La sociedad que nos espera, previsiblemente, será una sociedad pragmática. ¿Lo será también la educación? La presencia de las máquinas en la enseñanza , el papel tan relevante que están llamadas a desempeñar, nos hace pensar que la funcionalidad va a contar más que la afectividad, que la operatividad será más importante que los sentimientos y esto por donde quiera que se lo mire, resulta preocupante. Falta saber si será la tecnología la que está al servicio de la educación, o por el contrario si será la educción la que esté al servicio de la tecnología.
Motivos de preocupación son así mismos las formas
que van a revestir los futuros aprendizajes, por cuanto pueden comprometer la
esencia misma de la educación, entendida como una actividad específicamente
humana. Si llegáramos a una situación tal en la que las relaciones humanas
entre alumno y profesor quedaran eliminadas, habríamos herido de muerte a la
educación, pues ésta habría dejado de ser eso que siempre ha sido , una "cálida
comunicación humana". No me gustaría ver al hombre del siglo XXI, como un
sujeto robotizado, extraño así mismo por muy dominador del universo que se le
quiera imaginar.
Una educación movida exclusivamente por
aspiraciones técnicas o por intereses económicos, deja de ser ya una
apasionante aventura para convertirse en un aburrimiento insufrible. No se me
entienda mal. Creo que la educación debe tener en cuenta el desarrollo técnico
e incluso económico, lo que quiero decir es que, esto no debe serlo todo.
"Cada conquista técnica del hombre es un enriquecimiento y una amenaza
para su libertad . Sería indigno de quien cree que el hombre es imagen de Dios
y que tiene una dimensión espiritual, el sospechar y mirar con malos ojos esas
creaciones de la inteligencia humana y por ello intentar frenarlas o
condenarlas; sin embargo sería ingenuo no sospechar las posibilidades negativas
y destructoras que esas posibilidades albergan." ( Cardedal O.
"Memorial para un educador". 1982. Narcea . Madrid . pág. 200)
Motivos de esperanza también los hay. Cómo no va
a haberlos, si nunca como en este siglo que ahora comenzamos se dispuso de
tantos recursos. Éste va a ser el siglo con los mejores medios educativos de
toda la historia. El hombre va a tener en sus manos la enorme operatividad que
le brindan unos potentes medios de comunicación, que pueden ser aliados
magníficos para la difusión de la cultura. Lo que verdaderamente resulta
preocupante es el uso que de estas poderosas herramientas se vaya a hacer. Si
algún peligro existe de que la educación no llegue a buen puerto éste es el
propio hombre, por ello es tan importante que los gobiernos comiencen a darse
cuenta del papel que la educación está llamada a representar, no sólo en cuanto
al desarrollo material, sino también por lo que respecta a las relaciones
humanas y al entendimiento entre los pueblos.
Así, entre recelos y esperanzas, avistamos este
futuro educativo que ha comenzado ya. Me mantengo firme en la esperanza de que
por mucho cambios que se produzcan , la educación no desaparecerá , porque es
algo consustancial al hombre y por mucho que se hable de las máquinas de
enseñanza yo quiero seguir creyendo que el educador habrá de seguir siendo una
pieza importante en la sociedad del futuro, aunque cambie de imagen.