la esfera del humanismo.
El hombre ha evolucionado mucho y muy rápidamente en el campo de la técnica
durante los últimos años; pero no ha
seguido este ritmo en su desarrollo moral y humano y esto es lo más preocupante.
¿Qué nos
traerá este siglo que acabamos de comenzar?
Nos preguntamos y la respuesta pudiera ser ésta. Nos traerá lo que el
hombre quiera que nos traiga. Las mayores amenazas proviene del propio hombre y
nuestras grandes esperanzas también de él proceden. Dios ha querido que fuera
así, al hacernos libres, al encargarnos el gobierno de nuestro mundo, al
dejarnos un mundo por hacer para que nosotros lo completemos.
El hombre, si
no quiere equivocarse, ha de comenzar a pensar en los demás, ha de comenzar a
trabajar por un mundo humanizado en el que quepan todos los hombres, sin
distinción de razas o culturas sin distinción de sexo o edades. Frente a los grandes problemas que hoy
acucian a
Frente al
fenómeno cada vez más extendido de la migración, hemos de armarnos con el valor
moral de la hospitalidad, hemos de
aprender a abrir nuestro corazón al
extranjero y prestarle la ayuda que necesite, allí donde se encuentre y si
puede ser, ayudando al desarrollo de su propio país en todos los ordenes, nos
apremia también aprender a convivir en paz y armonía con
quien tenemos cerca, no viendo en él a un extraño, sino a un hermano.
Frente al
pluralismo étnico y cultural hemos de
equiparnos con la tolerancia, que nos haga comprender que el respeto y el
diálogo es la mejor forma de entendernos y así
llegar a esa suprema sabiduría de que todos tenemos que aprender de los
demás.
Frente a la
lacra de la pobreza, hoy por hoy el arma más mortífera, con millones de
víctimas a sus espaldas , estamos necesitando de la solidaridad, de la justicia
también, para que los miles de niños, mujeres y hombres que mueren de hambre diariamente puedan ser
salvados, salvados simplemente con lo que a los demás nos sobra, eso que con
frecuencia desperdiciamos.
Frente a una
legión cada vez más numerosa de viejos, que viven sus últimos días en el olvido
y mueren en la soledad, nuestro mundo
está necesitado de generosidad para dar
algo de calor humano a quienes un día lo dieron todo por los demás. Los viejos
necesitan un espacio seguro en nuestro mundo, necesitan saber que se les quiere
y se les respeta.
Frente a un
mundo de discriminaciones, violencias y desigualdades en razón del sexo , nos
está haciendo falta también, toneladas de equidad para acortar las distancias
que todavía separan al hombre de la mujer, para hacer valer el principio de que
lo fundamental es ser persona y que nadie es más que nadie. Ya es hora de
reconocer la igualdad de derechos en razón del sexo , de proclamar que tanto
monta, monta tanto, el hombre como la
mujer
Hacemos votos
para que este siglo XXI traiga la dignidad a todos los hombres, les de la
oportunidad de poder ser y de vivir como personas. Nuestra esperanza de futuro es un mundo en el
que impere el mutuo respeto y reconocimiento
entre los hombres y los pueblos que nos permita vivir en paz en una
tierra que es de todos.