2022-02-15

75.- De la discriminación educativa a la coeducación


 

Partimos del convencimiento de que la discriminación social discurre paralela a la discriminación educativa. La historia nos constata como el acceso de la mujer a la educación a sido un logro fundamental en sus revindicaciones. Ya casi nadie duda que la escasa participación de la mujer en la vida publica de las sociedades se debió no tanto al hecho de ser mujer cuanto a su condición de analfabeta o semianalfabeta. Esto es algo reconocido por las propias mujeres. Desde el momento que a alguien se le excluye de la educación se le está excluyendo  de otros ámbitos de participación. Las palabras ya en el siglo XIX de  una mujer comprometida  como lo fue Sofía Tortilán pueden resultar muy clarificadoras al respecto. “Queremos, nos dice, una mujer ilustrada para todo. Para nosotras la verdadera emancipación consiste  en sacudir el ominoso yugo de la ignorancia que es el que hoy nos hace esclavas del hombre, de la sociedad, de las preocupaciones y del fanatismo. El primer derecho que debemos conquistar es el de instruirnos , puesto que nuestras cualidades son tan aptas para recibir la luz de la verdad y de la ciencia como las del hombre”. Así es como lo entendemos todos o casi todos a hora , después de tantos siglos de discriminación.

Una buena instrucción y preparación para el ejercicio de la profesión representa el acceso a la independencia económica y ésta conduce de forma natural a otras independencias.

 Desgraciadamente el hecho ha sido que durante mucho tiempo, la cultura ha sido un campo vedado para la generalidad de las mujeres. No hablemos de las civilizaciones marcadas por el signo del androcentrismo, también en las civilizaciones clásicas de Grecia y Roma, (algo menos en Egipto) la educación de la mujer estuvo bastante desatendida. La mujer ateniense estaba confinada en el gineceo y no participaba a penas de las inquietudes del varón, a lo más se la enseñaba a hilar, coser, tejer, guisar, el manejo de algún instrumento musical como la lira y el cultivo de las primeras letras , aquí quedaba todo. Solamente a partir de del periodo helenístico pudiera hablarse de cierto tipo de educación femenina organizada. En esta situación de inferioridad de la mujer con respecto al hombre tuvo que ver la influencia de figuras prominentes como Aristóteles, Galeno e Hipócrates que con sus respectivos supuestos biológico-filosóficos dificultaron el acceso de las mujeres a una educación en igualdad con el hombre. Posibilidad que por otra parte fue defendida por Platón.

En cuanto a Roma baste decir que las leyes consideraban a la mujer propiedad del marido.     

 No solamente los prejuicios sobre la capacidad intelectual de la mujer, también la propia organización social y familiar jugaron en contra de la instrucción femenina, consagrándola en el papel de esposa y madre, aún con todo nunca ha dejado de haber nombres ilustres de mujeres en el campo de las letras y las ciencias. No sólo las leyendas nos hablan de mujeres sabias, médicas, legisladoras, poetisas, también la historia. Ahí tenemos en la antigüedad a la poetisa Safos, a Aglaonike a Hipatía a Catalina de Alejandría.

 

Durante la edad Media  como es sabido se inicia una decadencia cultural que conduce a una especie de oscurantismo generalizado en el que queda  inmerso de manera especial el mundo de la mujer. En esta época a las mujeres les está prohibida la educación, hasta el punto de que no se les permite aprender a leer o escribir por considerar que ello es fuente de perdición para ellas. Lo curioso del caso es que mientras desde las instancias religiosas se alimentaba las creencias de que la instrucción de la mujer ponía en peligro el orden establecido, sacándola del hogar y añadiéndola más malicia a la que por naturaleza ya tiene, el hecho es que las mujeres que en esta época escapan del analfabetismo son precisamente aquellas  consagradas  a la vida religiosa y que pasaron sus días escondidas entre cuatro muros. Ejemplos de lo que decimos pueden ser  Roswitna, monja benedictina del siglo X, que en herencia a parte de estimables poemas, nos dejó, unos conocimiento matemáticos de la época.  Más relevante es aún el nombre de Hildegarda, abadesa benedictina del siglo XII, que fue capaz de escribir tanto tratados dogmáticos como obras de medicina.

