Partimos del convencimiento de que la discriminación social discurre paralela a la discriminación educativa. La historia nos constata como el acceso de la mujer a la educación a sido un logro fundamental en sus revindicaciones. Ya casi nadie duda que la escasa participación de la mujer en la vida publica de las sociedades se debió no tanto al hecho de ser mujer cuanto a su condición de analfabeta o semianalfabeta. Esto es algo reconocido por las propias mujeres. Desde el momento que a alguien se le excluye de la educación se le está excluyendo de otros ámbitos de participación. Las palabras ya en el siglo XIX de una mujer comprometida como lo fue Sofía Tortilán pueden resultar muy clarificadoras al respecto. “Queremos, nos dice, una mujer ilustrada para todo. Para nosotras la verdadera emancipación consiste en sacudir el ominoso yugo de la ignorancia que es el que hoy nos hace esclavas del hombre, de la sociedad, de las preocupaciones y del fanatismo. El primer derecho que debemos conquistar es el de instruirnos , puesto que nuestras cualidades son tan aptas para recibir la luz de la verdad y de la ciencia como las del hombre”. Así es como lo entendemos todos o casi todos a hora , después de tantos siglos de discriminación.
Una
buena instrucción y preparación para el ejercicio de la profesión representa el
acceso a la independencia económica y ésta conduce de forma natural a otras
independencias.
En
cuanto a Roma baste decir que las leyes consideraban a la mujer propiedad del
marido.
Durante
la edad Media como es sabido se inicia
una decadencia cultural que conduce a una especie de oscurantismo generalizado
en el que queda inmerso de manera
especial el mundo de la mujer. En esta época a las mujeres les está prohibida
la educación, hasta el punto de que no se les permite aprender a leer o
escribir por considerar que ello es fuente de perdición para ellas. Lo curioso
del caso es que mientras desde las instancias religiosas se alimentaba las
creencias de que la instrucción de la mujer ponía en peligro el orden
establecido, sacándola del hogar y añadiéndola más malicia a la que por
naturaleza ya tiene, el hecho es que las mujeres que en esta época escapan del
analfabetismo son precisamente aquellas
consagradas a la vida religiosa y
que pasaron sus días escondidas entre cuatro muros. Ejemplos de lo que decimos
pueden ser Roswitna, monja benedictina
del siglo X, que en herencia a parte de estimables poemas, nos dejó, unos
conocimiento matemáticos de la época. Más relevante es aún el nombre de Hildegarda,
abadesa benedictina del siglo XII, que fue capaz de escribir tanto tratados
dogmáticos como obras de medicina.
Con
la llegada del Renacimiento y sobre todo con la revolución científica, van
siendo más las mujeres que se incorporan al mundo de la cultura, así nos
encontramos que en la corte de Isabel la Católica existe un elenco de nombres
digno de ser mencionado: Juana de Contreras, María de Pacheco, Isabel de
Vergara, Magdalena de Bobadilla, Lucía Medrano, Florencia Pinar, Teresa de
Cartagena, Isabel de Villena y sobre
todo hay que mencionar a Beatriz Galindo ( La latina) camarista de la reina,
que desmintió el dicho popular de que “la mujer que estudia latín no puede
tener buen fin”.
En
este rápido paseo por la historia llegamos al periodo que va del siglo XV al
XIII. En el podemos asistir al debate sobre la capacidad de la mujer para
recibir la misma educación, en igualdad con el hombre. Un debate que se
intensifica con la llegada del siglo de las luces. Rousseau y Kant toman parte
en él y en cierta manera se erigen en portavoces de la mentalidad de la época.
Aseguran que la mujer carece de autonomía y de capacidad dada su condición de
insuperable inferioridad. Se las reconoce el carácter sensible; pero no el
intelectual, con estos supuestos se pretendía decir que la mujer tenía que
buscar su sentido en la maternidad y no
en la educación. Hubo no obstante alguien quien como Condorcet que, en este
siglo de las luces, se opuso a este sentir y se negó a admitir que la capacidad
intelectual de la mujer fuera menor que la del hombre, por lo que pedía para
ella una instrucción más completa. Él fue quien defendió que el Estado debiera
ofrecer a las mujeres el derecho de recibir la misma educación que la del
hombre. Desafortunadamente la influencia d Condorcet era bastante menor que la
de los dos pesos pesados citados anteriormente y su opinión no prevaleció. En
definitiva la legislación vigente de este siglo seguía manteniéndose en la
idea de la analfabetización femenina, si
bien en una real célula de 1783 aparece
pro primera vez la necesidad de alfabetizar a la mujer
Es
de notar en esta época por una parte los
efectos de la Reforma y de la contra-reforma que comenzaron a aconsejar una
mejor instrucción de la mujer, para que no fuera presa fácil de las celadas
religiosas y por otra la proliferación de instituciones religiosas femeninas
dedicadas a la enseñanza: Ursulinas, clarisa , visitación . Sólo en Francia en
1789 están presentes en 300 ciudades. Este dato pudiera inducir a pensar que se
estaba a punto de alcanzar la igualdad educativa; pero en realidad no era así.
