Queremos comenzar este blog trayendo a colación la problemática cultural del momento actual que nos está tocando vivir. Tiempos complejos son los nuestros en lo que todo sucede muy de prisa y lo que ayer fue una novedad hoy ha quedado ya obsoleto, hasta el punto que nadie puede estar actualizado en todo. Seguramente tienen razón quienes afirman que en un año de los de ahora suceden más cosas que en tiempos pasado no muy lejano. Tanta información y complejidad de manifestaciones culturales a las que nos enfrentamos necesariamente tiene que ser procesadas por separado como si fueran las piezas de un complicado puzle que hay que ir articulando con paciencia y con cuidado si no queremos dar una visión de conjunto distorsionada
Hemos roto con el pasado. Esto nadie lo pone
en duda. Hemos quemado las naves sin
tener otras de repuesto. Lo hemos hipotecado todo en aras de una libertad, sin
límites, sin trabas y sin compromisos.
Hoy nada hay firme y consolidado, nada podemos dar por seguro y
consistente. Los grandes macrorrelatos de la historia de los que nos habla
Lyotard ya no nos sirven y si las
grandes cosmogonías no tienen valor tampoco lo tiene la historia. Todo ha sido
cuestionado cayendo en un nihilismo radical del que no sabemos salir.
Lo sucedido hasta ahora ha
sido fundamentalmente una labor de acoso y derribo de todo, porque se
consideraba que ya no iba con el espíritu de los tiempos. Sabido es que es más
fácil demoler que construir y que lo que costó siglos en consolidarse, ha
podido ser barrido en cuestión de lustros. En muy poco tiempo nuestro mundo ha
cambiado de forma drástica. Una era histórica ha sido finiquitada lo que no está tan claro es que hayamos comenzado
una nueva era. Sabemos lo que hemos dejado atrás pero no sabemos lo que nos
espera. Las culturas no son obra de unos años se van forjando a través de
décadas y consolidando a lo largo de los siglos por tanto aunque todo vaya muy
rápido habrá que esperar al alumbramiento de una nueva cultura con identidad
propia. Lo que ahora estamos viviendo es un periodo de interinidad de pura
provisionalidad, mientras el horizonte se vaya despejando.