 

Con la llegada del Renacimiento y sobre todo con la revolución científica, van siendo más las mujeres que se incorporan al mundo de la cultura, así nos encontramos que en la corte de Isabel la Católica existe un elenco de nombres digno de ser mencionado: Juana de Contreras, María de Pacheco, Isabel de Vergara, Magdalena de Bobadilla, Lucía Medrano, Florencia Pinar, Teresa de Cartagena, Isabel de Villena  y sobre todo hay que mencionar a Beatriz Galindo ( La latina) camarista de la reina, que desmintió el dicho popular de que “la mujer que estudia latín no puede tener buen fin”.

 

En este rápido paseo por la historia llegamos al periodo que va del siglo XV al XIII. En el podemos asistir al debate sobre la capacidad de la mujer para recibir la misma educación, en igualdad con el hombre. Un debate que se intensifica con la llegada del siglo de las luces. Rousseau y Kant toman parte en él y en cierta manera se erigen en portavoces de la mentalidad de la época. Aseguran que la mujer carece de autonomía y de capacidad dada su condición de insuperable inferioridad. Se las reconoce el carácter sensible; pero no el intelectual, con estos supuestos se pretendía decir que la mujer tenía que buscar su sentido  en la maternidad y no en la educación. Hubo no obstante alguien quien como Condorcet que, en este siglo de las luces, se opuso a este sentir y se negó a admitir que la capacidad intelectual de la mujer fuera menor que la del hombre, por lo que pedía para ella una instrucción más completa. Él fue quien defendió que el Estado debiera ofrecer a las mujeres el derecho de recibir la misma educación que la del hombre. Desafortunadamente la influencia d Condorcet era bastante menor que la de los dos pesos pesados citados anteriormente y su opinión no prevaleció. En definitiva la legislación vigente de este siglo seguía manteniéndose en la idea  de la analfabetización femenina, si bien en una  real célula de 1783 aparece pro primera vez la necesidad de alfabetizar a la mujer

Es de notar en esta época por una parte  los efectos de la Reforma y de la contra-reforma que comenzaron a aconsejar una mejor instrucción de la mujer, para que no fuera presa fácil de las celadas religiosas y por otra la proliferación de instituciones religiosas femeninas dedicadas a la enseñanza: Ursulinas, clarisa , visitación . Sólo en Francia en 1789 están presentes en 300 ciudades. Este dato pudiera inducir a pensar que se estaba a punto de alcanzar la igualdad educativa; pero en realidad no era así. Basta con reparar en que este tipo de colegio religioso femenino estaba reservado a las clases pudientes, sin olvidar que el tipo de educación que ofrecían en estos momentos no era de gran nivel, que hizo que la nobleza y la burguesía trataran de encontrar otro tipo de educación para sus hijas .

 

La educación que en esta centuria se ofrecía a las mujeres privilegiadas que podían acceder a ella no era comparable con la que se ofrecía  a los varones. El tiempo de escolarización era bastante menor, las ausencias y abandonos bastante frecuentes y el tipo de orientación curricular bastante diferenciado. En estos colegios femeninos la instrucción intelectual ocupaba un puesto secundario,en cambio la instrucción religiosa era fundamental. Más que otra cosa, lo que se pretendía era formar  buenas esposas, buenas madres capaces de educar bien a los hijos y a la servidumbre. Para poder satisfacer las exigencias fundamentales de la cultura se les enseñaba a leer y a escribir, si bien , la formación iba orientada a adquirir habilidades  domésticas, labores de aguja, incluso el dibujo podía formar parte de estos aprendizajes.