Basta con reparar en que este tipo de colegio religioso femenino estaba
reservado a las clases pudientes, sin olvidar que el tipo de educación que
ofrecían en estos momentos no era de gran nivel, que hizo que la nobleza y la
burguesía trataran de encontrar otro tipo de educación para sus hijas .
La
educación que en esta centuria se ofrecía a las mujeres privilegiadas que
podían acceder a ella no era comparable con la que se ofrecía a los varones. El tiempo de escolarización
era bastante menor, las ausencias y abandonos bastante frecuentes y el tipo de
orientación curricular bastante diferenciado. En estos colegios femeninos la
instrucción intelectual ocupaba un puesto secundario,en cambio la instrucción
religiosa era fundamental. Más que otra cosa, lo que se pretendía era formar buenas esposas, buenas madres capaces de
educar bien a los hijos y a la servidumbre. Para poder satisfacer las
exigencias fundamentales de la cultura se les enseñaba a leer y a escribir, si
bien , la formación iba orientada a adquirir habilidades domésticas, labores de aguja, incluso el
dibujo podía formar parte de estos aprendizajes.
En
cualquier caso cabe decir que el siglo revolucionario en lo ideológico y lo
político no lo fue tanto en el aspecto
educativo. En este siglo de la libertad, la fraternidad y la igualdad se sigue
considerando a la mujer como al segundo sexo, por más que comenzaran a
oírse voces discrepantes que denunciaban
que esta diferencia entre los sexos respondía a privilegios injustos y carente
de una fundamentación natural. En cualquier caso no deja de ser un hecho
positivo que algunas mujeres de familias nobles y pudientes tuvieran acceso a
la educación pues con ello se reconocía la capacidad de algunas y ello habría
de ser el primer paso para poder
reconocer esta capacidad a todas.
Durante
el siglo XIX se iría avanzando en
dirección a conseguir una educación presidida por el principio de
igualdad, muy a pesar de los filósofos románticos de la época cuyos mensajes
eran claramente discriminatorios. El varón era para ellos el sujeto de la razón, las leyes y la
libertad; la mujer en cambio lo era de la maternidad y del gobierno de la
casa. En la lucha por la igualdad educativa
las mujeres tienen poco que deber a Hegel, Chopenhauer, Kierkegaar, o Nietszche
este último de clara tendencia misógina, autor de frases que hoy resultan
especialmente desafortunadas y crueles como la que dice que cuando vayas con
mujeres no olvides el látigo.
Tampoco
las mujeres tienen que agradecer mucho a la ciencia positiva del siglo XIX. Fueron
muchas las teorías pseudocientíficas de este momento histórico que trataron de
aportar pruebas experimentales a favor de la inferioridad femenina. Recordemos
la frenología de Gall basada en la externa conformación del cráneo, Bischoff
que pensaba que el desarrollo intelectual de la mujer se detenía a edad
temprana, Spencer trató de demostrar que la actividad intelectual y la
procreación son incompatibles. Muchos libros de la época aparecían con el
título.” La inferioridad de la mujer”. Incluso se habló de que la sangre de las
mujeres contenía más agua que la de los varones y por el contrario, menos
corpúsculos rojos y menos hemoglobina, más aún se llegó a decir que la
menstruación y el embarazo las colocaba en situación de constante enfermedad. A
partir de estas patrañas se quiso seguir defendiendo la discriminación
educativa en razón del sexo. Aún así todo ello no fue suficiente para detener
el imparable proceso educativo de la mujer.
Un
elenco de mujeres ilustres jalonan este siglo: recordemos a Cecilia Böhl de
Faber, que no por capricho tuvo esconderse bajo el pseudónimo de Fernán
Caballero, Concepción Arenal , Que tuvo que cursar sus estudios universitarios
disfrazada de hombre, Lise Meitner ( física francesa) Emilia Pardo Bazán; pero
quizás lo más importante es que la escolarización femenina va en aumento. La
ley Falloux de 1858 ya exigía que en las comunas de más de 800 habitantes
hubiera una escuela para niñas. En España la ley Moyano era incluso más exigente.
