2022-02-14

64.- La Realidad de los tiempos que corren

 






Las radiografías y los análisis pertinentes aplicados a nuestra sociedad contemporánea han servido para que sociólogos y filósofos pudieran formular un diagnóstico de lo que nos está pasando. Estos tiempos que nos está tocando vivir son los que corresponde a una nueva era histórica que ha sido bautizada como la Posmodernidad. Que viene presidida por la falta de seguridad y de consistencia en todos los órdenes.  A ella se han referido autores tan cualificados como Lyotard que la identifican con “ la provisionalidad” Vattimo con “el  pensamiento débil,  Derrida con “la desconstrucción”, Bataille con el “pensamiento cansado”  Berman con “el desvanecimiento” etc. Como puede verse todos ellos apuntan a una situación de crisis, de desvanecimiento de perplejidad. Lipoveski que junto con los autores citados pasa por ser uno de los representantes más cualificados de nuestro tiempo dejó escrito un libro titulado “La era del Vacío”, donde se refleja la situación actual del “todo vale” ahora bien al ”todo vale”  se llega cuando ya nada vale y lo que hay es un enorme vacío.

 Hemos roto con el pasado. Esto nadie lo pone en duda.  Hemos quemado las naves sin tener otras de repuesto. Lo hemos hipotecado todo en aras de una libertad, sin límites, sin trabas y sin compromisos.  Hoy nada hay firme y consolidado, nada podemos dar por seguro y consistente. Los grandes macrorrelatos de la historia de los que nos habla Lyotard  ya no nos sirven y si las grandes cosmogonías no tienen valor tampoco lo tiene la historia. Todo ha sido cuestionado cayendo en un nihilismo radical del que no sabemos salir.  ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?   

La crisis de que estamos hablando, si así se la puede llamar, ya fue predicha por Nietzsche y a él debemos referirnos si queremos conocer los orígenes de lo que nos está sucediendo. Todo comienza con el anuncio de la muerte de Dios; para el profeta de los nuevos tiempos estaba bien claro que desaparecido Dios del horizonte humano iba a producirse un cataclismo en forma de subversión cultural en Occidente y tal como él lo predijo así está sucediendo. Al desaparecer Dios somos los hombres los que tenemos que cargar con el peso del mundo y de la historia y esto era demasiado para nuestros frágiles hombros. Desde Socrátes la cultura Occidental tenía como referencia a un Ser Superior que representaba el eje piramidal del mundo y de la historia y que daba sentido a nuestra existencia. Él orden físico y moral habían sido conformados según las leyes de un pensamiento regulado por una lógica racionalizada. Esta concepción fue potenciada por el cristianismo, llegando hasta los hombres de la  Ilustración  que vieron en el universo la obra perfecta de un matemático perfecto  a través de la cual nos hablaba con un lenguaje legible  por  la razón humana, hasta el punto de que Hegel pudo decir  que “ Todo lo racional es real y todo lo real es racional”; pero ¿qué sucede cuando este Ser superior cae del pedestal? Pues que todo el edificio erigido sobre él se desmorona, la razón filosófica deja de ser creíble, las esencias metafísicas como la  Verdad , la Bondad la Belleza  dejan de ser reales y en el caso de que lo fueran no podían ser conocidas, más aun, en el caso que pudiéramos conocerlos no podíamos trasmitirlo a los demás. A partir de aquí, tratar de buscar realidades metafísicas y trascendentes es como buscar en una habitación oscura un velo negro que no existe. 

Desaparecido el Ser Absoluto desaparece también la finalidad de la historia, quedando ésta reducida a una serie de sucesos inconexos y fragmentados carentes de sentido,  por lo que esa Filosofía de la Historia que nos dejara Hegel, donde todo está racionalmente conexionado no pasa de ser un puro artificio de la razón alejado de la realidad . Entonces ¿Para que queremos una historia, que ha dejado de ser maestra de la vida? No sólo el pasado también el futuro desaparece, con la pérdida de toda esperanza trascendente, sólo nos queda el presente efímero y fugaz, lo único que podemos hacer es disfrutar de él a tope porque es lo único que tenemos. “A vivir que son dos días”. El carpe diem de Horacio elevado a la enésima potencia.