 

En cualquier caso cabe decir que el siglo revolucionario en lo ideológico y lo político  no lo fue tanto en el aspecto educativo. En este siglo de la libertad, la fraternidad y la igualdad se sigue considerando a la mujer como al segundo sexo, por más que comenzaran a oírse  voces discrepantes que denunciaban que esta diferencia entre los sexos respondía a privilegios injustos y carente de una fundamentación natural. En cualquier caso no deja de ser un hecho positivo que algunas mujeres de familias nobles y pudientes tuvieran acceso a la educación pues con ello se reconocía la capacidad de algunas y ello habría de ser  el primer paso para poder reconocer esta capacidad a todas. 

 

Durante el siglo XIX se iría avanzando en  dirección a conseguir una educación presidida por el principio de igualdad, muy a pesar de los filósofos románticos de la época cuyos mensajes eran claramente discriminatorios. El varón era para ellos  el sujeto de la razón, las leyes y la libertad; la mujer en cambio lo era de la maternidad y del gobierno de la casa.  En la lucha por la igualdad educativa las mujeres tienen poco que deber a Hegel, Chopenhauer, Kierkegaar, o Nietszche este último de clara tendencia misógina, autor de frases que hoy resultan especialmente desafortunadas y crueles como la que dice que cuando vayas con mujeres no olvides el látigo.

 

Tampoco las mujeres tienen que agradecer mucho a la ciencia positiva del siglo XIX. Fueron muchas las teorías pseudocientíficas de este momento histórico que trataron de aportar pruebas experimentales a favor de la inferioridad femenina. Recordemos la frenología de Gall basada en la externa conformación del cráneo, Bischoff que pensaba que el desarrollo intelectual de la mujer se detenía a edad temprana, Spencer trató de demostrar que la actividad intelectual y la procreación son incompatibles. Muchos libros de la época aparecían con el título.” La inferioridad de la mujer”. Incluso se habló de que la sangre de las mujeres contenía más agua que la de los varones y por el contrario, menos corpúsculos rojos y menos hemoglobina, más aún se llegó a decir que la menstruación y el embarazo las colocaba en situación de constante enfermedad. A partir de estas patrañas se quiso seguir defendiendo la discriminación educativa en razón del sexo. Aún así todo ello no fue suficiente para detener el imparable proceso educativo de la mujer.

 

Un elenco de mujeres ilustres jalonan este siglo: recordemos a Cecilia Böhl de Faber, que no por capricho tuvo esconderse bajo el pseudónimo de Fernán Caballero, Concepción Arenal , Que tuvo que cursar sus estudios universitarios disfrazada de hombre, Lise Meitner ( física francesa) Emilia Pardo Bazán; pero quizás lo más importante es que la escolarización femenina va en aumento. La ley Falloux de 1858 ya exigía que en las comunas de más de 800 habitantes hubiera una escuela para niñas. En España la ley Moyano era incluso más exigente. Debería existir una escuela para niñas por cada 500 habitantes. Naturalmente estamos hablando de escolarización porque lo que es la educación femenina seguía bastante diferenciada de la del varón. A las niñas se las seguía educando en los valores clásicos: discreción en el hablar, castidad, modestia, compostura y sentido doméstico. Más que de una educación intelectual se trata todavía de una educación de adorno. Los niveles superiores de instrucción seguían siendo privilegio de los hombres. Recordemos el caso de concepción Arenal. (Sus clases eran boicoteadas y a ellas sólo asistía el bedel).

 

Así llegamos en nuestro recorrido histórico al siglo XX que había de ser  decisivo en la carrera hacia la igualdad educativa, en el la mujer tiene ya acceso a los niveles superiores, Al margen de toda ideología política nos vamos a detener en los avances realizados en  España durante este siglo. Hasta la guerra civil existían en España dos visiones educativas contrapuestas, expresión de lo que se venía llamando las dos Españas. Junto a la influencia de la Iglesia Católica se hizo presente, la Institución Libre de Enseñanza. Comienza ya a hablarse de coeducación incluso ésta llegó a imponerse a comienzos de siglo en aquellas escuelas en las que se experimentba el ensayo pedagógico llevado a cabo por Francisco Ferrer, hasta que por la ley de 1 de mayo de 1936 quedara derogada la coeducación. Las razones pudieron ser varias . A parte de las consideraciones morales o pedagógicas pudo influir la consideración de que el papel de la mujer y del hombre, estaba bastante difernciado en la sociedad de comienzos de siglo. Tampoco  la pionera Inglaterra de los años 40 tenía muy claro este asunto.

