La Sacrista de la Vendée es como se conoce a la tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria semanal, que se emite todos los jueves a las 19 h. a través de You-tube y que está integrada por varios sacerdotes, algunos de ellos pertenecientes a la archidiócesis de Toledo, entre los que se encuentra el P. Rodrigo Menéndez Piñar, nieto de Blas Piñar, uno de los parlamentarios más brillantes y honestos que haya tenido España,
La cuestión es que dicha
tertulia ha pasado al primer plano de actualidad por el hecho de que en el
trascurso de la misma, el sacerdote Gabriel Calvo se expresó en estos términos
“ Yo rezo mucho por el papa, para que pueda ir al cielo cuanto antes”,
manifestación, que en forma semijocosa, fue compartida por otros contertulios.
Esto fue todo. La noticia ha originado una enorme escandalera que está siendo
aprovechada para desprestigiar a este
colectivo. No seré yo quien trate de juzgar a este grupo de sacerdotes
intachables, respetuosos con la doctrina de la Iglesia, sumisos a la autoridad
del papa y que tienen por lema “Ubi Petrus, ibi Ecclesia”. Lo que sí que me
gustaría es tratar de aclarar ciertos extremos.
Veamos
¿Es tan grave lo de estos
curas tertulianos de la Sacristía de Vendée? En realidad este deseo fue la oración preferida de muchos santos
dirigida a Dios ¿No fue Sta. Teresa la
autora del bello y elevadísimo poema de “Muero porque no muero”. A lo mejor,
precisamente ésta sea también la súplica, que él mismo Francisco
dirige a Dios todos los días. Solo
cuando se tiene una fe y esperanza frágiles puede decirse que “el cielo puede
esperar y aunque en la casa del Padre se esté muy bien en ninguna se está mejor
que en la casa propia”. Seguramente que si en su lugar hubieran dicho que rezan
a Dios para que Francisco permanezca encadenado a una silla de ruedas durante
una larga vida, purgando como todo ser humano, por sus faltas de acción u
omisión, por sus silencios o incontinencias verbales, también les hubieran
criticado ésos que ven con tan buenos ojos la eutanasia y es que esto de
rezar por los demás se ha vuelto
complicadísimo y si no que se lo pregunten a quienes acuden a las clínicas
abortivas para pedir por las víctimas inocentes y por sus madres.
Sea como fuere, el hecho es que y el arzobispo de Toledo se ha dado prisa para llamarles al orden y
apercibirles muy seriamente y a mi me
gustaría saber si la jerarquía eclesiástica está midiendo a todos por el mismo
rasero, porque según parece a los de
casa se les amonesta rápida y contundentemente, mientras que ante quienes van diciendo por ahí
que “la iglesia que más ilumina es la que arde” y ante los “asaltacapillas”, la
actitud es ponerse de perfil y lo único que se les ocurre decir, es que hay que
ser comprensivos y tolerantes porque todos alguna vez hemos sido jóvenes e
impulsivos.
Cierto que lo ocurrido en
la tertulia de la Sacristía de Vendée ha producido un gran revuelo social, pero
cabe preguntar ¿quíenes son los que se han escandalizado? Pues aunque parezca
paradójico han sido los anticlericales de siempre y los pseudoprogresistas de
izquierdas que defienden la eutanasia y a los que nunca se les ha oído una
palabra de reproche contra los abyectos asesinos de miles de sacerdotes y
religiosos y de no pocos obispos durante la década de los años treinta . ¿
Puede caber mayor cinismo?
No nos engañemos; el episodio puramente anecdótico de La Sacristía de Vendée, del cual ya se han disculpado los responsables, no es
más que un mero pretexto para seguir masacrando
a quienes se resisten al pensamiento único. El problema de fondo, según
yo creo, no está en que se rece o se deje de rezar sino que la cuestión está en quienes lo hacen. Esta es la clave para entender lo que está pasando. En el
caso que nos ocupa se trata de un colectivo de sacerdotes tildados de
ultraconservadores, fachas, defensores a ultranza de los valores tradicionales
de la España eterna, admiradores de Franco al que consideran un cristiano
ejemplar y promotores del imperio de
Cristo Rey en todos los órdenes de la
vida, tanto privada como pública y claro está, ante la mirada de los guardianes
del orden establecido, esto no se corresponde con lo políticamente correcto,
razón por la cual la tertulia contrarrevolucionaria de estos valientes sacerdotes ha comenzado a crear
cierta alarma social ¿Cómo no va a crearla? Si estamos viviendo bajo un régimen de
despotismo encubierto en donde la libertad de expresión es una engañifa y
quienes se salen del guion están ya
proscritos de antemano
Al margen del episodio que
ha ocasionado este follón y como telón de fondo
está el hecho de que dentro de la Iglesia Católica, por fin, ha surgido
un nutrido y compacto grupito de sacerdotes preparados que son
conscientes de su sagrado ministerio, que asumen su responsabilidad como tal y están dispuesto a hablar y dar la cara en unos
tiempos de silencios cómplices en que
son pocos los que se atreve a dar
la cara, debido a los complejos y miedos que todos conocemos o tal vez para no
perder las prebendas. Ellos no, ellos se la están jugando a sabiendas que se
exponen al destierro , al ostracismo o simplemente a quedar a expensas de la misericordia de sus superiores, pero no les
importa, porque lo que buscan no es hacer carrera, sino que lo que buscan
es servir a la Iglesia y a la sociedad..
La buena noticia es que
no se trata ya de “francotiradores” que van a su aire, sino de un grupo
organizado con un proyecto en común y si bien carecen de medios y de apoyos
están llevando a cabo una misión encomiable. Las cifras hablan por sí solas.
Acaban de iniciar su periplo y ya cuentan con 50.000 suscriptores en Yutube y
varios miles de reproducciones. ¿Dónde está la clave del éxito? Pues ni más ni
menos, que en su autenticidad, es decir, en predicar clara y llanamente el
mensaje del evangelio e ir a lo esencial, que es lo que en definitiva el pueblo
cristiano en su mayoría está necesitando. El mero hecho de ir contracorriente que todo
lo quiere arrasar, ya sería motivo suficiente para
tomarles en consideración y por su puesto, su entrega generosa para hacer
presente a Dios en medio de un mudo descreído. Con ello están prestando un
servicio a los hombres de nuestro tiempo y ¡ojalá! que el esfuerzo que están
haciendo, les sea reconocido cuanto antes, sin que nadie trate de cortarles las
alas, sino que se vean recompensados con el apoyo que merecen para seguir
creciendo. En estos tiempos presididos
por la desorientación y la mentira necesitamos gente como ellos que no tenga
miedo a proclamar la verdad a los cuatro vientos.