Las radiografías
y los análisis pertinentes aplicados a nuestra sociedad contemporánea han
servido para que sociólogos y filósofos pudieran formular un diagnóstico de lo
que nos está pasando. Estos tiempos que nos está tocando vivir son los que
corresponde a una nueva era histórica que ha sido bautizada como la
Posmodernidad. Que viene presidida por la falta de seguridad y de consistencia en
todos los órdenes. A ella se han
referido autores tan cualificados como Lyotard que la identifican con “ la provisionalidad”
Vattimo con “el pensamiento débil, Derrida con “la desconstrucción”, Bataille
con el “pensamiento cansado” Berman con “el
desvanecimiento” etc. Como puede verse todos ellos apuntan a una situación de
crisis, de desvanecimiento de perplejidad. Lipoveski que junto con los autores
citados pasa por ser uno de los representantes más cualificados de nuestro
tiempo dejó escrito un libro titulado “La era del Vacío”, donde se refleja la
situación actual del “todo vale” ahora bien al ”todo vale” se llega cuando ya nada vale y lo que hay es
un enorme vacío.
Hemos roto con el pasado. Esto nadie lo pone
en duda. Hemos quemado las naves sin
tener otras de repuesto. Lo hemos hipotecado todo en aras de una libertad, sin
límites, sin trabas y sin compromisos. Hoy nada hay firme y consolidado, nada podemos
dar por seguro y consistente. Los grandes macrorrelatos de la historia de los
que nos habla Lyotard ya no nos sirven y
si las grandes cosmogonías no tienen valor tampoco lo tiene la historia. Todo
ha sido cuestionado cayendo en un nihilismo radical del que no sabemos salir. ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?
La crisis de que
estamos hablando, si así se la puede llamar, ya fue predicha por Nietzsche y a
él debemos referirnos si queremos conocer los orígenes de lo que nos está
sucediendo. Todo comienza con el anuncio de la muerte de Dios; para el profeta
de los nuevos tiempos estaba bien claro que desaparecido Dios del horizonte
humano iba a producirse un cataclismo en forma de subversión cultural en
Occidente y tal como él lo predijo así está sucediendo. Al desaparecer Dios
somos los hombres los que tenemos que cargar con el peso del mundo y de la
historia y esto era demasiado para nuestros frágiles hombros. Desde Socrátes la
cultura Occidental tenía como referencia a un Ser Superior que representaba el
eje piramidal del mundo y de la historia y que daba sentido a nuestra
existencia. Él orden físico y moral habían sido conformados según las leyes de
un pensamiento regulado por una lógica racionalizada. Esta concepción fue
potenciada por el cristianismo, llegando hasta los hombres de la Ilustración
que vieron en el universo la obra perfecta de un matemático perfecto a través de la cual nos hablaba con un
lenguaje legible por la razón humana, hasta el punto de que Hegel
pudo decir que “ Todo lo racional es
real y todo lo real es racional”; pero ¿qué sucede cuando este Ser superior cae
del pedestal? Pues que todo el edificio erigido sobre él se desmorona, la razón
filosófica deja de ser creíble, las esencias metafísicas como la Verdad , la Bondad la Belleza dejan de ser reales y en el caso de que lo
fueran no podían ser conocidas, más aun, en el caso que pudiéramos conocerlos
no podíamos trasmitirlo a los demás. A partir de aquí, tratar de buscar
realidades metafísicas y trascendentes es como buscar en una habitación oscura un
velo negro que no existe.
Desaparecido el Ser Absoluto desaparece también la finalidad de la
historia, quedando ésta reducida a una serie de sucesos inconexos y
fragmentados carentes de sentido, por lo
que esa Filosofía de la Historia que nos dejara Hegel, donde todo está
racionalmente conexionado no pasa de ser un puro artificio de la razón alejado
de la realidad . Entonces ¿Para que queremos una historia, que ha dejado de ser
maestra de la vida? No sólo el pasado también el futuro desaparece, con la
pérdida de toda esperanza trascendente, sólo nos queda el presente efímero y
fugaz, lo único que podemos hacer es disfrutar de él a tope porque es lo único
que tenemos. “A vivir que son dos días”. El carpe diem de Horacio elevado a la
enésima potencia.
Los hijos de la posmodernidad después de haber renegado de la cultura occidental precedente tratan de
construir un mundo a su medida en el que
la Razón
deja de ser vista como una diosa, convirtiéndose en una vieja embustera que
habiéndonos prometido un progreso indefinido hasta alcanzar una felicidad plena para toda la Humanidad, lo que
en realidad nos ha traído, han sido dos
guerras mundiales, la desigualdad Norte sur y por si fuera poco ha puesto en
peligro de extinción el planeta tierra. Ahora bien, el hecho es que al
quedarnos sin razón filosófica, el sujeto humano queda también amenazado,
porque le hemos dejado sin identidad propia, con lo que bien pudiéramos decir
que a la muerte de Dios ha seguido la muerte del hombre. Todo anda muy
revuelto, por acá y por allá; oímos que estamos asistiendo a una crisis generalizada
en todos los órdenes: en la religión, en
la moral, en el pensamiento, en las instituciones
, en la cultura, pero bien mirado no son las diversas manifestaciones
socioculturales las que están en crisis , sino que quien está en crisis es el
propio hombre inmerso en una atmosfera
de nihilismo después de haber renegado de todo y haberse quedado con lo puesto
Este cambio de rumbo no se ha sido producido
de forma violenta, no ha sido obra de un pelotón de soldados, sino que todo ha
trascurrido sin dramatismos, de forma bastante natural, con algunas escaramuzas
y barricadas en el barrio Latino de Paris protagonizadas por los estudiantes de
la Sorbona apoyados por parte del mundo laboral, sin que pasara a mayores. En
realidad el Mayo francés del 1968 no deja de ser un movimiento testimonial
íntimamente ligado a intereses culturales. Podríamos decir que se ha llegado
donde se ha llegado de forma pacífica y aquí estamos, sin nostalgias del
pasado. Los hombres de la posmodernidad
se han ido acostumbrando a vivir en un eterno presente sin volver la
vista atrás sin echar de menos sus
raíces culturales y lo han hecho sin
resentimientos, sin conciencia de culpabilidad, como si nada hubiera pasado.