 

Las sociedades durante este periodo evolucinaban muy rápido y la España de Franco no fue una excepción. Así en el curso 1946-47 el 34’7 % de los alumnos de secundaria son ya mujeres. A partir de los años 60 , irrumpe con fuerza una nueva imagen moderna de mujer, vigorosa, sociable, dinámica, lanzada a conquistas laborales, en fin algo que casi todos los aquí presentes hemos podido vivir.  Todo ello hacía aconsejable un nuevo sistema educativo que llegaría con en 1970 con la Ley General de Educación siendo ministro de Educación el Sr. Villar Paladín, con ella se ponía fin al centenario sistema educativo conocido como la ley Moyano.  Esta ley supuso una verdadera revolución.  En ella se establecìa un periodo obligatorio de enseñanza hasta los 14 años gratuita para todos los españoles y españolas, sin ningún tipo de discriminación. Poniendo en práctica el principio de igualdad de oportunidades. Se llegó a alcanzar con menos medios, niveles de instrucción que ya les quisiéramos hoy en nuestras escuelas.

 

LA COEDUCACIÓN CUESTINADA

 

  En cuanto a la coeducación con muy buen criterio, se dejó libertad para que pudiera existir el tipo de escuela mixta o diferenciada, algo que hoy echamos de menos: se había dado un gran paso que con la llegada de la LODE no iba a tener continuidad. A partir de aquí  se impone un tipo de enseñanza comprensiva que avanza por  senderos políticos del igualitarismo por el que se proclama no sólo la igualdad de sexo, sino también la igualdad intelectual. Con la LODE de los socialistas la coeducación pasa a ser obligatoria en los centros  públicos. Parecería que con ello se haría logrado la culminación de un sueño femenino, parecería que con ello se había puesto fin a la discriminación educativa que durante tanto tiempo venía sufriendo la mujer. Pues no. Esto no es así. Veamos

 

Nadie pone en duda la igualdad de derechos y de oportunidades en materia de educación, otra cosa bien distinta es la coeducación. Han sido las propias mujeres más comprometidas las que  han comenzado a cuestionar la coeducación porque no ha respondido a las expectativas y esperanzas en ella depositadas. De la coeducación se esperaba por ejemplo una mayor integración que propiciara una más estrecha colaboración entre el mundo masculino y femenino, disminución de la homosexualidad, disminución de la agresividad masculina, se esperaban amistades más sinceras, matrimonios más maduros y mejor avenidos. Nada de esto parece haberse cumplido satisfactoriamente. Se teme que lo que haya sucedido ha sido abrir las puertas de colegios masculinos para que en ellos entren las mujeres, sin el menor respeto a la identidad femenina, es decir obligar a las chicas a entrar en una escuela de chicos y para chicos, universalizando el modelo masculino, sin el menor respeto a la igualdad de oportunidades.

 

Así se explica que los valores femeninos fundamentales estén a la baja: los valores domésticos, la exquisitez, la afectividad, la delicadeza, el buen gusto han desaparecido de la escuela, donde predomina la competitividad, agresividad, el sentido práctico de la vida. Esto explica que actividades tradicionalmente femeninas como costura, ornamentación etc hayan desaparecido del curriculum escolar, mientras actividades más vinculadas a lo masculino tengan cada vez más importancia como es el deporte por ejemplo.  En una palabra la escuela mixta no está satisfaciendo las aspiraciones de la mujer, porque en ella el sexo masculino sigue teniendo ventaja sobre el femenino. En este tipo de escuelas la forma de ser y de comportarse la imponen los chicos cuando de lo que se trata es de las jóvenes adolescentes tengan la posibilidad de un personal desarrollo, que les permitiera ser ellas mismas.