Debería existir una escuela para niñas por cada 500 habitantes. Naturalmente
estamos hablando de escolarización porque lo que es la educación femenina
seguía bastante diferenciada de la del varón. A las niñas se las seguía
educando en los valores clásicos: discreción en el hablar, castidad, modestia,
compostura y sentido doméstico. Más que de una educación intelectual se trata
todavía de una educación de adorno. Los niveles superiores de instrucción
seguían siendo privilegio de los hombres. Recordemos el caso de concepción
Arenal. (Sus clases eran boicoteadas y a ellas sólo asistía el bedel).
Así
llegamos en nuestro recorrido histórico al siglo XX que había de ser decisivo en la carrera hacia la igualdad
educativa, en el la mujer tiene ya acceso a los niveles superiores, Al margen
de toda ideología política nos vamos a detener en los avances realizados
en España durante este siglo. Hasta la
guerra civil existían en España dos visiones educativas contrapuestas,
expresión de lo que se venía llamando las dos Españas. Junto a la influencia de
la Iglesia Católica se hizo presente, la Institución Libre de Enseñanza.
Comienza ya a hablarse de coeducación incluso ésta llegó a imponerse a
comienzos de siglo en aquellas escuelas en las que se experimentba el ensayo
pedagógico llevado a cabo por Francisco Ferrer, hasta que por la ley de 1 de
mayo de 1936 quedara derogada la coeducación. Las razones pudieron ser varias .
A parte de las consideraciones morales o pedagógicas pudo influir la
consideración de que el papel de la mujer y del hombre, estaba bastante
difernciado en la sociedad de comienzos de siglo. Tampoco la pionera Inglaterra de los años 40 tenía
muy claro este asunto.
Las
sociedades durante este periodo evolucinaban muy rápido y la España de Franco
no fue una excepción. Así en el curso 1946-47 el 34’7 % de los alumnos de
secundaria son ya mujeres. A partir de los años 60 , irrumpe con fuerza una
nueva imagen moderna de mujer, vigorosa, sociable, dinámica, lanzada a
conquistas laborales, en fin algo que casi todos los aquí presentes hemos
podido vivir. Todo ello hacía
aconsejable un nuevo sistema educativo que llegaría con en 1970 con la Ley
General de Educación siendo ministro de Educación el Sr. Villar Paladín, con
ella se ponía fin al centenario sistema educativo conocido como la ley Moyano. Esta ley supuso una verdadera revolución. En ella se establecìa un periodo obligatorio
de enseñanza hasta los 14 años gratuita para todos los españoles y españolas,
sin ningún tipo de discriminación. Poniendo en práctica el principio de
igualdad de oportunidades. Se llegó a alcanzar con menos medios, niveles de
instrucción que ya les quisiéramos hoy en nuestras escuelas.
En cuanto a la coeducación con muy buen
criterio, se dejó libertad para que pudiera existir el tipo de escuela mixta o
diferenciada, algo que hoy echamos de menos: se había dado un gran paso que con
la llegada de la LODE no iba a tener continuidad. A partir de aquí se impone un tipo de enseñanza comprensiva que
avanza por senderos políticos del
igualitarismo por el que se proclama no sólo la igualdad de sexo, sino también
la igualdad intelectual. Con la LODE de los socialistas la coeducación pasa a
ser obligatoria en los centros públicos.
Parecería que con ello se haría logrado la culminación de un sueño femenino,
parecería que con ello se había puesto fin a la discriminación educativa que
durante tanto tiempo venía sufriendo la mujer. Pues no. Esto no es así. Veamos
Nadie
pone en duda la igualdad de derechos y de oportunidades en materia de
educación, otra cosa bien distinta es la coeducación. Han sido las propias
mujeres más comprometidas las que han
comenzado a cuestionar la coeducación porque no ha respondido a las
expectativas y esperanzas en ella depositadas. De la coeducación se esperaba
por ejemplo una mayor integración que propiciara una más estrecha colaboración
entre el mundo masculino y femenino, disminución de la homosexualidad,
disminución de la agresividad masculina, se esperaban amistades más sinceras,
matrimonios más maduros y mejor avenidos. Nada de esto parece haberse cumplido
satisfactoriamente. Se teme que lo que haya sucedido ha sido abrir las puertas
de colegios masculinos para que en ellos entren las mujeres, sin el menor
respeto a la identidad femenina, es decir obligar a las chicas a entrar en una escuela
de chicos y para chicos, universalizando el modelo masculino, sin el menor
respeto a la igualdad de oportunidades.