Lo sucedido
hasta ahora ha sido fundamentalmente una labor de acoso y derribo de cuanto se
consideraba que ya no iba con el espíritu de los tiempos. Sabido es que es más
fácil derrumbar que construir y que lo que costó siglos en consolidarse puede
ser barrido en cuestión de meses. En muy poco tiempo nuestro mundo ha cambiado de
forma drástica. Una era histórica ha sido finiquitada lo que no está tan claro es que hayamos comenzado
una nueva era. Sabemos lo que hemos dejado atrás pero no sabemos lo que nos espera.
Las culturas no son obra de unos años se van forjando a través de décadas y
consolidando a lo largo de los siglos por tanto aún hay que esperar al
alumbramiento de una nueva cultura con identidad propia. Lo que ahora estamos
viviendo es un periodo de interinidad de pura provisionalidad mientras el
horizonte se va despejando.
El problema está
en que después de habernos quedado sin hoja de ruta hemos de seguir caminando
porque la vida sigue y nosotros no podemos quedarnos parados. Hemos de seguir
orientándonos en la vida en un suelo sembrado de sal. Sentimos que en nuestro interior se ha producido un vació y hay que tratar de sobrellevarlo como se pueda
y sobre todo nos hemos visto obligado de inmediato a regular nuestra relaciones
sociales e interpersonales recurriendo a un ordenamiento jurídico positivo
porque la Ley Natural ha desaparecido. En fin
nos hemos visto obligado a improvisar recurriendo a unos supuestos culturales
leight para salir del paso como sea, incluso
a veces haciéndose trampas a nosotros
mismos porque hay cosas que se ve que no pueden ser, como por ejemplo que lo
que hoy damos por recomendable deje de serlo mañana o que una
cosa pueda ser y no ser al mismo tiempo
En esta rápida subversión cultural, los
cambios se ha ido sucediendo. Al no existir la Verdad, con mayúscula, lo que
cuenta es la verdad de cada sujeto, las cosas
son lo que a cada cual le parezca que sean siendo todas ellas igualmente válidas,
aun así habrá ocasiones en que hay que
decantarse por una opinión sobre las demás
en cuyo caso se recurre al consenso mayoritario de los ciudadanos que la elevaran al rango de verdad
colectiva hasta que estos mismos ciudadanos
u otros decidan otra cosa dentro del más
puro relativismo. Por su parte el Estado ha acabado por suplantar a Dios, cuya
voz ha sido sustituida por la voz del pueblo. La política juntamente con el futbol, se han convertido
en la religión de los tiempos modernos y
las mayorías parlamentarias son las que
legitiman o deslegitimarn los
comportamientos ciudadanos, es decir las encargadas de discernir que es lo que es
lo bueno a través de las leyes, con lo cual, el orden moral queda suplantado por el
orden legal. De este modo no es ya que
los hombres descubran la verdad y el bien sino que lo crean. Situándonos así en
el marco de un radical relativismo.
Como consecuencia
de ello hemos puesto arriba lo que tenía que estar abajo y viceversa o dicho de
otra manera hemos absolutizado lo relativo y relativizado lo absoluto. Lo que ahora
existen son valores que favorecen la tolerancia el igualitarismo, el derecho a
la libre expresión y el respeto a la diversidad, olvidándonos de
los valores fuertes que están por encima de toda consideración humana
Aparte del relativismo, nuestra sociedad se caracteriza por el
materialismo que ha venido a invadir todos los espacios reservados antes a la espiritualidad.
Ahora mismo el factor económico ha pasado a ser el motor de nuestra sociedad. De
él depende nuestro bienestar, la estabilidad política, social y laboral. Tan
importante es que dentro del proceso darwinista el último eslabón de la cadena
ya no lo constituye el homo sapiens sino
el homo economicus , solo hace falta ver la gran estima de que gozan nuestros
empresarios convertidos en ídolos a imitar para las jóvenes generaciones
Símbolo del
poder económico lo representa el dinero que hoy lo puede todo Si en tiempos de Quevedo era poderoso
caballero hoy se le considera como un Dios que todo lo consigue. No hay nada que se le pueda comparar. Que nadie dude que
hoy día “ entre el honor y el dinero lo segundo es lo primero”. Siempre que
hablo de esto me viene a la memoria aquel acontecimiento de aquella oveja
desacarriada que después de tres años volvió a casa y como es natural sus
padres le preguntaron como la había ido . Oh guay guay, me hecho prostituta y la verdad, me ha ido
muy bien… Que me dices? Vaya disgusto que acabas de dar a tu madre y a mí ,
porque tu bien sabes que en esta casa habremos sido pobres pero honrados. Un momento papá, mira este móvil; ves este
cochazo, ves este piso tan precioso; pues
ya están a vuestro nombre . Yaya
si yo se que siempre has tenido buen corazón, pero…. Espera papá que esto no es
todo aquí teneis un talón a vuestro nombre con valor dedos millones de euros
para que no os falte de nada el resto de vuestras vidas hija , hija pero esto
es demasiado… y que me decías que te has hecho….? . Me hecho prostituta papá.
Ah… bueno, pues me quitas un gran peso de
encima. Te había entendido que te habías hecho protestante