  Los hijos de la posmodernidad  después de haber renegado de la  cultura occidental precedente tratan de construir un mundo  a su medida en el que  la Razón  deja de ser vista como una diosa, convirtiéndose en una vieja embustera que habiéndonos prometido un progreso indefinido hasta alcanzar una  felicidad plena para toda la Humanidad, lo que en realidad  nos ha traído, han sido dos guerras mundiales, la desigualdad Norte sur y por si fuera poco ha puesto en peligro de extinción el planeta tierra. Ahora bien, el hecho es que al quedarnos sin razón filosófica, el sujeto humano queda también amenazado, porque le hemos dejado sin identidad propia, con lo que bien pudiéramos decir que a la muerte de Dios ha seguido la muerte del hombre. Todo anda muy revuelto, por acá y por allá; oímos que estamos asistiendo a una crisis generalizada en todos los órdenes: en  la religión, en  la moral, en el pensamiento, en las instituciones , en la cultura, pero bien mirado no son las diversas manifestaciones socioculturales las que están en crisis , sino que quien está en crisis es el propio hombre  inmerso en una atmosfera de nihilismo después de haber renegado de todo y haberse quedado con lo puesto

  Este cambio de rumbo no se ha sido producido de forma violenta, no ha sido obra de un pelotón de soldados, sino que todo ha trascurrido sin dramatismos, de forma bastante natural, con algunas escaramuzas y barricadas en el barrio Latino de Paris protagonizadas por los estudiantes de la Sorbona apoyados por parte del mundo laboral, sin que pasara a mayores. En realidad el Mayo francés del 1968 no deja de ser un movimiento testimonial íntimamente ligado a intereses culturales. Podríamos decir que se ha llegado donde se ha llegado de forma pacífica y aquí estamos, sin nostalgias del pasado. Los hombres de la posmodernidad  se han ido acostumbrando a vivir en un eterno presente sin volver la vista atrás  sin echar de menos sus raíces culturales y lo  han hecho sin resentimientos, sin conciencia de culpabilidad, como si nada hubiera pasado.

Lo sucedido hasta ahora ha sido fundamentalmente una labor de acoso y derribo de cuanto se consideraba que ya no iba con el espíritu de los tiempos. Sabido es que es más fácil derrumbar que construir y que lo que costó siglos en consolidarse puede ser barrido en cuestión de meses. En muy poco tiempo nuestro mundo ha cambiado de forma drástica. Una era histórica ha sido finiquitada lo que  no está tan claro es que hayamos comenzado una nueva era. Sabemos lo que hemos dejado atrás pero no sabemos lo que nos espera. Las culturas no son obra de unos años se van forjando a través de décadas y consolidando a lo largo de los siglos por tanto aún hay que esperar al alumbramiento de una nueva cultura con identidad propia. Lo que ahora estamos viviendo es un periodo de interinidad de pura provisionalidad mientras el horizonte se va despejando.

El problema está en que después de habernos quedado sin hoja de ruta hemos de seguir caminando porque la vida sigue y nosotros no podemos quedarnos parados. Hemos de seguir orientándonos en la vida en un suelo sembrado de sal.  Sentimos que en nuestro interior  se ha producido un vació y  hay que tratar de sobrellevarlo como se pueda y sobre todo nos hemos visto obligado de inmediato a regular nuestra relaciones sociales e interpersonales recurriendo a un ordenamiento jurídico positivo porque la Ley Natural ha desaparecido. En fin  nos hemos visto obligado a  improvisar recurriendo a unos supuestos culturales leight  para salir del paso como sea, incluso  a veces haciéndose trampas a nosotros mismos porque hay cosas que se ve que no pueden ser, como por ejemplo que lo que hoy  damos por  recomendable deje de serlo mañana o que una cosa pueda ser y no ser al mismo tiempo

