Un acto cultural que próximamente se va a celebrar en Madrid no carece de interés cultural, al menos por la las circunstancias que concurren. No deja de sorprender a propios y extraños que después de que la Escolástica haya sido desterrada de los claustros y Seminarios, y eclesialmente descatalogada por obsoleta, venga ahora a ser un tema de interés para un organismo tradicionalmente vinculado al librepensamiento. No deja de sorprender que los aspirantes a clérigos y religiosos no presten la menor atención a una de las corrientes más importante de la historia del pensamiento, que ha venido siendo el santo y seña de la teología católica durante muchos siglos. A este respecto, hasta un ateo materialista como Gustavo Bueno en su día, pudo expresarse así: “Hace unos años, hace todavía 10 o 12 años, los clérigos que venían a la universidad sabían latín, habían leído a santo Tomás o a Suárez y se podía discutir con ellos. Y ahora, no sé si es por el Concilio Vaticano o por lo que sea, ahora no saben nada, ahora no saben absolutamente nada y entonces ni siquiera se les puede atacar. Son tan abiertos, es un humanismo tan vago, tan indeterminado que realmente no hay posibilidad de hablar con ellos. Y en ese sentido, me parece que la escolástica ha perdido su rigor, que está sin duda recluido en algunos núcleos, pero que hablan para sí, que no tienen auditorio, pero yo creo que es una tradición como la música gregoriana, que debería cultivarse, el que sea aficionado a ello, porque es una tradición importante, porque es un eslabón cultural sin el cual no se puede entender evidentemente toda la cultura posterior. La filosofía escolástica yo creo que es un eslabón indispensable para entender el ulterior desarrollo del pensamiento».
Estamos hablando de una corriente
filosófico-teológica que ha sido juzgada muy severamente por los enemigos del
cristianismo, siendo tachada de involutiva, intransigente, cerrada,
reaccionaria, carente de interés, integrada por “frailones” ociosos, que no
tenían otra cosa mejor que hacer que matar el tiempo, enredados en discusiones
bizantinas sobre el sexo de los ángeles o cuántos de ellos eran capaces de
danzar en la punta de una aguja. Juicio tan riguroso y seguramente injusto, que
está pidiendo a voces una revisión histórica y esto es precisamente lo que se
va a hacer próximamente en el Ateneo de Madrid, donde hay programada una
conferencia, que lleva por título: “Introducción a la Escolástica”, que irá
precedida de una presentación a cargo de Dña. Ana Maestro, una de las personas
más cualificadas de esta casa y después de la conferencia habrá un debate, que
promete ser interesante. Da mucha pena que
esta iniciativa revisionista y reivindicativa no haya partido de los de
dentro sino de los de fuera, más aún, uno no sabe hasta que punto la Iglesia de
hoy está interesada en que la Escolástica vuelva al primer plano de actualidad.
Se mire por donde se mire, el tema que nos
ofrece el Ateneo de Madrid tiene una relevancia indiscutible y no son pocos los
interrogantes abiertos sobre el mismo.
Hagamos mención de algunos de ellos….. Dando por supuesto que en la Escolástica
ha habido aciertos y errores, como en toda obra humana, no está de más reparar
sobre cuál ha sido lo mejor y lo peor de la misma. Habremos de dilucidar si los escolásticos
acertaron a la hora de rechazar la
propuesta disyuntiva en términos de “ fe o razón”
por la conjuntiva de “fe y razón” , si
estuvieron atinados los autores escolásticos al cambiar la proposición “
Credo quia adsurdum est” de los primeros escritores cristianos, por la
proposición genuinamente escolástica de “ Fides quaerens intellectum”. Tendremos que ver si fueron convincentes a
la hora de persuadir a la gente de que creer es lo más razonable del mundo y
por supuesto, tendremos que hacernos algunas preguntas como éstas: ¿No fue la
Escolástica la que hizo del cristianismo una religión ilustrada? ¿Fue Sto. Tomás un fraile contemporizador o
fue un espíritu apasionado por la verdad, rebelde e inconformista, empeñado en
cristianizar a Aristóteles, sin importarle las condenas que cayeron sobre
él? ¿El caso de Galileo oscureció la
labor de científicos escolásticos eminentes como lo fueron, entre otros,
Alberto Magno, Grosseteste, G. de Ockam o Rogerio Bacon? ¿Es inteligible el
pensamiento occidental en su conjunto sin la Escolástica? ¿Cuál fue el papel
que jugó la Escolástica en la España del Nacional Catolicismo, a la que Roma
consideró en su día modélica y de la que se dijo ser la reserva moral y
espiritual de Occidente? ¿Cómo se explica que el Vaticano II acabara asestando
un golpe de gracia a la Escolástica? ¿No
fue este Concilio en gran medida la obra
del influyente Jacques Maritain, un verso libre de la Escolástica, maestro del
cardenal Montini, quien una vez elegido papa con el nombre de Pablo VI, siguió
siendo amigo y admirador de su línea de pensamiento que vemos reflejada en el
documento conciliar “Gaudium et Spes” y en la encíclica “Populorum progressio”?
y por fin ¿Cuál puede ser el futuro de la Escolástica, contemplado desde
la perspectiva de los tiempos caóticos de una posmodernidad que comienza
a inquietarnos seriamente? Muchos interrogantes abiertos, que pueden ser
objetos de debate en el acto que se celebrará el próximo día 27 de marzo, en el
salón Pérez Galdós del Ateneo madrileño, al que están todos invitados, no solo
a asistir, sino también a participar en diálogo abierto.