 

Después de tanto tiempo en que se creía que con la coeducación llegaría la igualdad de oportunidades para la mujer, resulta que según parece esto no es así. Es como aquel ave que después de haber conseguido acostumbrarse a vivir en cautividad un día ve la jaula abierta y su instinto le dice que tiene que salir de allí porque ha nacido para vivir en libertad. O como aquel ínclito aspirante  a  crítico del séptimo arte cuando se lamentaba diciendo: ahora que después de tanto esfuerzo había aprendido a decir pilicula, resulta que se dice flin.  En los últimos años la coeducación ha pasado por ser un dogma pedagógico, un signo de progreso, una formula asociada al mismo concepto de educación, un punto de no retorno.  ¿será esto cierto? ¿Hemos de ver en la coeducación el exponente de la igualdad de oportunidades entre los sexos? Veamos:

 

Es un hecho que desde los años 80  países pioneros de la coeducación como Inglaterra y Norte- América a la vista de los resultados comienzan a dar marcha atrás al tiempo que se oyen voces en contra de la escuela mixta y a favor de la escuela segregada.  Más que de un dogma la coeducación comienza a verse como un apriorismo pedagógico carente de fundamentación sólida. Eran los comienzos de un debate que aún continua abierto y de cuyo resultado final van a depender aspectos fundamentales de la familia y de la sociedad en general. Las posturas enfrentadas van clarificándose.

 

Los defensores de la coeducación basan su postura en razones tales como el que este tipo de educación supone un enriquecimiento mutuo de los sexos , que facilita la comunicación entre los mismos, que hace posible un intercambio  complementario por el que las chicas se benefician de las aportaciones de los chicos y viceversa. También aducen razones de tipo práctico  cuales son  las de que este tipo de educación resulta más económico y más cómodo para los padres que pueden llevar y recoger al mismo tiempo en el mismo  colegio tanto a sus hijas como a sus hijos  así como tratar con los mismos profesores.

 

Por otra parte la coeducación ofrece posibilidades reales para la convivencia natural de los dos sexos. Si la educación ha de ser un aprendizaje para la vida, en la escuela habría que crear el mismo ambiente que reprodujera lo que se vive en la familia, en la calle, en la sociedad y esto es precisamente lo que no quieren muchos de sus detractores sobre todo en las filas del feminismo más comprometido con este tema. Exactamente esto es así. Los defensores de la igualdad de la mujer no ven con buenos ojos que en la escuela se siga reproduciendo el modelo patriarcal que se vive en la familia y en  la sociedad. Se muestran recelosas de que en la escuela mixta se reproduzca la superioridad masculina y la subordinación femenina, hay miedo y así lo denuncian del comportamiento dominante por parte de los chicos del que no están ausentes las agresiones físicas y verbales aderezadas con un lenguaje manifiestamente sexista. Al final lo que se ha impuesto en la escuela mixta son los gustos, formas y maneras masculinos.

 

Esta presunta homogenización de la escuela sobre la base del modelo masculino, no es la única razón que hace que hoy en día  se cuestione la coeducación. Hay un hecho bio- psicológico  suficientemente constatado, que pone de manifiesta diferencias apreciables entre chicos y chicas. Su desarrollo físico, intelectual , emocional, es distinto. En los sexos se esconden rasgos específicos que dan origen a necesidades y posibilidades diversas. Estas diferencias en los ciclos de desarrollo vital se traducen pedagógicamente hablando en ritmos distintos de aprendizaje en una desigualdad en la captación de estímulos, desigualdad también en las motivaciones yen general en todo el comportamiento. Sabido es de todos que el proceso de maduración no es el mismo par los chicos que para las chicas. Así de 10 a13 años los niños se desarrollan más de prisa que las niñas , en tanto que de los 14ª los 17 son los chicos los que evolucionan más rápidamente. Estas diversidades en la escuela mixta no son tenidas en cuenta, por lo mismo no debiera sorprender a nadie  que desde los propios ámbitos de la pedagogía se comience a poner en duda la eficacia de la coeducación.

