Los católicos sentimos como nuestra la tragedia de nuestros hermanos divorciados, que se sienten excluidos, porque hermanos nuestros son en cuanto no dejan de estar bautizados , profesar la misma fe y pertenecer a la gran familia que tiene como madre a la Iglesia Católica . El papa Francisco esta dando muestras inequívocas de ser especialmente sensible a esta dolorosa situación por la que atraviesan estos hermanos nuestros y pide para ellos una acogida cordial para que al final acaben sintiéndose como en casa; pero para que esto suceda hay que encontrar una vía de solución al sufrimiento que vienen padeciendo, aunque ello suponga “repensar toda la pastoral matrimonial”. Las alentadoras palabras del papa Francisco pronunciadas en la rueda de prensa celebrada en el avión de regreso de Brasil , despertaron un entusiasmo inusitado y yo diría también generalizado En parecidos términos se habían expresado ya los obispos alemanes del Alto Rhin 1993, en La “Carta Pastoral sobre los divorciados vueltos a casar“,también lo hacía,, el arzobispo de Basilea (Suiza), Felix Gmur: "Hoy, la Iglesia tiene que encontrar una solución para los casos de divorciados y vueltos a casar, que no pueden ser considerados simplemente como pecadores y por tanto no pueden comulgar. ¿Sólo son pecadores?”
En sintonía con estas manifestaciones, está el dato de que en Francia el 70% de los fieles consideraba que la Iglesia debía adoptar “una actitud más flexible sobre la comunión de los divorciados”, más de 150.000 personas provenientes de 75 países a finales de Octubre se acercaban a Roma en el momentos en que el pontífice anunciaba un sínodo extraordinario de obispos para tratar este tema, en octubre del 2014. Tal vez a esto se refería Mons. Vincenzo Paglia presidente del Consejo Pontificio para la Familia cuando se le preguntó ¿qué le parecía la iniciativa de la archidiócesis de Friburgo sobre la posibilidad de dar la comunión a los divorciados que se vuelven a casar?, limitándose a decir “ Cuando un equipo de futbol está fuera de juego el árbitro pita” ¿ Qué quiso decir?...
En medio de este escenario, el 24 de octubre hizo acto de presencia el Prefecto de
Este asunto de gran trascendencia sobre el que se viene debatiendo desde comienzos del cristianismo ; hoy adquiere una especial relevancia en razón de los numerosos fieles que se encuentran en esta situación, según las estadísticas el 38% de los católicos franceses sienten los efectos del problema del divorcio y la gente se pregunta ¿ No hay ninguna salida para estos bautizados que quieren seguir permaneciendo fieles a
Mons. Müller ciertamente, nos ofrece una sólida argumentación basada en tres columnas fundamentales: La escritura, la tradición y el magisterio de
Las tensiones y conflictos vividos día a día por los divorciados están ahí y las dificultades para darles solución también. Trataremos de ajustarnos al hilo argumental seguido por Mons. Müller . Es evidente que e ya en el Antiguo Testamento aparece la indisolubilidad matrimonial como voluntad de Dios, expresada en el Decálogo “no cometerás adulterio”. Frente a ello está el hecho de la permisividad del divorcio en la ley mosaica, lo que significa que en atención a las circunstancias concurrentes la ley divina pudo ser suspendida por Moises. La obstinación de un pueblo, en este caso, hizo aconsejable la posibilidad de interrumpir el vínculo matrimonial, si bien es verdad como ya señala muy bien Mons. Müller que el matrimonio como institución natural no es comparable con el matrimonio elevado al rango de sacramento, aún así, esta dispensa en cuestión nos pone en situación de extraer las conclusiones teológicas pertinentes en orden a dilucidar si dadas determinadas circunstancias, lo mejor no haya de ser preterido por lo más conveniente según que asuntos y que casos.
Si ponemos nuestros ojos en el Nuevo Testamento volvemos a encontrarnos con las palabras de Cristo que no dejan lugar a dudas, con ellas se reivindica de forma rotunda la indisolubilidad matrimonial . “ lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, se nos dice. Evidentemente, queda claro que a las personas no les es licito casarse y descasarse por decisión propia, es decir que como sacramento que es, la validez del matrimonio no depende de los contrayentes y por tanto tampoco su disolución . La cuestión es saber, si esta falta de capacidad para disolver el matrimonio afecta también
Por lo que respecta a la tradición católica sabido es que dentro de los matrimonios entre bautizados se han venido practicando la indisolubilidad. Aunque no deja de ser cierto que en algunos casos se buscaron soluciones pastorales, sobre todo en tiempos de interdependencia entre el Estado y
Yendo al grano lo que habría que decir es que la intención del Prefecto de
Otra vía de solución apuntada por el Cardenal es la que se viene proponiendo desde hace tiempo para aquellos contrayentes, que viéndose obligados por las circunstancias a separase de sus respectivos cónyuges se han ligado a otro en segundas nupcias y que no es otra que la de comprometerse a vivir en castidad entre ambos. Tal situación no contraviene ninguna de las disposiciones de
Por otra parte, me ha parecido ver reconducidos a un callejos sin salida, los caminos que se venían proponiendo, como podía ser el recurso a la misericordia de Dios , sobre todo después de haber escuchado al Papa Francisco decir en clara referencia a los divorciados que “En esta vida, Dios acompaña a las personas, y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia” Sin renunciar al mensaje evangélico y a la verdad sobre la indisolubilidad conyugal, es posible seguir apelando a la misericordia y el perdón de Dios que nunca excluye a nadie a pesar de la condición en que se encuentre.
Da la impresión de que el recurso a la conciencia personal queda zanjado también; aún a pesar de reconocer que “La unión con Dios se alcanza cuando el creyente se dirige a Él con fe, esperanza y amor, en el arrepentimiento y la oración. Dios puede conceder su cercanía y su salvación a los hombres por diversos caminos, aún cuando se encuentran en una situación de vida contradictoria” Efectivamente así es y seguramente que hay hermanos divorciadas que piensan que llevan una vida conforme al Evangelio, que están en comunión con Dios y los hay incluso que practican la continencia , aunque a los ojos de los demás no lo parezca , ¿ Qué tendrían que hacer ellos para poderse acercar a comulgar sin escándalo?
La complejidad del tema nos llevaría extendernos en demasía . Ahora sólo cabe esperar confiadamente que los representantes de