No es fácil ser cristiano en un mundo como el nuestro, no lo es. La gran tragedia del hombre actual es que vive de espaldas a Dios y a todo lo que con Él se relaciona. Diré más. Este hombre es el que no quiere incluso que se hable públicamente de Dios, le molesta que se hable de El y trata de impedirlo. Ha desplegado y está desplegando un gran esfuerzo para que el cristianismo quede encerrado en las sacristías, que nuestras creencias pertenezcan a la esfera de lo privado; está tratando de que el mensaje evangélico no trascienda a la vida pública.
La
atmósfera que nos envuelve está cargada de irreligiosidad y por todas partes se
respira laicismo: El estado laico, la sociedad laica, la escuela pública laica,
la familia, ¿ qué decir de la familia?... Se parte del convencimiento que el
fenómeno religioso es una cuestión privada. Por desgracia éste es un
sentimiento que empiezan a compartir muchos cristianos, al menos
implícitamente. Son bastantes los que piensan que su fe han de vivirla de
"puertas adentro"; que a Dios hay que llevarle en el corazón, pero
que no hace falta ir manifestándolo al exterior. Esto es lo que dicen. Podemos
encontrarnos con cristianos en la política y en la vida pública, que aseguran
tener una acendrada fe personal y que luego en la práctica y cara al exterior
actúan y se comportan como si Dios no existiera. Este sería el principal
obstáculo para la evangelización en nuestros días: caer en la trampa de
considerar que nuestra fe es sólo un asunto personal y que pertenece a la
esfera privada y este sería también el gran triunfo de los enemigos del
cristianismo , que los hay.
En
estos días vengo escuchando algo que, en forma de halago se viene diciendo del
cristianismo de nuestro tiempo y es esto: Los cristianos de hoy son
contemporizadores, están aprendiendo a no enfrentarse a los demás, haciendo de
sus creencias una cuestión privada y personal, no sacando a relucir sus
creencias en público y esto les acredita como cristianos maduros.
Yo
no sé si esta imagen del cristianismo es cierta o no, pero si lo fuera, para mí
no sería motivo de orgullo sino de vergüenza, porque un cristiano que renuncie
a ser fermento del mundo, es porque está asustado, domesticado, acomplejado, o
no entendido bien cual es su misión en el mundo de hoy. . Entiendo que el
cristiano comprometido ha de serlo a todas las horas del día. Ha de serlo en
casa, en
Con estas y otras dificultades nos habremos de
encontrar en nuestra tarea de ser cristianos comprometidos, pero podemos
enfrentarnos a ellas, pues aparte del poderoso motivo que encontramos en las
palabras de Cristo, existe otro motivo que nos puede ayudar a mantenernos
firmes en nuestro propósito. Es llevar un poco de esperanza a un mundo cada vez
más deshumanizado. Jesucristo nos ha confiado a nosotros, cristianos del Siglo
XXI, que llevemos este mensaje de esperanza, en una noche oscura, a unos
hombres y a una sociedad que es la nuestra. Que nunca más se nos pueda echar en
cara: Vosotros cristianos, a los que se os confió la luz ¿Qué habéis hecho con
ella?