 En esta rápida subversión cultural, los cambios se ha ido sucediendo. Al no existir la Verdad, con mayúscula, lo que cuenta es la verdad de cada  sujeto, las cosas son lo que a cada cual le parezca que sean siendo todas ellas igualmente válidas, aun así  habrá ocasiones en que hay que decantarse por una opinión sobre las demás  en cuyo caso se recurre al consenso mayoritario de los  ciudadanos que la elevaran al rango de verdad colectiva hasta que  estos mismos ciudadanos u otros  decidan otra cosa dentro del más puro relativismo. Por su parte el Estado ha acabado por suplantar a Dios, cuya voz ha sido sustituida por la voz del pueblo. La política  juntamente con el futbol, se han convertido en la religión  de los tiempos modernos y las mayorías parlamentarias  son las  que  legitiman o  deslegitimarn los comportamientos ciudadanos, es decir las encargadas de discernir que es lo  que  es lo bueno  a través de las leyes, con lo  cual, el orden moral queda suplantado por el orden legal. De  este modo no es ya que los hombres descubran la verdad y el bien sino que lo crean.  Situándonos  así en  el marco de un radical relativismo.

Como consecuencia de ello hemos puesto arriba lo que tenía que estar abajo y viceversa o dicho de otra manera hemos absolutizado lo relativo  y relativizado lo absoluto. Lo que ahora existen son valores que favorecen la tolerancia el igualitarismo, el derecho a la libre expresión   y   el respeto a la diversidad, olvidándonos de los valores fuertes que están por encima de toda consideración humana

Aparte del relativismo, nuestra sociedad se caracteriza por el materialismo que ha venido a invadir todos los espacios reservados antes a la espiritualidad. Ahora mismo el factor económico ha pasado a ser el motor de nuestra sociedad. De él depende nuestro bienestar, la estabilidad política, social y laboral. Tan importante es que dentro del proceso darwinista el último eslabón de la cadena ya no lo constituye el homo  sapiens sino el homo economicus , solo hace falta ver la gran estima de que gozan nuestros empresarios convertidos en ídolos a imitar para las jóvenes generaciones

Símbolo del poder económico lo representa el dinero que hoy lo puede todo  Si en tiempos de Quevedo era poderoso caballero hoy se le considera como un Dios que todo lo consigue. No hay nada  que se le pueda comparar. Que nadie dude que hoy día “ entre el honor y el dinero lo segundo es lo primero”. Siempre que hablo de esto me viene a la memoria aquel acontecimiento de aquella oveja desacarriada que después de tres años volvió a casa y como es natural sus padres le preguntaron como la había ido . Oh guay guay,  me hecho prostituta y la verdad, me ha ido muy bien… Que me dices? Vaya disgusto que acabas de dar a tu madre y a mí , porque tu bien sabes que en esta casa habremos sido pobres pero honrados.  Un momento papá, mira este móvil; ves este cochazo, ves este piso tan precioso; pues  ya están a vuestro nombre .  Yaya si yo se que siempre has tenido buen corazón, pero…. Espera papá que esto no es todo aquí teneis un talón a vuestro nombre con valor dedos millones de euros para que no os falte de nada el resto de vuestras vidas hija , hija pero esto es demasiado… y que me decías que te has hecho….? . Me hecho prostituta papá. Ah… bueno, pues me quitas  un gran peso de encima. Te había entendido que te habías hecho protestante

127.- Unos días de convivencia con los monjes trapenses de la abadía de Sta. Mª de Viaceli

  El día 1 de septiembre, celebrábamos el 57 aniversario de nuestra boda. Cuántos recuerdos agolpados, cuántas vivencias compartidas; un sin...