2022-09-21

185.-La crisis de humanismo compromete el futuro de Europa

 



El desarrollo técnico no a ser suficiente  para  devolvernos la ilusión perdida, más aún la propia técnica acabará siendo un problema que ponga en peligro la existencia humanizada  y humanizadora del hombre. Una técnica sin espíritu es una fuerza a la deriva  que puede  incluso volverse contra el propio hombre si  se la deja crecer en  terreno salvajemente  al margen de toda consideración moral. 

La cosa viene ya de largo  A mediados del siglo pasado se dejaron ya oir voces que nos  avisaban de la menaza que  se cernía sobre Europa. A través de sus iluminadores escritos: Spengler  en “Decadencia de Occidente”, Berdiaeff en “ Una una nueva Edad Media”, Belloc en  “la Crisis de nuestra civilización, el mismo Ortega y Gasset en “Rebelión de las masas” o Ramiro de Maeztu en su “ Crisis de humanismo,”  nos alertaban de lo que previsiblemente podría suceder y desgraciadamente ha sucedido. Hoy bien iniciado el siglo XXI sus pronósticos  se están cumpliendo.   La crisis de humanismo por la que atraviesa  nuestra sociedad  es ya una realidad palpable  y no  es solamente que el humanismo está en crisis sino que  lo está  también el propio hombre alegre despreocupado y jovial de nuestro tiempo, carente de ideales. Ello quiere decir muchas cosas entre otras que andamos necesitados de esperanza porque dígase lo que se diga el drama de nuestro tiempo no es tanto la falta de fe cuanto en la falta de esperanza.

 La técnica sin  humanismo  no ha  conseguido apasionar  al hombre  en  el logro de metas genuinamente espirituales y humanas. Nos hemos contentado con una felicidad canalla que no va más allá del puro bienestar material que intenta satisfacer las ansias insaciables de los más elementales instintos, pero obviamente no es lo mismo la felicidad que anhela el hombre probo y prudente que la que anhela el mentecato y  y el estúpido. En este contexto tiene sentido la frase  atribuida a Stuart Mill, según la cual  Esprferible ser un humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho'

 La apuesta por el desarrollo técnico  en detrimento de lo humano pone al hombre actual en una difícil situación que puede acabar en indigencia moral difícil de sobrellevar. La técnica podrá elevar el nivel de vida, podrá ayudar a lograr un mayor bienestar natural y debiera ser vista como un poderoso medio del cual pueden los hombres  obtener sabrosos frutos eso nadie lo pone en duda el problema surge cuando la técnica se deshumaniza es entonces cuando se convierte en una fuerza ciega no exenta de peligros como bien lo puso de manifiesto Marcel.  La sociedad de nuestro tiempo debiera haber comprendido que el gran poder que nos concede el desarrollo técnico ha de estar siempre sometido al control de principio superiores que deben prevalecer sobre cualquier otro tipo de consideraciones pues no es licito hacer todo lo que el hombre es capaz de realizar en virtud de las posibilidades que  el desarrollo técnico nos confiere  , para decirlo en palabras que todo el mundo pueda entender: El mal uso de la técnica puede conducirnos a la propia destrucción de nuestro mundo y de la propia especie humana   por eso ha de  estar siempre presente  el sentido de responsabilidad moral.  Si llegamos a una situación tal que el hombre quedara convertido en un elemento más en  la cadena de producción todo está perdido y solo nos quedaría lamentar  una catástrofe dentro de las llamadas “técnicas del envilecimiento” denunciadas por Marcel.  El problema en cuestión solo tiene una solución. El valor de lo técnico  es necesario  integrarlo dentro del “opus humanum “  siendo considerado  como un medio en orden a la realización del supremo valor que está en  el hombre . Este era el presentimiento de Marcel al decir : “Cuando  la técnica sea alzada en brazos de humanismo hasta su forma eminente se cumplirán las previsiones heideggerianas” será entonces cuando el utilitarismo técnico  dejará de serlo en su sentido peyorativo para insertarse en el misterio del hombre.

 Lo mismos reparos y las mismas dudas podríamos  tener en referencia a todo supuesto  antihumanismo  fundamentado en un libertad omnímoda al margen de todo compromiso.  Se equivoca el hombre actual cuando sacraliza la libertad anárquica sin freno moral, considerándola valor supremo, fin en sí misma cuando en realidad no es nada más que un medio  que ha de utilizarse en beneficio del hombre y no para dinamitarlo. Esta forma equivocada de entender la libertad está en la base de la falta de humanismo o si se quiere es la expresión de la deshumanización que padecemos. En gran medida, la  razón a la crisis de humanismo que actualmente padecemos habría que buscarle en la crisis por la que atraviesa la norma moral  que bien pudiéramos decir que ha desaparecido para que de esta forma pudiéramos ser más libres

 Este mundo que nos hemos prefabricado presidido por el relativismo, el tecnicismo mecanicista y el libertarismo masificado está esclavizando al hombre en la medida que  se ha adueñado de su propia personalidad incapacitándole para gozar de  los bienes del espíritu y aspirar a los más nobles ideales;  en consecuencia vivimos tiempos de un antihumanismo endiosado  que  después de haber negado el origen de donde procede nuestra dignidad humana creía haber encontrado el sustituto de Dios y lo único que ha encontrado es a un ser enfermo . ¿ Será verdad que el hombre está agonizando? Lo que sí sabemos es que vive alejado de sí mismo y totalmente volcado hacia el exterior o cuando menos  no acaba de encontrar  su puesto en el universo, viéndose obligado a pedir prestado  a la técnica lo que ésta nunca podrá darle cual es sentar las bases de un nuevo humanismo  contentándose con un siniestro transhumanismo, obra de oscuras fuerzas sociales y políticas  donde la técnica, la masifica y la voluntad de poder pretenden serlo todo  y donde el hombre ha dejado ser ese sujeto buscador de valores para convertirse en un dios creador de los mismos, dándose la paradoja de que nunca  como ahora se tuvo tantos conocimientos sobre el hombre y sin embargo nunca como ahora la intimidad profunda de su ser se mantiene bajo mínimos , motivo por el cual  antropólogos conscientes de este hecho  estén clamando por  la necesidad urgente de  recuperar su interioridad  y volver a reencontrarse consigo mismo, lo  que pudiera ser el comienzo de un nuevo humanismo.  Tiempos hubo en que el mundo civilizado vivió un esplendoroso humanismos ahora tan solo vivimos del recuerdo. El ánfora se ha agrietado derramándose sus esencias, solo nos queda el perfume del ánfora vacía  y es el momento de preguntarnos. ¿ De que  vivirán las generaciones que vengan después de nosotros?

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