2022-02-28

156.- Otro año más

 

 


Los comienzos de año vienen acompañados de buenos propósitos que seguramente no se van a cumplir. “Año Nuevo vida nueva” se dice, para luego quedar todo en aguas de borrajas, nacen y  se renuevan los sueños que se irán apagando poco a poco con el paso de los días ; pero aún así mientras se mantengan vivas las ilusiones,  nos servirán de estímulo para seguir caminando y liberarnos   del tedio y la rutina en que viene envuelta  nuestra cotidianidad. Nada más irreal que las ensoñaciones llamadas a desvanecerse ; pero también, como decía Azorin, nada mas real y práctico porque vienen a ayudarnos a superar  el prosaísmo de nuestra pobre existencia poniendo un poco de sal y de pimienta en nuestra vulgaridad. Cada Año -Nuevo viene  inmerso en una magia especial como lo está la noche de Reyes para los niños  o la  que precede al gordo de Navidad para el jugador de loterías.  


Cada Nuevo -Año viene envuelto en un misterioso embalaje que hay que ir desembalando con mimo, como se hace con los regalos primorosamente empapelados, para luego, al final, caer en la cuenta de que todos vienen cortados por el mismo rasero y traen la misma marca de fábrica. Cada año está hecho de momentos agradables y desagradables que se van entremezclando, sin que nada sea definitivo y tal vez sea esto lo que convierta la vida humana en una aventura apasionante.  A ninguno año  le falta su primavera,  su verano, su otoño e invierno y cuando el ciclo haya pasado, habremos de comenzar otra vez  como si de una ruleta se tratara.  Y es que la cuestión no esta en el tiempo que fluye, “tempus inexorabile volat” sino en los espíritus que son los que tienen que traducirle en vida y permanencia. Al final lo que cuenta no es el tiempo que pasa como la corriente de un río, sino lo que nos dejó a su paso. “Somos lo que hemos hecho” nos dicen los filósofos de la historia, somos lo que nos ha quedado después de haber pasado el tiempo.

 El Año que comienza será lo que tú mismo decidas que sea. Será próspero en la medida que tú te empeñes en que lo sea. La suerte, eso que todos nos deseamos cuando estrenamos el calendario no es una “rara avis”, como a veces no lo imaginamos, que viene de lejanas tierras para depositarse sobre nuestras cabezas de forma fortuita, la suerte, en la mayoría de los casos, es  para quien tenazmente la ha buscado, una recompensa que tarde o temprano viene a decantarse del lado de quienes han trabajado duro para merecerla. Pasarse toda la vida esperando que nos toque el gordo o nos caiga del cielo el remedio a nuestros males , no deja de ser una temeridad.

 Podemos estar seguros que este año , que acabamos de comenzar, vendrá cargado, como todos los demás de venturas y desventuras, y nada podemos hacer por evitarlo, lo que si que depende de nosotros es la disposición con que hayamos de enfrentarnos a los acontecimientos, enriqueciéndonos o empobreciéndonos  según la actitud positiva o negativa que adoptemos. Sabiendo que de todo lo que pueda sucedernos, de lo bueno , de lo malo o  de lo regular podemos extraer oportunas y útiles aplicaciones para la vida.  El tiempo no deja de ser un mero escenario de los acontecimientos, un accidente que nos ha puesto en la  existencia y será también el que nos saque de ella, un accidente en el  largo proceso  que todos necesitamos para llegar a ser personas que es lo sustancial. En nosotros está el saber o no saber aprovecharlo y esto   en realidad debiera preocuparnos más de lo que nos preocupa. 

 Se nos brinda la ocasión de escribir un nuevo capítulo de nuestra vida. Dios nos da una oportunidad más de enderezar los renglones torcidos.  Todo está dispuesto, unas hojas en blanco nos están esperando para verter en ellas los sentimientos más elevados , los pensamientos más sublimes, lo mejor que llevamos dentro o  por el contrario para emborronarlo todo. Existe también la posibilidad de no escribir nada en ellas. Ésta es sin duda una de las tentaciones más peligrosas que nos ha traído la cultura del ocio , actualmente vigente   

Dejar pasar el tiempo sin hacer nada,. Matar el tiempo como vulgarmente se dice, debería estar penado como se pena  cualquier otro delito. Cada minuto perdido lo será ya para siempre, podrán venir otros , pero el que se fue ya nunca lo podré recuperar. He de confesar que por más esfuerzos que hago no he llegado a comprender a las personas, que  por cierto, cada vez son más,  que van diciendo por ahí que tienen ganas de jubilarse para no hacer nada. Confieso que no lo entiendo. Será que yo me he convertido en un avaro del tiempo y cuido cada instante de mi vida como el tesoro más preciado y  es que ¿ acaso no loes?  Dicen que todas las cosas tienen un precio. Mentira. Que alguien trate de alargar un minuto a  la existencia que Dios le ha regalado y se dará cuenta que no hay dinero suficiente en el mundo para satisfacer tal propósito. A quien sí entiendo es a Kazanzaki , ese hombre que salía a la calle a mendigar a cada esquina un poco de tiempo a quienes lo iban malgastando, un  cuarto de hora , unos minutos , lo que fuera, para  alargar su vida y poder convertir así en realidad sus proyectos que de otra forma quedarían inacabados.

 Feliz y venturoso Año- Nuevo, no deja de ser un bonito deseo, claro que sí, pero ¿ que voy a hacer yo para que esto sea así ?  ¿ cuales son mis planes para que no resulte un año perdido?. Por que de lo que se trata no es de ir  sumando años, unos tras otros hasta llegar a conformar un taco voluminoso que no quepa en las estanterías, como bien se dice, no es cuestión de suministrar años a la vida , sino vida a los años.  O dicho de otra manera de lo que se trata es de vivir para mejorar e irnos superando. Un año más  para intentar ser feliz con lo que  se tiene, haciendo valer las satisfacciones que  se vayan presentando, las únicas que pueden abrirme la puerta a esa pequeña felicidad hecha a mi medida

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