Así
se explica que los valores femeninos fundamentales estén a la baja: los valores
domésticos, la exquisitez, la afectividad, la delicadeza, el buen gusto han
desaparecido de la escuela, donde predomina la competitividad, agresividad, el
sentido práctico de la vida. Esto explica que actividades tradicionalmente
femeninas como costura, ornamentación etc hayan desaparecido del curriculum
escolar, mientras actividades más vinculadas a lo masculino tengan cada vez más
importancia como es el deporte por ejemplo.
En una palabra la escuela mixta no está satisfaciendo las aspiraciones
de la mujer, porque en ella el sexo masculino sigue teniendo ventaja sobre el
femenino. En este tipo de escuelas la forma de ser y de comportarse la imponen
los chicos cuando de lo que se trata es de las jóvenes adolescentes tengan la
posibilidad de un personal desarrollo, que les permitiera ser ellas mismas.
Después
de tanto tiempo en que se creía que con la coeducación llegaría la igualdad de
oportunidades para la mujer, resulta que según parece esto no es así. Es como
aquel ave que después de haber conseguido acostumbrarse a vivir en cautividad
un día ve la jaula abierta y su instinto le dice que tiene que salir de allí
porque ha nacido para vivir en libertad. O como aquel ínclito aspirante a
crítico del séptimo arte cuando se lamentaba diciendo: ahora que después
de tanto esfuerzo había aprendido a decir pilicula, resulta que se dice flin. En los últimos años la coeducación ha pasado
por ser un dogma pedagógico, un signo de progreso, una formula asociada al
mismo concepto de educación, un punto de no retorno. ¿será esto cierto? ¿Hemos de ver en la
coeducación el exponente de la igualdad de oportunidades entre los sexos?
Veamos:
Es
un hecho que desde los años 80 países
pioneros de la coeducación como Inglaterra y Norte- América a la vista de los
resultados comienzan a dar marcha atrás al tiempo que se oyen voces en contra
de la escuela mixta y a favor de la escuela segregada. Más que de un dogma la coeducación comienza a
verse como un apriorismo pedagógico carente de fundamentación sólida. Eran los
comienzos de un debate que aún continua abierto y de cuyo resultado final van a
depender aspectos fundamentales de la familia y de la sociedad en general. Las
posturas enfrentadas van clarificándose.
Los
defensores de la coeducación basan su postura en razones tales como el que este
tipo de educación supone un enriquecimiento mutuo de los sexos , que facilita
la comunicación entre los mismos, que hace posible un intercambio complementario por el que las chicas se
benefician de las aportaciones de los chicos y viceversa. También aducen
razones de tipo práctico cuales son las de que este tipo de educación resulta más
económico y más cómodo para los padres que pueden llevar y recoger al mismo
tiempo en el mismo colegio tanto a sus
hijas como a sus hijos así como tratar
con los mismos profesores.
Por
otra parte la coeducación ofrece posibilidades reales para la convivencia
natural de los dos sexos. Si la educación ha de ser un aprendizaje para la
vida, en la escuela habría que crear el mismo ambiente que reprodujera lo que
se vive en la familia, en la calle, en la sociedad y esto es precisamente lo
que no quieren muchos de sus detractores sobre todo en las filas del feminismo
más comprometido con este tema. Exactamente esto es así. Los defensores de la
igualdad de la mujer no ven con buenos ojos que en la escuela se siga
reproduciendo el modelo patriarcal que se vive en la familia y en la sociedad. Se muestran recelosas de que en
la escuela mixta se reproduzca la superioridad masculina y la subordinación
femenina, hay miedo y así lo denuncian del comportamiento dominante por parte
de los chicos del que no están ausentes las agresiones físicas y verbales aderezadas
con un lenguaje manifiestamente sexista. Al final lo que se ha impuesto en la
escuela mixta son los gustos, formas y maneras masculinos.