 

Lo que se está necesitando es un sistema educativo que satisfaga las legítimas aspiraciones  femeninas de igualdad de forma real y no sólo aparente, un sistema educativo en el que las actitudes, motivaciones  y valores de ambos sexos sean tenidos en cuenta. No puede mantenerse por más tiempo educar a las chicas como si fueran chicos. Nunca so pretexto de igualitarismo se pueden atropellar el derecho a la diversidad, sobre todo si éste tiene su origen en la propia naturaleza. A lo que parece se ha pensado que  la igualdad de oportunidades iba asociado indefectiblemente a la coeducación y este ha sido el error. La realidad es que sólo se puede hablar de igualdad de oportunidades cuando se tienen en cuenta las diferencias específicas

 . A mi modo de ver se actuó con precipitación y se impuso a la fuerza un sistema educativo que resulta discriminatorio para la mujer, aunque ello pueda resultar a primera vista paradójico. Las críticas exacerbadas, incluso burlas y mofas que se hacen de la separación de chicos y chicas en la escuela demuestran  el desconocimiento de la cuestión.

 

Las recientes investigaciones vienen aportando una serie de datos que obligan cuando menos a tomar en serio este asunto y a estudiarle con todo rigor. Es Burgess quien recientemente ha dicho “que la creciente evidencia de que la coeducación crea a los alumnos más problemas que soluciones, lleva  a restaurar el valor  de las escuelas de un solo sexo y a poner en duda el presupuesto  de que la coeducación ofrece las mejores oportunidades para el logro de la igualdad.”

 

Independientemente de la postura que se tome en este asunto lo que puede resultar significativo es reparar en algo que a modo de conclusión paso a reseñar: En primer lugar me referiré a la posible motivación que ha llevado a imponer obligatoriamente la coeducación en España, que a mi modo de ver es de índole política, como casi todo lo que se hace en este país.Hemos asistido asistiendo a un proceso de politización de las instituciones educativas, El ideal político del igualitarismo en todos los órdenes es la razón que explica el modelo de escuela monolíticamente mixta y comprensiva, a pesar de los malos frutos que se están cosechando. Según los últimos estudios realizados, España, en materia educativa figura en los últimos lugares de nuestro entorno. Por otra parte hoy en España se tiene miedo a ser complaciente con un pasado histórico. La propaganda política se ha encargado de asociar escuela mixta a progreso y escuela diferenciada a regresión. Con estos presupuestos es fácil hacer funcionar imperativos apriorísticos sobre coeducación que lejos de abrir nuevas posibilidades lo que están haciendo es impedir un debate serio y reflexivo sobre la cuestión.

 

Es obligado decir, y con esto acabo, Que lo que a una sociedad pluralista como la nuestra correspondería, habría de ser una escuela pluralista que tuviera en cuenta el sentir de las familias y no imponerlo todo desde las altas esferas, de modo que las familias que quisieran que sus hijos fueran educados en escuelas públicas diferenciadas se les dieran oportunidades. ¿ por qué el Estado ha de decidir una cuestión que corresponde decidir a las familias?  Si es verdad que en España estamos viviendo un régimen de libertades esto tendría que hacerse realidad  a través de una escuela plural con espacios  suficientes de libertades para poder atender a las distintas demandas. Es claro que si hay quienes están a favor de la coeducación también les hay que están en contra.  Lo que viene  a demostrar una vez más que la LODE Ley Orgánica  de Educación por la que se  rige nuestro actual sistema educativo no es la ley socialista para todos los españoles, como en su momento se dijo, sino  sólo para algunos españoles. No se puede olvidar que la mejor ley educativa no discriminativa  en razón de sexos es la que se hace teniendo en cuenta su diversidad.      

244.-Tenemos la obligación de defender nuestra civilización cristiana.

  Si en algo estamos todos de acuerdo es que la fe y los valores cristianos son la base de la civilización occidental. Renunciar a ellos ser...