Esta
presunta homogenización de la escuela sobre la base del modelo masculino, no es
la única razón que hace que hoy en día
se cuestione la coeducación. Hay un hecho bio- psicológico suficientemente constatado, que pone de
manifiesta diferencias apreciables entre chicos y chicas. Su desarrollo físico,
intelectual , emocional, es distinto. En los sexos se esconden rasgos
específicos que dan origen a necesidades y posibilidades diversas. Estas
diferencias en los ciclos de desarrollo vital se traducen pedagógicamente
hablando en ritmos distintos de aprendizaje en una desigualdad en la captación
de estímulos, desigualdad también en las motivaciones yen general en todo el
comportamiento. Sabido es de todos que el proceso de maduración no es el mismo
par los chicos que para las chicas. Así de 10 a13 años los niños se desarrollan
más de prisa que las niñas , en tanto que de los 14ª los 17 son los chicos los
que evolucionan más rápidamente. Estas diversidades en la escuela mixta no son
tenidas en cuenta, por lo mismo no debiera sorprender a nadie que desde los propios ámbitos de la pedagogía
se comience a poner en duda la eficacia de la coeducación.
Lo
que se está necesitando es un sistema educativo que satisfaga las legítimas
aspiraciones femeninas de igualdad de
forma real y no sólo aparente, un sistema educativo en el que las actitudes,
motivaciones y valores de ambos sexos
sean tenidos en cuenta. No puede mantenerse por más tiempo educar a las chicas
como si fueran chicos. Nunca so pretexto de igualitarismo se pueden atropellar el
derecho a la diversidad, sobre todo si éste tiene su origen en la propia
naturaleza. A lo que parece se ha pensado que
la igualdad de oportunidades iba asociado indefectiblemente a la
coeducación y este ha sido el error. La realidad es que sólo se puede hablar de
igualdad de oportunidades cuando se tienen en cuenta las diferencias
específicas
. A mi modo de ver se actuó con precipitación
y se impuso a la fuerza un sistema educativo que resulta discriminatorio para
la mujer, aunque ello pueda resultar a primera vista paradójico. Las críticas
exacerbadas, incluso burlas y mofas que se hacen de la separación de chicos y
chicas en la escuela demuestran el
desconocimiento de la cuestión.
Las
recientes investigaciones vienen aportando una serie de datos que obligan
cuando menos a tomar en serio este asunto y a estudiarle con todo rigor. Es
Burgess quien recientemente ha dicho “que
la creciente evidencia de que la coeducación crea a los alumnos más problemas
que soluciones, lleva a restaurar el
valor de las escuelas de un solo sexo y
a poner en duda el presupuesto de que la
coeducación ofrece las mejores oportunidades para el logro de la igualdad.”
Independientemente
de la postura que se tome en este asunto lo que puede resultar significativo es
reparar en algo que a modo de conclusión paso a reseñar: En primer lugar me
referiré a la posible motivación que ha llevado a imponer obligatoriamente la
coeducación en España, que a mi modo de ver es de índole política, como casi
todo lo que se hace en este país.Hemos asistido asistiendo a un proceso de
politización de las instituciones educativas, El ideal político del
igualitarismo en todos los órdenes es la razón que explica el modelo de escuela
monolíticamente mixta y comprensiva, a pesar de los malos frutos que se están
cosechando. Según los últimos estudios realizados, España, en materia educativa
figura en los últimos lugares de nuestro entorno. Por otra parte hoy en España se
tiene miedo a ser complaciente con un pasado histórico. La propaganda política
se ha encargado de asociar escuela mixta a progreso y escuela diferenciada a
regresión. Con estos presupuestos es fácil hacer funcionar imperativos apriorísticos
sobre coeducación que lejos de abrir nuevas posibilidades lo que están haciendo
es impedir un debate serio y reflexivo sobre la cuestión.
Es
obligado decir, y con esto acabo, Que lo que a una sociedad pluralista como la
nuestra correspondería, habría de ser una escuela pluralista que tuviera en
cuenta el sentir de las familias y no imponerlo todo desde las altas esferas,
de modo que las familias que quisieran que sus hijos fueran educados en
escuelas públicas diferenciadas se les dieran oportunidades. ¿ por qué el
Estado ha de decidir una cuestión que corresponde decidir a las familias? Si es verdad que en España estamos viviendo
un régimen de libertades esto tendría que hacerse realidad a través de una escuela plural con
espacios suficientes de libertades para
poder atender a las distintas demandas. Es claro que si hay quienes están a
favor de la coeducación también les hay que están en contra. Lo que viene
a demostrar una vez más que la LODE Ley Orgánica de Educación por la que se rige nuestro actual sistema educativo no es
la ley socialista para todos los españoles, como en su momento se dijo, sino sólo para algunos españoles. No se puede
olvidar que la mejor ley educativa no discriminativa en razón de sexos es la que se hace teniendo
en cuenta su diversidad.